Los que me seguís sabéis que no suelo hablar mucho de temas de actualidad, pero hoy haré la excepción porque la noticia es de suma importancia:
Ya se conoce la sentencia que condena a los autores del 11-m, y no hay nadie entre ellos que pertenezca o haya pertenecido a ETA, ni los culpables han sido ayudados por miembros de dicha organización. La cruel matanza es obra del terrorismo yihaidista exclusivamente.
Pero en este asunto hay otros culpables que desgraciadamente quedarán impunes: los hipócritas, los cínicos que han querido mentir a la opinión pública por salvar el honor del anterior gobierno conservador. Han demostrado que para ellos es más importante la fama de un gobernante y su equipo que las víctimas del salvaje atentado supieran la verdad.
Es por ello que deberían ser sometidos a vergüenza pública, aunque temo que de ésta saldrán impunes, porque en definitiva, ellos son los que deciden en este país quién cae en desgracia, quién debe ser subido a los altares y quién debe pasar desapercibido. Son servidores de los intereses de los poderosos, esclavos de la codicia y de la mentira. Por un tiempo, ellos serán los que quieran pasar inadvertidos.
Nos ven al pueblo como masa, una montaña de títeres a los que manejar en un guiñol funesto del que se ríen a carcajadas.
¿Y ahora qué, mentirosos? Deberíais cerrar vuestras emisoras, vuestros periódicos, que nunca han servido a la verdad, que han contaminado los cerebros de gentes de bien, que por mucho tiempo han defendido vuestros bulos, ignorantes de vuestras añagazas y vuestras risotadas por saberos tan poderosos.
Antes escuchaba lo que decíais, leía vuestras columnas para que escuchándoos a vosotros, que no sois santos de mi devoción, pudiera hacerme con una opinión más o menos objetiva, fruto de la lectura y la escucha de diferentes fuentes informativas. Ahora me doy cuenta de que era un error, pues la mentira no es el ingrediente más idóneo para conseguir la objetividad.
Que os den, embusteros. A otro perro con ese hueso, que vergüenza debería daros el trabajo que estáis haciendo. Conmigo que no cuenten vuestros anunciantes, pues yo sólo pago verdad, que las mentiras muy bien me las puedo conseguir yo gratis.
miércoles, octubre 31, 2007
martes, octubre 30, 2007
martes, 3 de julio de 2103
Querida hija:
Sé que te encuentras molesta por esas reuniones de empresa en las cuales termináis siempre con aburridos programas virtuales, pero es tu obligación acudir a ellas aunque te resulte penoso el asistir. Yo, cuando trabajaba, también me ponía enferma con esas reuniones, pero una mujer debe atender a sus obligaciones.
A mí también me desconcierta esa costumbre de tener que besar los móviles de todo el mundo nada más entrar en la reunión. Nadie sabe cuándo empezó esa costumbre. Pero si tienes que besarlos, los besas. Recuerda que el movil era el artilugio que utilizaban nuestros antepasados, y la tradición de mimar la telefonía viene porque así lo que estás haciendo es un homenaje a la familia del que lo posee. Sé que los odias por ser símbolo de neoburgueses, pero asquerosa, tienes que vivir en este mundo. Si hay que besar móviles como mandan la tradición, pues se besan. Piensa que antes era peor. Acuérdate las veces que cuenta tu abuela de que la gente se besaba en la cara e incluso se abrazada. Entonces sí que era dura la vida ¡Con la cantidad de gérmenes que tiene un ser humano en la piel! Anoche vi un documental en el que los hombres se ponían unas cosas llamadas corbatas. Un antropólogo dijo que se ponían por si le entraba ganas de ahorcarse a individuo y no tenían nada a mano. Las llamaban también las minisogas . En el fondo no eran tan bárbaros como creíamos. Te recuerdo que el concepto de suicidio como parte de la vida vino bastante después,lo trajeron los amantes de la cienciología del Führer.
Hablando de otra cosa, ten tengo que reprender por una cosa que hiciste en la mesa el otro día en el cumpleaños del pez obispo: te vi ingerir la píldora de banquete a través de la boca ¿Cuándo te ha enseñado eso tu madre? Sabes perfectamente que las píldoras se deben meter por la nariz, que es de mejor gusto. Además, así comes menos y guardas mejor la línea. Comer por la boca es de guarros, de gente incivilizada. No me vale la excusa de que estás en familia. No quiero volver a verte comer por la boca. Además, no quieras acabar como tu primo, que anda por ahí con silla de ruedas,
como si fuera uno de esos delincuentes a punto de atracar una inmobiliaria. Ir en silla de ruedas es cosa de vagabundos y maleantes. Yo no entiendo como tu tía le deja salir con esa facha.
El otro día le tuve que reprender a uno porque al pasar por su lado no me dijo zorra, más que zorra. Ni tan siquiera un "maldita hija de puta" ¿Tú te crees?¡Dónde vamos a ir a parar! Y antes de que se me olvide: te tengo preparados unos cócteles molotov para tirárselos a los tetrapléjicos. Cuando quieras, te pasas por casa, y no me vengas con la excusa de que te dan pena los pobres.
Los jóvenes de ahora no sois como los de antes: entonces sí que se podían hacer guerras nucleares como dios manda.
Con todos mis esputos,
tu madre
Querida hija:
Sé que te encuentras molesta por esas reuniones de empresa en las cuales termináis siempre con aburridos programas virtuales, pero es tu obligación acudir a ellas aunque te resulte penoso el asistir. Yo, cuando trabajaba, también me ponía enferma con esas reuniones, pero una mujer debe atender a sus obligaciones.
A mí también me desconcierta esa costumbre de tener que besar los móviles de todo el mundo nada más entrar en la reunión. Nadie sabe cuándo empezó esa costumbre. Pero si tienes que besarlos, los besas. Recuerda que el movil era el artilugio que utilizaban nuestros antepasados, y la tradición de mimar la telefonía viene porque así lo que estás haciendo es un homenaje a la familia del que lo posee. Sé que los odias por ser símbolo de neoburgueses, pero asquerosa, tienes que vivir en este mundo. Si hay que besar móviles como mandan la tradición, pues se besan. Piensa que antes era peor. Acuérdate las veces que cuenta tu abuela de que la gente se besaba en la cara e incluso se abrazada. Entonces sí que era dura la vida ¡Con la cantidad de gérmenes que tiene un ser humano en la piel! Anoche vi un documental en el que los hombres se ponían unas cosas llamadas corbatas. Un antropólogo dijo que se ponían por si le entraba ganas de ahorcarse a individuo y no tenían nada a mano. Las llamaban también las minisogas . En el fondo no eran tan bárbaros como creíamos. Te recuerdo que el concepto de suicidio como parte de la vida vino bastante después,lo trajeron los amantes de la cienciología del Führer.
Hablando de otra cosa, ten tengo que reprender por una cosa que hiciste en la mesa el otro día en el cumpleaños del pez obispo: te vi ingerir la píldora de banquete a través de la boca ¿Cuándo te ha enseñado eso tu madre? Sabes perfectamente que las píldoras se deben meter por la nariz, que es de mejor gusto. Además, así comes menos y guardas mejor la línea. Comer por la boca es de guarros, de gente incivilizada. No me vale la excusa de que estás en familia. No quiero volver a verte comer por la boca. Además, no quieras acabar como tu primo, que anda por ahí con silla de ruedas,
como si fuera uno de esos delincuentes a punto de atracar una inmobiliaria. Ir en silla de ruedas es cosa de vagabundos y maleantes. Yo no entiendo como tu tía le deja salir con esa facha.
El otro día le tuve que reprender a uno porque al pasar por su lado no me dijo zorra, más que zorra. Ni tan siquiera un "maldita hija de puta" ¿Tú te crees?¡Dónde vamos a ir a parar! Y antes de que se me olvide: te tengo preparados unos cócteles molotov para tirárselos a los tetrapléjicos. Cuando quieras, te pasas por casa, y no me vengas con la excusa de que te dan pena los pobres.
Los jóvenes de ahora no sois como los de antes: entonces sí que se podían hacer guerras nucleares como dios manda.
Con todos mis esputos,
tu madre
lunes, octubre 29, 2007
Mi madre tuvo una temporada una costumbre que me irritaba especialmente: la de vestirme igual que mi hermano. Ahora, los tres años de diferencia que separan mi fecha de nacimiento con la suya no son nada, pero entonces eran suficientes para pedir a mi madre que no me vistiera "como un niño". Entonces yo quería buscar mi singularidad, aún a costa de renunciar a las ofertas que en el comercio textil se encontraba nuestra madre y que aprovechaba para vestir a dos por uno.
Pese a que nuestra progenitora nos ponía según la moda de los ochenta, yo no estaba cómodo con tener que llevar idénticas y estrechas corbatas de cuero , iguales cazadoras sin cuello, mismos mocasines negros con calcetines blancos que hacían daño a la vista de los tratadistas de las buenas maneras. Decía mi madre que apareceríamos muy chulos ante las chavalas. Dijera lo que dijera mi madre, las chicas no veían con buenos ojos que dos machotes se vistieran igual. Por eso el dúo que formaron Pancho y Javi, los galanes adolescentes de Verano Azul duró tan poco: llevaban los mismo petos de fantasía, y así no había quién se los tomara en serio.
Yo quería vestir distinto a mi hermano porque quería resaltar mi individualismo. Entonces no sabía -tal vez lo intuía- que el atuendo es una de las señas de identidad con las que nos presentamos al mundo. Damos información, a veces contradictoria o errónea con nuestro atuendo. Elegimos nuestras prendas de vestir según el estado de ánimo, clase social, poder adquisitivo e incluso nivel cultural. los demás nos juzgarán por el conjunto que presentemos, que además incluirá gestos, inflexión de la voz, modo de andar, etc. Todo ello servirá para que las personas decidan qué hacer con nosotros en cinco segundos: o nos despacharán lo más rápidamente posible o procurarán atraernos a su lado por siempre jamás. La aspiración de todo el que se viste: ser único y despertar la curiosidad y admiración en los demás, sin pasar por excéntrico.
De niño quería tener ropa distinta a la de mi hermano. Craso error. Me arrepiento de haber hecho ascos a la ropa que me compraba mi madre; cada vez que cojo mis actuales pantalones vaqueros, mis zapatillas y una camiseta, me encuentro en la calle a más de cien individuos que llevan prendas idénticas a las mías: el uniforme de paisano universal, y para la oficina, traje y corbata. El arte de sentirse alienado.
Puestos a vestir clavado a alguien, prefiero a mi hermano que a un desconocido. Por lo menos, hay confianza. No como los que vas en el metro que algunos, hasta te miran mal. No será porque no le gusten tus pantalones vaqueros.
domingo, octubre 28, 2007
Ya os dije yo que el otoño me ponía melancólico. Pero es que las circunstancias no ayudan.
Ayer estuve con un viejo amigo cenando. Se había separado de la mujer, con la que había tenido una hija que cumplió los cuatro años el otro día. Están todavía con los incómodos y crueles trámites que conlleva una separación. Él tenía deseos de evasión y la reunión fue muy cordial y divertida. Pero pude columbrar, a través de sus ojos, en su alma, una tristeza vacía de lo vivido en su matrimonio, de aquéllo que fue y que ya no puede ser más, y cómo lamenté su pena que es mi pesadilla, y que se quede en un mal recuerdo nocturno para siempre jamás.
Me enseñó la foto de su hija en la PDA. La niña más guapa que vi en mucho tiempo, de ojos zarcos y cabello de oro, que dirían nuestros poetas del siglo de oro. La niña miraba con dos platos a la cámara, los mismos platos con los que ve las raras evoluciones de sus padres. Me imagino el desconcierto de esa niña, pues los niños saben más de lo que nosotros creemos, al ver que su padre duerme en el sillón y su madre en el lecho que ahora es menos conyugal que nunca. Los ojos de la foto digital eran grandes, asombrados. Podía imaginar perfectamente esa grandeza ocular en gesto de perplejidad, de asombro por ver cómo la foto de papá y mamá en la que aparecen agarrados de la mano está en el suelo, con el cristal roto en mil pedazos ¿Por qué ya no luce en la cómoda como antes? ¿Cúantas veces le dijeron papá y mamá "hija, se te va a romper" cuando quería cogerla? Al final, los que la rompieron fueron ellos.
"Ya no nos comunicábamos" "Éramos dos desconocidos" Me dice mi amigo limpiándose la espuma de cerveza de los labios como si en vez de mi amigo lo fuera de Arturo Pérez Reverte. Y yo pienso tontamente, inocentemente, que no hay nada más fácil que dialogar ¿Qué extraño mecanismo se tiene que romper para que lo fácil se haga difícil? ¿Qué tiene que pasar para el que conoces de toda la vida, a quien amas, se convierta en un desconocido?¿A quién estabas mirando, entonces?
Miré en los muros de la patria mía y no encontré respuestas. Recordé la historia de una amiga de mi chica que se separó del marido "porque no la llevaba de viaje" ¿Y por qué no se lo dijiste? También me vino la memoria de las historias de esos novios viejos que se casan porque "o ya se iban a vivir juntos o se separaban"¿Tiene el mismo valor una cosa que otra? Y entonces no se me ocurrió otra cosa que escribir una entrada en mi bitácora sobre las separaciones, para ver si yo me encontraba respuestas.
Y después de escribirla, me doy cuenta que lo que tengo no son más que preguntas.
sábado, octubre 27, 2007
Muchos nos horrorizamos cuando escuchamos nuestras propias voces reproducidas en aparatos de grabación. Creemos tener una voz preciosa, suave y aterciopelada. Sin embargo, al oírnos tal y como nos oyen los demás nos llevamos un susto de muerte. Como el que me llevé cuando oí esa voz con cierto deje nasal y poco varonil que realmente tengo.
Leyendo, decubrí que nos oímos mejor porque es parte de un mecanismo psicológico para la propia supervivencia: necesitamos creer que somos mejor de lo que somos. La imagen que vemos en el espejo de nosotros mismos es más bonita que la que nos ven los demás, somos peor percha para nuestro vestuario que lo que imaginamos y nuestra voz es menos melodiosa que lo que nos gustaría. Por si fuera poco, esas sentencias filosóficas que decimos cuando estamos borrachos son balbuceos que a nadie interesa ni presta atención. Sin embargo, necesitamos creer que tenemos una voz melodiosa, una excelente percha y que somos los mejores intelectuales del universo que haya producido la ingesta de vino.
"No se ponga estupendo" decía Latino de Híspalis a Max Estrella, cuando éste sentaba cátedra con una probada sapiencia pero poco retribuída. El pobre Max era un hombre que se creía con más autoridad que la que realmente tenía. Era un gran pensador, pero la sociedad que le tocó vivir no había respeto para un hombre como él, aunque se lo mereciera por idealista y porque tenía buen fondo. Quizá era un hombre más para tribuna de cátedra que para las piedras de las calles de Madrid, pero uno no elige donde está. Sólo imagina lo que quiere ser, que es insuficiente.
Gnosti te autv, reza en el frontispicio del templo de Delfos: significa "Conócete a ti mismo". Aparte de las muchas interpretaciones que han dado con el devenir del tiempo gente más ilustre, yo voy a dar la mía: debes saber exactamente quién eres, aunque produzca daño.
Uno de los personajes de la Celestina, Pármeno, tenía un gran gran conflicto interior: el querer ser, y tener que ser el que era. Ese trauma era debido al dolor que causa la consciencia de su propia insignificancia, el no poder ser más y llegar a más. Ese dolor mal llevado provocó que fuera aún peor de lo que era, un villano, un traidor, un ladrón.
Hay que saber sobrellevar el dolor por tomar conciencia de la propia insignificancia, que es un dolor lacerante y daña uno de los mecanismos más fundamentales que tiene el hombre: la autoestima, que es el motor que nos hace progresar y escudo que nos protege de las invectivas, que son esos artificios creados para hundir nuestro ego.
En fin, no me escucho como quisiera ni soy tan guapo e inteligente como creía serlo con dieciséis años. Tampoco me es fácil conseguir cosas que aparentemente están al alcance de mi mano. Qué le vamos a hacer.
Conócete a ti mismo y quiérete a ti mismo. Es lo que me decía esta mañana en el espejo, cuando pensaba que mis ojos azules quizá sean grises y que ayer en la cena, quizá las sentencias que dije eran memeces. Por ponerme estupendo, vaya.
jueves, octubre 25, 2007
Lo cierto es que se sigue paseando con chulería de periferia, orgulloso de tener ya ese minuto de fama canallesca tan soñada, ésa de los campeones de la nada, gloria del parasitismo, de la oferta de anestesia venenosa de almas por el módico precio de ver un anuncio de un crédito de usura rápida. Ahí tenéis al nuevo héroe, al nuevo miembro de la nobleza del estiércol. Camina amagando un puñetazo a un operario de cámara, de ésos que le persiguen como si hubiera descubierto la vacuna contra el SIDA, como si hubiera inventado el coche que no contamina. Pese al amago de agresión, los periodistas le quieren. No es poco el mérito de quien pega a una niña, nos dicen los que nos señalan con su dedo la luna y quieren que veamos un dedo. Ni eso: la roña del dedo. "No se os ocurra jamás mirar a la luna", previenen.
La noticia es que un hombre muerda un perro y la lástima es que la noticia no sea que una niña golpea a un idiota. Puede sentirse orgulloso el idiota, una reportera de Antena 3, con una media de sobresaliente en la carrera, da empujones para estar al lado del iletrado y conseguir una entrevista en exclusiva con él, que tenía preparada su mejor piel de cordero para la ocasión, que con falsa humildad pedía disculpas pero cuya mirada delataba el orgullo del canalla sabedor de que es reina por un día, en su bar, teniendo como cetro un botellín de cerveza y como corona la foto de un plato de calamares. Mientras, a la niña le tienen que ocultar la cara porque en este mundo la vergüenza es cosa de plebeyos, mientras la reinona sonríe graciosa y arrepentida a cámara y sólo le falta mandar un saludo a sus primos de Carabanchel que le estarán viendo.
Me da grima pensar que puede que el siniestro miembro de la nobleza del estiércol haya cobrado por la exclusiva con la periodista del sobresaliente que no sobresale, de esa "pofesional" que debería dedicarse a otra cosa, que no sabe lo que significa decencia, que exhibe a un monstruo que se ha enseñado a desaprender a conciencia. Y menos mal, murmurarán algunos mientras arriman la sardina al ascua, que cuando la criatura fue al colegio no le enseñaron educación para la ciudadanía. En este mundo donde los únicos tronos que enfocan las televisiones son las letrinas, será fácil verle como concursante de Gran Hermano, como un tertuliano de Ana Rosa, o como consorte de Belén Esteban, en una boda en la que el padrino será Poli Díaz y nosotros los pobres menesterosos que les pediremos limosna a la puerta de la iglesia.
La noticia es que un hombre muerda un perro y la lástima es que la noticia no sea que una niña golpea a un idiota. Puede sentirse orgulloso el idiota, una reportera de Antena 3, con una media de sobresaliente en la carrera, da empujones para estar al lado del iletrado y conseguir una entrevista en exclusiva con él, que tenía preparada su mejor piel de cordero para la ocasión, que con falsa humildad pedía disculpas pero cuya mirada delataba el orgullo del canalla sabedor de que es reina por un día, en su bar, teniendo como cetro un botellín de cerveza y como corona la foto de un plato de calamares. Mientras, a la niña le tienen que ocultar la cara porque en este mundo la vergüenza es cosa de plebeyos, mientras la reinona sonríe graciosa y arrepentida a cámara y sólo le falta mandar un saludo a sus primos de Carabanchel que le estarán viendo.
Me da grima pensar que puede que el siniestro miembro de la nobleza del estiércol haya cobrado por la exclusiva con la periodista del sobresaliente que no sobresale, de esa "pofesional" que debería dedicarse a otra cosa, que no sabe lo que significa decencia, que exhibe a un monstruo que se ha enseñado a desaprender a conciencia. Y menos mal, murmurarán algunos mientras arriman la sardina al ascua, que cuando la criatura fue al colegio no le enseñaron educación para la ciudadanía. En este mundo donde los únicos tronos que enfocan las televisiones son las letrinas, será fácil verle como concursante de Gran Hermano, como un tertuliano de Ana Rosa, o como consorte de Belén Esteban, en una boda en la que el padrino será Poli Díaz y nosotros los pobres menesterosos que les pediremos limosna a la puerta de la iglesia.
miércoles, octubre 24, 2007
Leo un soneto de un tal Fernando de Herrera, poeta semidesconocido del siglo de Oro, el cual resume muy bien mi estado actual:
Subo con tan gran peso quebrantado
por esta alta, empinada, aguda sierra,
que aún no llego a la cumbre, cuando yerra
el pie, y trabuco al fondo despeñado.
Del golpe y de la carga maltratado,
me alzo a pena, y a mi antigua guerra
vuelvo; mas ¿qué me vale? que la tierra
misma me falta al curso acostumbrado.
Pero aunque en el peligro desfallezco,
no desamparo el paso; que antes torno
mil veces a cansarme en este engaño.
Crece el temor, y en la porfía crezco;
y sin cesar, cual rueda vuelve en torno,
así rebuelvo a despeñarme al daño.
Este poema me ha hecho tomar conciencia de que soy Sísifo el Opositor. Mis apuntes son la pesada piedra que tengo que subir colina arriba durante ocho horas diarias o más; tengo delante de mí una montaña muy grande con una ladera muy empinada. Por si fuera poco, si llego a la cima por éste mi más meditado y preparado ascenso, todo apunta a que la piedra volverá a bajar, pues no tengo puntos de méritos al no haber trabajado antes como docente. Lo más probable es que no obtenga nota suficiente para obtener la ansiada plaza fija.
Con la nueva normativa de las oposiciones a secundaria, los que no hemos trabajado nunca nos hemos convertido en Sísifos cuya piedra amenaza volver al valle una y otra vez: sin experiencia, no tenemos trabajo; sin trabajo, no tenemos experiencia. Un pétreo y frío círculo vicioso.
Una ladera que subí hace poco fue una reciente oposición en la que ofertaban siete plazas de auxiliar administrativo: Tuve una excelente puntuación en el examen psicotécnico, pero de nada valió ante los méritos que presentaban los opositores más veteranos. Muchos de ellos tuvieron una puntuación de examen más baja que yo. Sin embargo, para ellos fueron las plazas fijas mientras que yo estoy en el paro. La piedra volvía a estar en donde ni a Heidi se le ocurriría ir.
En mi vida laboral consta que tengo ocho años de experiencia laboral, toda una serranía con sus altibajos. Obligado por las circunstancias he tenido que trabajar donde me salía y no me ha dado tiempo ni he tenido la oportunidad de reunir méritos suficientes para tener trabajo fijo de auxiliar administrativo o de profesor. Qué harto estoy de esta siniestra concavidad.
Yo no estoy en contra de que a la gente que previamente ha trabajado en la administración se le valore su labor previa, pero se está valorando tan desmesuradamente que los que no tenemos experiencia suficiente se nos imposibilita el trabajar, demostrar que podemos ser excelentes profesionales también, una vez repuestos del ataque de piedra.
Si por mí fuera, dividiría las plazas en dos grupos: unas plazas las ofrecería a los alpinistas que se presentaran sin méritos y otras para los que sí los tengan. Así sí que habría igualdad de oportunidades. Tal y como estamos ahora, es una quimera para el que no tiene experiencia laboral acceder a ciertos puestos de la función pública. ¿Hay acaso otro camino para conseguir experiencia que el trabajar?.
De seguir así, seguiremos siendo Sísifos opositores eternamente, que por muchas veces que subamos piedras a la ladera, siempre se nos volverán a caer.
Yo, de verdad, no quiero ser mitológico. Me conformo con ser un vulgar alpinista que sólo estuvo en la cúspide una vez. Eso debería ser suficiente para toda una vida.
martes, octubre 23, 2007
Definitivamente, en Internet hay de todo. Ya hay un portal sobre despedidas de soltero. Un sitio donde la gente puede contar sus aventuras pasadas en esas reuniones. La verdad es que es muy divertida su lectura. De mi despedida yo podría contar allí cómo acabé disfrazado de obispo y que alguien me hizo un estriptís teniendo más pelos en las piernas que yo. No me hagáis entrar en más detalles. Yo hubiera preferido a alguien más depilado, y más...femenino. Por lo demás, mi fiesta de despedida estuvo insuperable. Me lo hicieron pasar en grande. Serán gañanes mis colegas... Ya les daré por lo del tanga de leopardo, ya.
Lo que no se les puede pedir a las fiestas de despedida de soltero es que sean ejercicios de buen gusto, en las cuales los participantes se comporten como damas victorianas a la hora del té. Si las hacen los amigos es para que no te olvides de los tiempos de correrías juveniles que dejas atrás. Por un día, vuelves a ser el no comprometido, el tarado que las lía (en el buen sentido) en plazas y tugurios. Claro que esto no se puede llevar a extremos ni puede ser excusa para ser infiel con tu pareja. Una vez me contó un vecino una tremenda historia de una chica a la que le organizaron una despedida de soltera. El relato de los hechos se lo contó su cuñado, que a su vez se lo contó el compañero de trabajo de la madre del sobrino del jefe donde trabajaba esta chica. A la susodicha no se le ocurrió otra cosa para celebrar su despedida que acostarse con el estríper morenazo que le tocó en suerte y en otros sitios. A los nueve meses, el marido se preguntaba si sería verdad lo del gen recesivo y si tenía antepasados africanos ¿Os creéis que os miento? Preguntadle a mi vecino, que tuvo que acompañar al desgraciado marido a que le hicieran la prueba del ADN y de camino les salió una autoestopista en una curva y como les pillaba de camino... Total, que por un accidente que tuvieron no se pudo hacer finalmente la prueba.
La dirección de la página es la siguiente: http://www.despedidasoltero.com/
Muchos os preguntaréis por qué me ha dado hoy por hablar de despedidas de soltero. Es que unos amigos se casan y eso significa...
¡Fiestuquiiiiiiiiiiiiiii!
lunes, octubre 22, 2007
Hoy, en el metro, vi a un hombre que fue mi jefe. Tenía algunas canas más, pero supe quién era inmediatamente. Sin embargo, él no me reconoció o no quiso reconocerme, y eso que salí de la empresa no hace más de seis años.
Él fue mi capataz bastante tiempo. Era un hombre menudo, con bigote, de trato afable.
Alguna vez comimos juntos en la cafetería. Era de agradable conversación que solía salpimentar con muchas anécdotas, pero no sé si tenía buena memoria. En cualquier caso, yo era uno más a sus órdenes. Un número. Otro trabajador temporal más. Él, sin embargo, está fijo. Entró en la empresa cuando las condiciones contractuales eran bastante mejores que cuando entré yo, cuando lo normal era que si tú eras una persona decente y trabajadora te acabaran haciendo fijo. En cambio, cuando entré junto a otros trescientos temporales más, la moda era (y es) despedir sin más contemplaciones a los trabajadores en cuanto se sacaba del apuro a la empresa. En nuestro caso el apuro se llamaba Euro y la empresa, Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
La FNMT suele tratar muy bien a sus trabajadores. Es de las empresas públicas que mejor paga y por si fuera poco, en navidades regalan una cesta de navidad que ya quisieran muchos "de la calle", como despectivamente suelen decir los operarios de la fábrica. Las cestas de los trabajadores traían whisky de malta, jamón de buena calidad, queso curado y muchas más exquisiteces. Los temporales también teníamos derecho a los buenos salarios y a las cestas de navidad, pero como nuestro propio nombre indicaba, era de forma temporal. En eso, quizá lo más importante, no nos trataba tan bien.
Le quedan pocos meses a mi exjefe para tener su cesta, que más que cesta es cuerno de la abundancia. Como tiene trienios y categoría superior, cobra lo que dos mileuristas, sino más; su máxima preocupación para el año que viene es dónde alquilar el apartamento o si va a ir el resto de las vacaciones a su pueblo o al de la mujer. Yo, por mi parte, no le envidio. Francamente. Envidiar significa desear que a alguien dichoso se le acabe la suerte; yo no quiero que acabe su suerte, pero no hubiera estado de más que él nos hubiera ayudado a los temporales a su cargo a cambiar la nuestra.
Cuando pasó por mi lado me miró a los ojos un breve instante y rápidamente apartó la mirada. Fue un destello en el que pude percibir que mi cara le era conocida ¿Se acordarán los capataces de todos aquéllos a los que tuvo a su cargo? No lo sé.
Como tampoco sé si en ese breve instante que me miró tuvo el más leve remordimiento de conciencia.
Él fue mi capataz bastante tiempo. Era un hombre menudo, con bigote, de trato afable.
Alguna vez comimos juntos en la cafetería. Era de agradable conversación que solía salpimentar con muchas anécdotas, pero no sé si tenía buena memoria. En cualquier caso, yo era uno más a sus órdenes. Un número. Otro trabajador temporal más. Él, sin embargo, está fijo. Entró en la empresa cuando las condiciones contractuales eran bastante mejores que cuando entré yo, cuando lo normal era que si tú eras una persona decente y trabajadora te acabaran haciendo fijo. En cambio, cuando entré junto a otros trescientos temporales más, la moda era (y es) despedir sin más contemplaciones a los trabajadores en cuanto se sacaba del apuro a la empresa. En nuestro caso el apuro se llamaba Euro y la empresa, Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
La FNMT suele tratar muy bien a sus trabajadores. Es de las empresas públicas que mejor paga y por si fuera poco, en navidades regalan una cesta de navidad que ya quisieran muchos "de la calle", como despectivamente suelen decir los operarios de la fábrica. Las cestas de los trabajadores traían whisky de malta, jamón de buena calidad, queso curado y muchas más exquisiteces. Los temporales también teníamos derecho a los buenos salarios y a las cestas de navidad, pero como nuestro propio nombre indicaba, era de forma temporal. En eso, quizá lo más importante, no nos trataba tan bien.
Le quedan pocos meses a mi exjefe para tener su cesta, que más que cesta es cuerno de la abundancia. Como tiene trienios y categoría superior, cobra lo que dos mileuristas, sino más; su máxima preocupación para el año que viene es dónde alquilar el apartamento o si va a ir el resto de las vacaciones a su pueblo o al de la mujer. Yo, por mi parte, no le envidio. Francamente. Envidiar significa desear que a alguien dichoso se le acabe la suerte; yo no quiero que acabe su suerte, pero no hubiera estado de más que él nos hubiera ayudado a los temporales a su cargo a cambiar la nuestra.
Cuando pasó por mi lado me miró a los ojos un breve instante y rápidamente apartó la mirada. Fue un destello en el que pude percibir que mi cara le era conocida ¿Se acordarán los capataces de todos aquéllos a los que tuvo a su cargo? No lo sé.
Como tampoco sé si en ese breve instante que me miró tuvo el más leve remordimiento de conciencia.
Etiquetas:
Encuentro de un viejo jefe en el metro
domingo, octubre 21, 2007
"Cuando una mariposa aletea las alas en Singapur, en Londres está lloviendo"
Tengo entendido que el gobierno mexicano tiene como fin último privatizar a la enseñanza por consejo del FMI, esa institución que ya tiene en su cuenta una buena cantidad de países arruinados, que tuvo ahogados a los argentinos durante bastante tiempo y que se lleva bien con las dictaduras, siempre que éstas sean de derechas, claro está. También se lleva bien con las democracias, siempre que éstas se comporten como si fueran dictaduras de derecha.
La mariposa del neoliberalismo hace tiempo que batió sus alas. Tenía forma de hombre calvo y gris con gafas de pasta. El viento que trajo era especialmente nocivo, por lo contaminado de ideas y de gases tóxicos. El mundo lleva intoxicado ya bastante tiempo. Empezó a batir sus alas en 1950. Qué curioso que es la década en la que todos los científicos marcan como el comienzo de la cuesta abajo del gran deterioro medioambiental. Las ideas van por el aire y desde entonces ambas cosas están muy contaminadas.
Ahora se está dando un revisionismo histórico que quiere reinterpretar los grandes mitos de la izquierda. El ejemplo más claro es la infamante editorial de el País contra la memoria del Ché. ¿Cuándo llegarán los tiempos en los cuales podamos enmendar la plana al señor calvo y gris más a su diabólica escuela de Chicago? Lo tiene bien merecido pese a que aún hay quien todavía llora su muerte, pese a que una inmensa mayoría sobrevivimos en el viento de desgracia debido a su aleteo mentiroso de elogio a los avariciosos.
Le pido al gobierno mexicano que no toque los libros de los niños. Que no deje que se vuelen las hojas de los cuadernos arrastradas por el viento infecto creado por el aletear de una mariposa. Para aprender a leer, mi abuelo se vio obligado a coger las hojas del suelo traídas por el viento "¡Qué afortunado eres de poder ir al colegio!" Lo que no sabía mi abuelo es que principiaba el viento de la esperanza, hasta que una maldita mariposa batió sus alas.
sábado, octubre 20, 2007
Hace tiempo que no te visito y me sorprende ver que aún actualizas el blog. Yo le daba cuatro meses como máximo. La gente normal suele cansarse antes; no entiendo cómo sigues dándole a la tecla todavía. Tienes más moral que el alcoyano ¿No ves que no te lee ni Dios?
Tú con el blog me recuerdas a alguno de mis amigos de juventud, saliendo noche tras noche sin comerse una rosca, recibiendo una calabaza tras otra. Para ellos ponerse su Levi´s y perfumarse con la Dutty Sport u otra colonia similar era parte de un rito semanal que no se saltaban pasara lo que pasara. Era su religión cuya fe se basaban en que encontrarían una chica con la que pasar la noche. Pero como pasa en todas las religiones, eso sólo les ocurría a los elegidos por los dioses. En este caso, por las diosas.
Yo confieso estar entre los elegidos. No sé que molaba más: si el hecho de estar dándome el lote con la piba de turno o la cara de envidia que se les queda a los colegas porque ellos no se han comido un colín. y es que yo me he trajinado a cada una...
No sé por qué me da que tú no te has comido una rosca. Mira que lo siento. Bueno, no lo siento, que te jodan. Eso es lo que les pasa a los débiles como tú. A ver cuando os queréis dar cuenta que a las tías lo que les mola es que le den caña de España, joder. Por cierto, qué gracia me ha hecho lo último que has escrito:
"qué paradoja que en un libro de guerra yo extraiga lecciones de comportamiento civilizado. Lecciones -¡qué contradicción!- de humanidad."
Mira, eso que tú llamas "comportamiento civilizado" es la mejor manera para fracasar en la vida. Mira, todos lo que han ido por ahí buscando la solidaridad del otro se han llevado las hostias de su vida. Es como con las tías: si yo espero que otro coja y convenza a una tía para que se líe conmigo, lo llevo crudo. Debo ser yo sólo el que me trabaje a las tías; eso del grupo y la camadería es una falacia. Yo tengo que ir a por esa tía pues sino irá otro. Te habla uno que ha sido muy destroyer, chaval, que he levantado novias hasta a los colegas, que en el amor y en la guerra todo vale. Tengo una cicatriz en el pómulo que habla de eso precisamente. Ahora, el otro se llevó la del pulpo y la del otro, teniendo razón y todo.
El hombre es un lobo para el hombre. Así debe ser y así será siempre, y los débiles que se jodan. Precisamente las novatadas están pensadas para que los ejércitos y otras instituciones eliminen desde dentro los eslabones más débiles, los que pueden ser una rémora en la batalla. Cuando los alemanes llegaron a estalingrado, ese filtro ya estaba hecho, y tenían un ejército en condiciones. Leí por ahí que donde falló el ejército alemán fue en la logística, y por eso perdieron esa batalla, pero créeme: llegaron los mejores del ejército alemán. si no se metían entre ellos es porque el filtro estaba hecho y allí no eran necesarias las novatadas. Y por que hacía un frío que pelaba. Con bromitas iban a estar, a veinte bajo cero, no te jode.
De todos modos, a lo largo de toda la segunda guerra mundial se llevaron por delante a 20 millones de comunistas. Con dos cojones ¿Ves lo que puede hacer un pueblo al que se le han eliminado los débiles? Qué lástima, lo que sería hoy de Europa si hubiera triunfado el tercer Reich. Tanto que odias a Bush: si ahora gobernaran los nazis, ahora ál estaría lamiéndonos el culo ¿A que te gustaría? No, si al final me darás la razón y todo.
En fin chaval, haz lo que te salga de los cojones. Yo que tú cerraría el blog. Total, para lo que tienes que decir... Consuélate en que de vez en cuando entro yo y le pego un repaso. Joder, es que si no, no sé quién te iba a leer...En fin.
Tú con el blog me recuerdas a alguno de mis amigos de juventud, saliendo noche tras noche sin comerse una rosca, recibiendo una calabaza tras otra. Para ellos ponerse su Levi´s y perfumarse con la Dutty Sport u otra colonia similar era parte de un rito semanal que no se saltaban pasara lo que pasara. Era su religión cuya fe se basaban en que encontrarían una chica con la que pasar la noche. Pero como pasa en todas las religiones, eso sólo les ocurría a los elegidos por los dioses. En este caso, por las diosas.
Yo confieso estar entre los elegidos. No sé que molaba más: si el hecho de estar dándome el lote con la piba de turno o la cara de envidia que se les queda a los colegas porque ellos no se han comido un colín. y es que yo me he trajinado a cada una...
No sé por qué me da que tú no te has comido una rosca. Mira que lo siento. Bueno, no lo siento, que te jodan. Eso es lo que les pasa a los débiles como tú. A ver cuando os queréis dar cuenta que a las tías lo que les mola es que le den caña de España, joder. Por cierto, qué gracia me ha hecho lo último que has escrito:
"qué paradoja que en un libro de guerra yo extraiga lecciones de comportamiento civilizado. Lecciones -¡qué contradicción!- de humanidad."
Mira, eso que tú llamas "comportamiento civilizado" es la mejor manera para fracasar en la vida. Mira, todos lo que han ido por ahí buscando la solidaridad del otro se han llevado las hostias de su vida. Es como con las tías: si yo espero que otro coja y convenza a una tía para que se líe conmigo, lo llevo crudo. Debo ser yo sólo el que me trabaje a las tías; eso del grupo y la camadería es una falacia. Yo tengo que ir a por esa tía pues sino irá otro. Te habla uno que ha sido muy destroyer, chaval, que he levantado novias hasta a los colegas, que en el amor y en la guerra todo vale. Tengo una cicatriz en el pómulo que habla de eso precisamente. Ahora, el otro se llevó la del pulpo y la del otro, teniendo razón y todo.
El hombre es un lobo para el hombre. Así debe ser y así será siempre, y los débiles que se jodan. Precisamente las novatadas están pensadas para que los ejércitos y otras instituciones eliminen desde dentro los eslabones más débiles, los que pueden ser una rémora en la batalla. Cuando los alemanes llegaron a estalingrado, ese filtro ya estaba hecho, y tenían un ejército en condiciones. Leí por ahí que donde falló el ejército alemán fue en la logística, y por eso perdieron esa batalla, pero créeme: llegaron los mejores del ejército alemán. si no se metían entre ellos es porque el filtro estaba hecho y allí no eran necesarias las novatadas. Y por que hacía un frío que pelaba. Con bromitas iban a estar, a veinte bajo cero, no te jode.
De todos modos, a lo largo de toda la segunda guerra mundial se llevaron por delante a 20 millones de comunistas. Con dos cojones ¿Ves lo que puede hacer un pueblo al que se le han eliminado los débiles? Qué lástima, lo que sería hoy de Europa si hubiera triunfado el tercer Reich. Tanto que odias a Bush: si ahora gobernaran los nazis, ahora ál estaría lamiéndonos el culo ¿A que te gustaría? No, si al final me darás la razón y todo.
En fin chaval, haz lo que te salga de los cojones. Yo que tú cerraría el blog. Total, para lo que tienes que decir... Consuélate en que de vez en cuando entro yo y le pego un repaso. Joder, es que si no, no sé quién te iba a leer...En fin.
jueves, octubre 18, 2007
Si queréis leer un buen libro de historia sobre la segunda guerra mundial, os recomiendo Stalingrado, de Anthony Beevor. Os sorprenderá cómo trata la batalla, así como el estudio que hace el señor Beevor de aspectos de esa campaña bélica que difícilmente encontraréis en otros libros de temática bélica. En él podéis hallar cartas de soldados alemanes y rusos, correspondencia del generalato de ambos bandos... La labor de la documentación llevada a cabo por Beevor ha sido colosal, y sus conclusiones muy sorprendentes, tratando desde los aspectos más generales de la campaña hasta los más minuciosos.
A mí me llamó la atención cómo Beevor se detiene en una faceta humana que no es frecuente que se hable de ello en los libros de historia : el trato que se daban entre sí los soldados. No es una particularidad que suela tratarse por lo menudo, pues la mayoría de las historias de las grandes batallas, de Tucídides hasta hoy, suelen versar de las dudas, estrategias, disputas, tribulaciones y maquinaciones llevadas por el general de turno con sus oficiales. La masa humana que componen los ejércitos parece que no existe, es como si en los campos de batalla no murieran y pelearan seres humanos. Cuando leo un libro de ésos, por ejemplo sobre la batalla de Waterloo, siempre me hago la misma pregunta: ¿y no hubiera tenido todo una solución más fácil y menos costosa si Wellington y Napoleón se hubieran liado a puñetazos?
El libro de Stalingrado será de los pocos en los que se habla de la vida cotidiana de la tropa y sus penalidades. Entre las muchas cosas que relata, me sorprendió mencionara en el libro la ausencia de bromas pesadas, de novatadas, de humillaciones entre soldados a los que se les impuso convivir. En el imaginario colectivo de todos nosotros están las burlas crueles de la mili, una película donde un muchacho recién llegado era víctima de los veteranos ociosos. Sin embargo, los soldados en el frente que nos presenta el historiador se apoyaban los unos a los otros, sólo se tenían a ellos mismos en las gélidas tierras rusas. Qué gran contraste con el comportamiento cruel e infantil de los que humillan a sus compañeros, con la paradoja de que creen que así son más hombres.
El instinto de camaradería que todo buen ejército ha de tener nace del instinto de supervivencia. No hace falta el ir a la guerra para saber que se depende del compañero para sobrevivir y que el buen funcionamiento de un conjunto de seres humanos depende de cómo obren entre sí cada una de ellos. Es la cooperación necesaria para llegar a un buen fin.
Las humillaciones, en cambio, provienen del individualismo más egoísta. Es hacer todo lo posible para neutralizar a alguien que dentro de la pirámide puede ser mejor que uno mismo. Nacen de los espíritus ociosos, de los estrategas de la medianía. Es, en definitiva, el restar las cualidades del que se tiene al lado ante la imposibilidad de no poder acrecentar las de uno mismo. Estrechez de miras, cortedad mental, llámese como se quiera. Todos son cualidades de los que están estancados en su propia putrefacción vital.
De las pocas lecciones buenas que se pueden sacar de una batalla, una de ellas el sentimiento de camaradería que se desarrolla en la tropa. Anthony Beevor explica que la camaradería que se desarrolló entre los soldados de ambos lados del frente no es una peculiaridad de esta guerra debida a un entorno especialmente hostil. Anthony Beevor afirma que los soldados de todos los ejércitos se comportan así en la guerra, pues bastantes penalidades dan las batallas como para andarse con infantilidades.
Si pensamos que la vida cotidiana es la guerra que todos tenemos que librar, no entiendo, ni comprendí jamás, por qué se fomenta y se aplaude que se humille a los individuos ¿Un homenaje a la selva, al dios individualismo, ese ente caprichoso que decide nuestro destino? No lo sé, en cualquier caso... qué paradoja que en un libro de guerra yo extraiga lecciones de comportamiento civilizado. Lecciones -¡qué contradicción!- de humanidad.
A mí me llamó la atención cómo Beevor se detiene en una faceta humana que no es frecuente que se hable de ello en los libros de historia : el trato que se daban entre sí los soldados. No es una particularidad que suela tratarse por lo menudo, pues la mayoría de las historias de las grandes batallas, de Tucídides hasta hoy, suelen versar de las dudas, estrategias, disputas, tribulaciones y maquinaciones llevadas por el general de turno con sus oficiales. La masa humana que componen los ejércitos parece que no existe, es como si en los campos de batalla no murieran y pelearan seres humanos. Cuando leo un libro de ésos, por ejemplo sobre la batalla de Waterloo, siempre me hago la misma pregunta: ¿y no hubiera tenido todo una solución más fácil y menos costosa si Wellington y Napoleón se hubieran liado a puñetazos?
El libro de Stalingrado será de los pocos en los que se habla de la vida cotidiana de la tropa y sus penalidades. Entre las muchas cosas que relata, me sorprendió mencionara en el libro la ausencia de bromas pesadas, de novatadas, de humillaciones entre soldados a los que se les impuso convivir. En el imaginario colectivo de todos nosotros están las burlas crueles de la mili, una película donde un muchacho recién llegado era víctima de los veteranos ociosos. Sin embargo, los soldados en el frente que nos presenta el historiador se apoyaban los unos a los otros, sólo se tenían a ellos mismos en las gélidas tierras rusas. Qué gran contraste con el comportamiento cruel e infantil de los que humillan a sus compañeros, con la paradoja de que creen que así son más hombres.
El instinto de camaradería que todo buen ejército ha de tener nace del instinto de supervivencia. No hace falta el ir a la guerra para saber que se depende del compañero para sobrevivir y que el buen funcionamiento de un conjunto de seres humanos depende de cómo obren entre sí cada una de ellos. Es la cooperación necesaria para llegar a un buen fin.
Las humillaciones, en cambio, provienen del individualismo más egoísta. Es hacer todo lo posible para neutralizar a alguien que dentro de la pirámide puede ser mejor que uno mismo. Nacen de los espíritus ociosos, de los estrategas de la medianía. Es, en definitiva, el restar las cualidades del que se tiene al lado ante la imposibilidad de no poder acrecentar las de uno mismo. Estrechez de miras, cortedad mental, llámese como se quiera. Todos son cualidades de los que están estancados en su propia putrefacción vital.
De las pocas lecciones buenas que se pueden sacar de una batalla, una de ellas el sentimiento de camaradería que se desarrolla en la tropa. Anthony Beevor explica que la camaradería que se desarrolló entre los soldados de ambos lados del frente no es una peculiaridad de esta guerra debida a un entorno especialmente hostil. Anthony Beevor afirma que los soldados de todos los ejércitos se comportan así en la guerra, pues bastantes penalidades dan las batallas como para andarse con infantilidades.
Si pensamos que la vida cotidiana es la guerra que todos tenemos que librar, no entiendo, ni comprendí jamás, por qué se fomenta y se aplaude que se humille a los individuos ¿Un homenaje a la selva, al dios individualismo, ese ente caprichoso que decide nuestro destino? No lo sé, en cualquier caso... qué paradoja que en un libro de guerra yo extraiga lecciones de comportamiento civilizado. Lecciones -¡qué contradicción!- de humanidad.
miércoles, octubre 17, 2007
Colonia lunar Adam Smith, 23 de julio de 2311
Querido George:
En verdad que encuentro divertido esto tan retro del intercambio epistolar. Ya sabes de mi gusto por las cosas de antaño. No sabía que la moda de escribir cartas desapareció a finales del siglo XX con la aparición de Internet. Lo leí en tu tesis. Maravilloso título que resumía muy bien el problema histórico: "La ausencia de vigilancia en los medios de comunicación privados en el siglo xx y principios del siglo XXI: una aproximación a la amenazante rebeldía invisible"
Es espeluznante pensar que en el pasadola gente podía decir cualquier cosa porque nadie les controlaba. Menos mal que ese problema desapareció con el proyecto Gran Hermano, llevado a cabo por "los herederos del gran Rupert Murdoch"
Una de las cosas por las que te escribo es porque he estado meditando y he llegado a la conclusión de que deberíamos pasar todas estas cartas que nos escribimos al gran inquisidor. Temo que detecten este juego sin haberles dado noticia de ello y piensen que hacemos algo malo. Puede ser un escándalo que dos dirigentes hagan algo que lleva prohibido doscientos años, aunque no nos mueva otro fin que el divertimento. Ni quiero pensar en el bochorno que pasaría en la rueda de prensa.
Sabes que disfruto al igual que tú de este raro divertimento, pero deberíamos andar con cuidado. Bueno, y ahora paso a hablar de mi salud y de mi familia, que es el tema que iba justo después de la cabezera. Perdona que haya cambiado el guión normal de la correspondencia epistolar clásica:
Mi familia se encuentra bastante bien. Holograma 1 y holograma 2 se han independizado, y holograma 3, es decir, mi esposa -ya sabes que tuve que matar a la real por no plancharme bien la sotana- se va con unas amigas a llevar bombonas de oxígeno a los niños de Nueva nueva Delhi. Yo estuve una vez con ellas y el espectáculo que montan es precioso la negra Nueva nueva Dehli se torna a un espectáculo de luz y color, con grandes cascadas de agua. Cómo suspiran los niños. Nada es lo suficientemente bueno para ellos antes de que nos llevemos sus cuerpecitos. Hablando de cuerpecitos, estoy bastante ansioso por estrenar el mío nuevo. Llevan haciéndomelo veinte años y está quedando precioso. Tiene pelos en el pecho y en la cabeza no, tal y como les pedí y es bellísimo, con su panza cervecera y todo. Creo que lo estrenaré para el día de la carrera a los cielos de Philip Knight. Estaré estupendo con mi solideo adornado con la guadaña de NIKE bordada en oro.
Lo que llevo mal es que están depositando mis datos de la memoria para traspasarlo al nuevo cuerpo a un disco duro orgánico y no sé cómo voy a preparar el discurso a los fieles. A lo mejor paso directamente a la gran Maratón de la fe. Por cierto, a ver si sale tan bien como el año pasado: murieron 815 fieles. Mis ayudantes esperan superar con creces esa cifra.
¿Y ahora qué iba?¡Ah, sí! Hablar de las cosas relacionadas con el trabajo. Pero si ya te he hablado de ello... Bueno, perdona. Sigo con ello, entonces.
No creas que todo se ha solucionado con el último Concilio de Wisconsin. Ayer, sin ir más lejos, vi corriendo a un infiel con... Me da hasta reparo decirlo... Con zapatillas de los siervos de Armani. Menos mal que había un francotirador cerca. No dejan de crecer esas sectas, parece la gran epidemia del 2054. Ayer mismo quemamos en la hoguera al responsable de una de ellas. Pidió permiso al ayuntamiento de los Ángeles para instalar una planta de fabricación de chándales de Luis Vuitton. Menos mal que el propio ayuntamiento nos dio el chivatazo. En fin, que por todos los lugares asoma la herejía.
Voy a tener que dejar de escribir porque me está entrando dolor de cabeza. Seguro que con el nuevo cuerpo estas cosas no me pasan. Por cierto, felicidades, ya veo que has conseguido por fin la guerra que tanto ansiabas. Se estiman cuatro millones de muertos, no está mal. Te llevarás un buen pico por esto, ¿no? Me alegro.
Bueno, pues yo creo que ya he escrito bastante. Ahora te toca a ti. Bueno, como decían en el siglo XX:
Un cordial saludo.
PD: no acabo de entender ésto de la posdata ¿Me lo podrías explicar?
Querido George:
En verdad que encuentro divertido esto tan retro del intercambio epistolar. Ya sabes de mi gusto por las cosas de antaño. No sabía que la moda de escribir cartas desapareció a finales del siglo XX con la aparición de Internet. Lo leí en tu tesis. Maravilloso título que resumía muy bien el problema histórico: "La ausencia de vigilancia en los medios de comunicación privados en el siglo xx y principios del siglo XXI: una aproximación a la amenazante rebeldía invisible"
Es espeluznante pensar que en el pasadola gente podía decir cualquier cosa porque nadie les controlaba. Menos mal que ese problema desapareció con el proyecto Gran Hermano, llevado a cabo por "los herederos del gran Rupert Murdoch"
Una de las cosas por las que te escribo es porque he estado meditando y he llegado a la conclusión de que deberíamos pasar todas estas cartas que nos escribimos al gran inquisidor. Temo que detecten este juego sin haberles dado noticia de ello y piensen que hacemos algo malo. Puede ser un escándalo que dos dirigentes hagan algo que lleva prohibido doscientos años, aunque no nos mueva otro fin que el divertimento. Ni quiero pensar en el bochorno que pasaría en la rueda de prensa.
Sabes que disfruto al igual que tú de este raro divertimento, pero deberíamos andar con cuidado. Bueno, y ahora paso a hablar de mi salud y de mi familia, que es el tema que iba justo después de la cabezera. Perdona que haya cambiado el guión normal de la correspondencia epistolar clásica:
Mi familia se encuentra bastante bien. Holograma 1 y holograma 2 se han independizado, y holograma 3, es decir, mi esposa -ya sabes que tuve que matar a la real por no plancharme bien la sotana- se va con unas amigas a llevar bombonas de oxígeno a los niños de Nueva nueva Delhi. Yo estuve una vez con ellas y el espectáculo que montan es precioso la negra Nueva nueva Dehli se torna a un espectáculo de luz y color, con grandes cascadas de agua. Cómo suspiran los niños. Nada es lo suficientemente bueno para ellos antes de que nos llevemos sus cuerpecitos. Hablando de cuerpecitos, estoy bastante ansioso por estrenar el mío nuevo. Llevan haciéndomelo veinte años y está quedando precioso. Tiene pelos en el pecho y en la cabeza no, tal y como les pedí y es bellísimo, con su panza cervecera y todo. Creo que lo estrenaré para el día de la carrera a los cielos de Philip Knight. Estaré estupendo con mi solideo adornado con la guadaña de NIKE bordada en oro.
Lo que llevo mal es que están depositando mis datos de la memoria para traspasarlo al nuevo cuerpo a un disco duro orgánico y no sé cómo voy a preparar el discurso a los fieles. A lo mejor paso directamente a la gran Maratón de la fe. Por cierto, a ver si sale tan bien como el año pasado: murieron 815 fieles. Mis ayudantes esperan superar con creces esa cifra.
¿Y ahora qué iba?¡Ah, sí! Hablar de las cosas relacionadas con el trabajo. Pero si ya te he hablado de ello... Bueno, perdona. Sigo con ello, entonces.
No creas que todo se ha solucionado con el último Concilio de Wisconsin. Ayer, sin ir más lejos, vi corriendo a un infiel con... Me da hasta reparo decirlo... Con zapatillas de los siervos de Armani. Menos mal que había un francotirador cerca. No dejan de crecer esas sectas, parece la gran epidemia del 2054. Ayer mismo quemamos en la hoguera al responsable de una de ellas. Pidió permiso al ayuntamiento de los Ángeles para instalar una planta de fabricación de chándales de Luis Vuitton. Menos mal que el propio ayuntamiento nos dio el chivatazo. En fin, que por todos los lugares asoma la herejía.
Voy a tener que dejar de escribir porque me está entrando dolor de cabeza. Seguro que con el nuevo cuerpo estas cosas no me pasan. Por cierto, felicidades, ya veo que has conseguido por fin la guerra que tanto ansiabas. Se estiman cuatro millones de muertos, no está mal. Te llevarás un buen pico por esto, ¿no? Me alegro.
Bueno, pues yo creo que ya he escrito bastante. Ahora te toca a ti. Bueno, como decían en el siglo XX:
Un cordial saludo.
PD: no acabo de entender ésto de la posdata ¿Me lo podrías explicar?
martes, octubre 16, 2007
Hay una cosa que me parece muy sospechosa: ¿Por qué están tardando tanto aquí en España en estrenar el último documental de Michael Moore, Sicko? ¿Tiene esto que ver acaso, con algún plan encubierto de privatización de la sanidad que no nos quieren dar a conocer a los españoles por lo impopular que esa medida sería?
Hace tiempo que hay movimientos bastante sospechosos por parte de las administraciones locales. Aquí, en Madrid, se han dado la gestión de los nuevos hospitales a empresas ajenas a la administración; de hecho, se están derivando servicios a hospitales privados: yo mismo he citado TAC y electromiografías a hospitales privados "porque el hospital no podía atender a la demanda de esos dos servicios"; algunos pacientes del doce de octubre han sido derivados a empresas de gestión privada porque "no se tenían camas para ellos" ¿Por qué no se derivaron a otro hospital púbico donde sí hubiera camas?.
¿Cúanto han tenido que pagar la administración local por cada electrocardiogama o electromiografía?¿Cuánto ha tenido que desembolsar por cada día de estancia de esos pacientes? Sin duda con mucho del dinero de todos los contribuyentes. En definitiva: un derroche sin justificación. Y digo esto porque me temo que en realidad sea una maniobra para romper la caja de la seguridad social y una vez llevada a la bancarrota decir: "nos hemos quedado sin dinero. Todos los ciudadanos habremos de recurrir a seguros privados, pues la sanidad pública no tiene recursos suficientes para atender a la demanda de la población".
Además, se está preparando a la población para que culpabilice a los chivos expiatorios de siempre: "están llegando mucho inmigrantes que nunca han cotizado a la seguridad social. Como vienen muy enfermos, usan muchos de nuestros recursos sanitarios. De seguir atendiendo a tanto inmigrante, la Seguridad social quebrará" Con toda la mala intención del mundo se apuntará a falsos culpables. Del gasto gigantesco que es mandar enfermos a hospitales privados no se dirá nada; del despilfarro que es el pagar a entidades privadas la gestión de nuestros hospitales, tampoco. La culpa de todo la tienen los inmigrantes, que están abusando de nuestra sanidad pública, gratuita y UNIVERSAL.
En fin, confío en que como somos un país libre, en el cual no se censuran películas, podamos verla pronto en nuestras salas. Me parece muy interesante que la vean aquéllos que siendo pobres como ratas, alaban siempre que pueden la sanidad privada, y hechan la culpa a los inmigrantes de que "la sanidad pública sea un asco" Espero que se den cuenta de que lo que tenemos es la parte más valiosa nuestro patrimonio y que no serán los parias venidos de otras tierras los que nos lo quiten. Tal vez sea de torres más altas de donde vengan los ladrones.
lunes, octubre 15, 2007
Si algún día escribiera una novela de aventuras, del tipo del código da Vinci, para el villano me inspiraría en un tipo que está dando últimamente de qué hablar: se trata de José Luis Roberto alias el cojo y que es todo un personaje, sobra el decirlo.
Regenta un local de alterne, y además ostenta dos cargos más o menos públicos: por un lado, es secretario general de la Asociación Nacional de Locales de Alterne (ANELA) y por otro, es líder del partido ultraderecha España 2000, cuyo ideario se basa en estar en contra de la "inmigración ilegal", entre otras cosas. Yo me pregunto: ¿Estará, por tanto, en contra de las inmigrantes rumanas y guineanas sin papeles que ofrecen servicios en los clubes de alterne?
Hace poco, cuando trabajaba en el hospital, en las urgencias conocí a dos de esas chicas: una estaba embarazada de no se sabe quién, dado que algunos clientes prefieren hacerlo sin condón porque la vida son cuatro días y hay que vivirla intensamente, aunque desgracies para siempre la vida de una chica de diecinueve años. La otra chica que conocí era una que se había intentado suicidar y demandaba atención psiquiátrica; entró en el hospital diciendo que ya no aguantaba más ese tipo de vida.
José Luis, que de negocios entiende un rato, sabe que estas dos chicas son muy rentables. Sabe que no se deben mezclar negocios con ideología y por lo tanto no ve la contradicción existente entre recurrir a chicas sin papeles para llenar los clubes de alterne y por otro lado, tener un partido que luche contra la "inmigración ilegal". Y hablando de luchas, parece ser que José luis Roberto también está detrás de la organización de peleas en las que vale todo.
Una verdadera lástima. Me refiero a que José Luis no sea un personaje de novela en vez de un ser real que inspira un artículo de bitácora. Hay ciertas personas que deberían ser sólo papel y tinta, en vez de monstruosidades inciviles, que convocan manifestaciones y que pasean por el mundo con una hipocresía tal que si quieren te hacen ver que el cielo es violeta, las prostitutas unas aprovechadas que roban el trabajo a las españolas y los desalmados unos señores que no regentan prostíbulos ni están al frente de partidos ultraderechistas.
Regenta un local de alterne, y además ostenta dos cargos más o menos públicos: por un lado, es secretario general de la Asociación Nacional de Locales de Alterne (ANELA) y por otro, es líder del partido ultraderecha España 2000, cuyo ideario se basa en estar en contra de la "inmigración ilegal", entre otras cosas. Yo me pregunto: ¿Estará, por tanto, en contra de las inmigrantes rumanas y guineanas sin papeles que ofrecen servicios en los clubes de alterne?
Hace poco, cuando trabajaba en el hospital, en las urgencias conocí a dos de esas chicas: una estaba embarazada de no se sabe quién, dado que algunos clientes prefieren hacerlo sin condón porque la vida son cuatro días y hay que vivirla intensamente, aunque desgracies para siempre la vida de una chica de diecinueve años. La otra chica que conocí era una que se había intentado suicidar y demandaba atención psiquiátrica; entró en el hospital diciendo que ya no aguantaba más ese tipo de vida.
José Luis, que de negocios entiende un rato, sabe que estas dos chicas son muy rentables. Sabe que no se deben mezclar negocios con ideología y por lo tanto no ve la contradicción existente entre recurrir a chicas sin papeles para llenar los clubes de alterne y por otro lado, tener un partido que luche contra la "inmigración ilegal". Y hablando de luchas, parece ser que José luis Roberto también está detrás de la organización de peleas en las que vale todo.
Una verdadera lástima. Me refiero a que José Luis no sea un personaje de novela en vez de un ser real que inspira un artículo de bitácora. Hay ciertas personas que deberían ser sólo papel y tinta, en vez de monstruosidades inciviles, que convocan manifestaciones y que pasean por el mundo con una hipocresía tal que si quieren te hacen ver que el cielo es violeta, las prostitutas unas aprovechadas que roban el trabajo a las españolas y los desalmados unos señores que no regentan prostíbulos ni están al frente de partidos ultraderechistas.
Etiquetas:
Un cojo de novela negra (o roja y gualda)
domingo, octubre 14, 2007
-Un héroe más o menos musculoso, con conocimiento en técnicas de lucha, en conducción de vehículos y en el uso de armas tiene que vengarse de un villano y rescatar a una señora. Normalmente lo consigue no sin antes perdonar la vida del villano, pero éste por su condición de tal aprovecha el momento de descuido del héroe e intenta matarle por última vez. Pero el héroe, que es muy listo, se da cuenta en el último momento y no le queda más remedio que matar al villano. La chica besa al héroe y fin de la historia.
Por cierto, el héroe tiene un amigo que es el encargado de decir las frases estúpidas de la película, aunque no suelen ser tan estúpidas como las que dice con total seriedad el héroe.
Este argumento era la base del 80% de las películas de acción de los últimos 30 años ( y de algunos videojuegos también), o quizá más; desde que Harry el sucio abrió la veda (aunque creo que Harry no se quedó con la chica) El éxito de estas películas ha hecho que perdurara el subgénero durante tantos años. ¿Para cuándo una buena parodia de estas películas, comparable a la del Quijote con los libros de caballerías? Yo la estoy echando de menos, la verdad. El Quijote se escribió cuando el género caballeresco entró en crisis, y creo que ahora es el momento de que el cine norteamericano hiciera una buena parodia de sus películas de acción. Eso sí, sin chabacanerías.
Jean Claude Van Damme no levanta cabeza, Silvester Stallone está mayor, Steven Seagal nunca debió aparecer y Arnold Scwarzenegger se ha metido en política, que es el destino de todos los pésimos actores al acabar sus carreras. El único que parece que todavía disfruta de cierto éxito es Bruce Willis, con su jungla de cristal IV.
Reconozco que yo disfruté con alguna de esas películas cuando era niño, pues las explosiones y las sorpresas nunca faltaban, y como el argumento era facilón y sabías de antemano cómo iban a acabar, pues mejor todavía: a lo que se iba era a pasar un rato de refresco y palomitas. Lo mejor para pasar una tarde de no pensar, meterte en el cine y ver a los musculitos aquellos dando saltos y volteretas.
Digo que esas películas eran de no pensar, pero lo malo es que te metían ideología por un tubo. Eran la mejor propaganda para futuras invasiones. El mundo de buenos y malos que nos mostraban era equiparable al mundo real, omitiendo cadáveres, mutilaciones y violaciones, claro está. Todas eran como los episodios del equipo A, una serie de la televisión que era prima hermana de las películas de ese género. Esta serie tenía la paradoja de que pese a disparar con unas metralletas y pistolones tremendos casi nunca mataban a nadie, sólo lo dejaban a sus enemigos un poco magullados y sordos por las explosiones. En las pelis sí había muertos, pero los niños no dudábamos de que se lo habían merecido y a Hannibal, jefe del equipo A, el encantaba que los planes salieran bien.
Así pasó, que luego de mayores, cuando iban los ejércitos a invadir países, cuando se cometían genocidios, tan acostumbrados como estábamos a ver la muerte en la pantalla, poco preguntamos por las cifras. ¿Cuántos muertos van en IRAK? ¿Cuántos murieron en Granada? ¿Cuántos en Yugoslavia?¿Cuántos murieron en Ruanda? ¿A quién están matando hoy?
Los planes han salido bien. Todos somos seres humanos muy buenos, el pueblo norteamericano el primero, pero hemos perdido la capacidad de indignarnos por tanta muerte ficticia, por tanto fascismo de opereta.
En realidad, albergamos la esperanza de que Irak sólo sea una tarde de palomitas, donde un marine, en lugar de violar a una chica, la bese, y ésta se sienta muy agradecida con él por haberles librado del tirano de Saddam.
Allí les estoy viendo montados en una Harley, atravesando los campos de petróleo iraquíes ardiendo, en una clara representación de su fuego interior. y un fundido en negro, y un cartel que pone:
"A Halliburton Production in association with Blackwater"
Etiquetas:
las viejas películas de acción
sábado, octubre 13, 2007
Anoche soñé que estaba desnudo delante de mucha gente y que me daba vergüenza. La interpretación que he leído para explicar ese sueño es que tengo inquietud de no sentirme a la altura de un acontecimiento en mi vida -la oposición, ¿qué otra cosa si no?; otras interpretaciones que se dan - me gusta más que la anterior- es que soñar con mi desnudez es señal de que me hirá bien en el aspecto económico de ahora en adelante. Hay otras interpretaciones, como esa que dice que se sueña que se está desnudo porque se teme que se descubra algo que se quiere esconder; esta interpretación no me gusta: esta bitácora es la prueba de que soy una persona que escondo poco.
La verdad es que me gustaría tener, al igual que Tony Soprano, una psiquiatra que me dijera exactamente cuál es el sentido exacto que le tengo que dar a mis sueños. Yo creo que son las dos primeras interpretaciones las que corresponden a mi sueño. La primera, porque tengo momentos de flaqueza y no me veo capaz para aprobar el examen; la segunda, porque quiero ser optimista y pensar que vamos a tener los míos y yo un futuro sin problemas económicos. Pero, ¿y si es la tercera, que inconscientemente quiero ocultar algo tan vergonzoso que hasta se lo oculto a mi yo consciente? Escalofríos me da pensar qué puedo tener en la trastienda del subsconsciente. Si hay algún especialista entre vosotros, con mucho gusto leeré las interpretaciones que tenga a bien a darme.
He soñado muchas veces que estaba desnudo. Recuerdo que en algunos sueños paseaba entre la concurrencia sin pudor alguno, sin importarme que me vieran tal y como me vine al mundo; otros, en cambio, intentaba tapar mis vergüenzas con lo primero que tuviera a mano; y luego había un tercer grupo de sueños en el cual aunque me avergonzaba, sacaba pecho ante las miradas inquisidoras de quienes me observaban. O sea, que sueños de estar en pelotas sé un rato.
Ahora bien, esto de soñar con desnudeces veo más lógico que lo hagan las mujeres. Más que nada porque los hombres tenemos los cuerpos bastante mal rematados. Sí, lo digo por las entrepiernas. Nos da aspecto de pieza de escayola al que no han quitado la rebaba. Por eso creo que la frase de "taparse las vergüenzas" sólo la deberíamos decir los hombres, pues las mujeres nada tienen de qué avergonzarse. Hasta los escultores clásicos se vieron obligados a tapar esa especie de tripa que nos sale a los hombres, porque era un trastorno el representarla, y la hicieran como la hicieran siempre iba a quedar fea.
Por cierto, la foto de la izquierda está sacada de mi último sueño. Aunque no se ve en la foto, había mucha gente mirando, y yo estaba a punto de tirarle con mi honda al escultor porque el muy cabrito había hecho poca justicia con mi entrepierna.
¡Vamos, que ponerme los cataplines más grandes que lo otro!
viernes, octubre 12, 2007
"Hoy es doce de octubre, día de las fuerza armadas. A mí, plim."
Así empezaba hace un año esta bitácora con impostada chulería que escondía mi ánimo vacilante. Poco han cambiado las cosas desde entonces, y en eso debe consistir el envejecer: en que un año se parece a otro como dos gotas de agua; aunque todos sabemos que de un grifo no salen dos gotas totalmente iguales, como un río no siempre lleva la misma agua.
-No te preocupes, hijo. Cuando seas viejo te darás cuenta que lo que más importa es la salud.
Estas palabras me decía mi madre -qué poco os he mencionado aquí a papá y a ti- cuando me quejaba amargamente de las muchas horas que estoy empleando en el estudio, de lo ingrato de prepararse una oposición, de las altas probabilidades de fracaso y otras lloreras varias.
-Mira, hijo, lo bueno que tiene cumplir años es que todo se relativiza más, todo se mira con más calma. Cuando yo tenía tu edad me pasaba lo que a ti, me ahogaba en un vaso de agua, como tú. De todo se sale en esta vida, que son cuatro telediarios.
Mi madre me hizo recordar aquéllo que decía Jorge Manrique: "nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar" Pero soy duro de mollera y llegué a mi casa todavía con bastantes inquietudes. Me puse a estudiar. En mis apuntes apareció un tópico del Renacimiento que me dejó pensando. La definición decía así:
-VANITAS VANITATUM: "Vanidad de vanidades" Cuando conseguimos lo que deseamos nos sentimos insatisfechos y queremos más. Intentar ser más de lo que somos lleva al dolor y a la angustia.
Ahí está el quid de la cuestión de ser opositor. En realidad, una oposición es el camino que seguimos para ser más de lo que somos. Pero claro, ¿Qué soy yo ahora, si no un parado que quiere salir de su estancamiento existencial? ¿Acaso tengo otro camino que el dolor y la angustia actual?
Menos mal que son sentimientos pasajeros, e incluso en un momento tan ingrato como el que vivo tengo momentos buenos con los míos: mi familia, mis amigos. Un estado de pesadumbre como el VANITAS VANITATUM es difícil de sobrellevar si no es por los buenos momentos que puedo pasar con ellos. Bailando, riendo, comiendo, conversando...
Vaya, aquí aparece otro tópico del renacimiento:
-AUREA MEDIOCRITAS: ideal de vida en el que se busca tener lo justo para vivir, ni mucho ni poco. Esta fórmula evita caer en los vicios provocados por el oro, la avaricia de guardar... es el equilibrio clásico.
En estos tiempos que corren no se sigue ese dictado de los clásicos. Lo que nos vemos obligados a hacer hoy en día entra en contradicción con ese tópico renacentista.
Quizá mi anhelo de ser funcionario esté precisamente en la búsqueda de una vida instalada en el AUREA MEDIOCRITAS horaciano. Tal vez en el fondo, aunque me las doy de progre, soy un conservador (¿Acaso no es "conservar" el querer estar toda la vida igual?), pero no quiero vivir con un duro de más de lo que lo que se necesita para vivir dignamente, aquí o en Argentina. Qué curiosa paradoja que tenga que pasar por el VANITAS VANITATUM para conseguir el AUREA MEDIOCRITAS.
Bueno, ha pasado otro año. Qué pena que la vida se haga tan corta. Con eso sí que no plim.
Así empezaba hace un año esta bitácora con impostada chulería que escondía mi ánimo vacilante. Poco han cambiado las cosas desde entonces, y en eso debe consistir el envejecer: en que un año se parece a otro como dos gotas de agua; aunque todos sabemos que de un grifo no salen dos gotas totalmente iguales, como un río no siempre lleva la misma agua.
-No te preocupes, hijo. Cuando seas viejo te darás cuenta que lo que más importa es la salud.
Estas palabras me decía mi madre -qué poco os he mencionado aquí a papá y a ti- cuando me quejaba amargamente de las muchas horas que estoy empleando en el estudio, de lo ingrato de prepararse una oposición, de las altas probabilidades de fracaso y otras lloreras varias.
-Mira, hijo, lo bueno que tiene cumplir años es que todo se relativiza más, todo se mira con más calma. Cuando yo tenía tu edad me pasaba lo que a ti, me ahogaba en un vaso de agua, como tú. De todo se sale en esta vida, que son cuatro telediarios.
Mi madre me hizo recordar aquéllo que decía Jorge Manrique: "nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar" Pero soy duro de mollera y llegué a mi casa todavía con bastantes inquietudes. Me puse a estudiar. En mis apuntes apareció un tópico del Renacimiento que me dejó pensando. La definición decía así:
-VANITAS VANITATUM: "Vanidad de vanidades" Cuando conseguimos lo que deseamos nos sentimos insatisfechos y queremos más. Intentar ser más de lo que somos lleva al dolor y a la angustia.
Ahí está el quid de la cuestión de ser opositor. En realidad, una oposición es el camino que seguimos para ser más de lo que somos. Pero claro, ¿Qué soy yo ahora, si no un parado que quiere salir de su estancamiento existencial? ¿Acaso tengo otro camino que el dolor y la angustia actual?
Menos mal que son sentimientos pasajeros, e incluso en un momento tan ingrato como el que vivo tengo momentos buenos con los míos: mi familia, mis amigos. Un estado de pesadumbre como el VANITAS VANITATUM es difícil de sobrellevar si no es por los buenos momentos que puedo pasar con ellos. Bailando, riendo, comiendo, conversando...
Vaya, aquí aparece otro tópico del renacimiento:
-AUREA MEDIOCRITAS: ideal de vida en el que se busca tener lo justo para vivir, ni mucho ni poco. Esta fórmula evita caer en los vicios provocados por el oro, la avaricia de guardar... es el equilibrio clásico.
En estos tiempos que corren no se sigue ese dictado de los clásicos. Lo que nos vemos obligados a hacer hoy en día entra en contradicción con ese tópico renacentista.
Quizá mi anhelo de ser funcionario esté precisamente en la búsqueda de una vida instalada en el AUREA MEDIOCRITAS horaciano. Tal vez en el fondo, aunque me las doy de progre, soy un conservador (¿Acaso no es "conservar" el querer estar toda la vida igual?), pero no quiero vivir con un duro de más de lo que lo que se necesita para vivir dignamente, aquí o en Argentina. Qué curiosa paradoja que tenga que pasar por el VANITAS VANITATUM para conseguir el AUREA MEDIOCRITAS.
Bueno, ha pasado otro año. Qué pena que la vida se haga tan corta. Con eso sí que no plim.
miércoles, octubre 10, 2007
Hace tiempo que no voy al parque de atracciones. Tanto, que seguro que cuando vaya será todo un redescubrimiento. A veces me gustaría tener niños para tener el pretexto de ir allí, ahora que viene un puente, ocasión ideal para ir al parque de atracciones. En él hay de todo: miedo, sorpresa, risa... Hasta erotismo. Recuerdo que el barco pirata de mi parque de atracciones tenía una sirena que mientras volaba ella con el vaivén del barco, volaba también con ella mi lujuriosa imaginación infantil; me gustaban también unas barcas neumáticas que iban a gasolina y que ya han quitado, tal vez debido a lo caro que resultaba el combustible. Por último, disfrutaba mucho con las sillas voladoras, debe ser por el riesgo qe había de que se soltaran alguna de las dos cadenas y salieras realmente volando. Atracciones había mil, y muchas más que habrán puesto.
El parque de atracciones de Madrid era un lugar encantador. Debe seguir siéndolo, me figuro. Entre otras ventajas, tenía la de que podías introducir en el recinto tu propia comida, no como en los parques temáticos, que te obligan a comprar la que ellos te venden. ¿No es eso, acaso, ir en contra de la libre competencia?
Fue en el parque de atracciones donde tuvimos mi chica y yo una de nuestras primeras citas, concretamente, para ver una actuación de Joaquín Sabina, que vestido de sombrero de copa, era el perfecto jefe de pista de ese gran circo al aire libre que era el parque de atracciones. Por cierto, cantó la del pirata cojo con pata de palo, el viejo truhán a la busca de una sirena.
Es una pena que no tenga un pretexto para ir, que no sea padre para poder llevar a mis hijos y de paso, montar en la montaña rusa. Como podéis comprobar, hoy toca echar de menos al niño que llevo dentro y a los que estén por venir.
martes, octubre 09, 2007
Cuentan que en Birmania el ejército está llevándose cadávares de manifestantes en camiones tapados; han imposibilitado que haya recuento de muertos, que se calculan más de doscientos; ha prohibido que la gente mire a través de sus ventanas cuando se realizan los transportes; han encarcelado a seis mil personas; y parece ser que la junta militar inicia una ofensiva mediática que costará millones de euros para maquillar la situación política del país y enmascarar los crímenes que han perpetrado contra sus súbditos.
Sin embargo, aquí en España, un autodenominado escritor publica una columna arremetiendo contra los monjes que iniciaron la revuelta del hambriento pueblo birmano, pues los hombres de bien, da igual la ideología o religión que profesen, tienen la fea manía de indignarse ante las injusticias . El "escritor" (que nadie le tiene por tal, es más, él reconoce que el último libro que ha publicado a su nombre no lo ha escrito él) que fue antes comunista, que fue antes cristiano y que ahora se las da de neoliberal, desaprueba la llamada a la rebeldía de los monjes de túnica color azufre. Debe ser porque la junta militar procura que unos pocos vivan bien a costa de muchos y eso es determinante para la ideología que no para de alabar. Los monjes, a rezar porque el chollo dure lo más posible.
"Libertad, fraternidad, desigualdad y derechazos" se titula el libro que no ha escrito él, pero que ha titulado porque a neoliberal no le gana nadie. Siempre le gustó estar a la moda en lo que a ideologías se refiere; será de las pocas personas que las ha tenido todas. Como es persona frívola y sin sesera, se apunta al bombardeo que toca y ahora las bombas las ponen los neoliberales. Toca decir que la miseria es para quien se lo merece, y las buenaventuranzas para los superhombres como él, que para algo estamos inmersos en la selección natural. Si está escrito que te mueras de hambre o que te mueras por las balas del gobierno birmano, fastídiate por no estar entre los elegidos del pueblo de Dios. El que sean monjes denunciantes de las injusticias en vez de guardianes de su religión es una verdadera infamia. Qué es eso de que los monjes denuncien. A nuestros obispos lo que menos les preocupa son las injusticias, que si Dios no las resuelve, ellos no van a ser menos. Monjes desgraciados y crispados, iros a orar, que os lo manda el más trepa de los españoles y uno de los más sinvergüenzas.
¿Cuánto queda para que finalice este tiempo en el cual se insulta a las víctimas con la estulticia? Ya va siendo hora que unos cuantos tontos oportunistas como el que os digo sean arojados a la sima del olvido. Ese tonto, al que pagan mucho dinero por decir majaderías, dice sentirse envidiado ¿Por quién? ¿Acaso hay hombre o mujer que envidie la estupidez? Tuvo la desfachatez de escupir sobre el amor de unos monjes a su pueblo. Es de esa clase de criaturas prescindibles pero que son imprescindibles para la historia olvidable de la estupidez humana. Lástima que la selección natural les mire de reojo, como a las cucarachas.
Sin embargo, aquí en España, un autodenominado escritor publica una columna arremetiendo contra los monjes que iniciaron la revuelta del hambriento pueblo birmano, pues los hombres de bien, da igual la ideología o religión que profesen, tienen la fea manía de indignarse ante las injusticias . El "escritor" (que nadie le tiene por tal, es más, él reconoce que el último libro que ha publicado a su nombre no lo ha escrito él) que fue antes comunista, que fue antes cristiano y que ahora se las da de neoliberal, desaprueba la llamada a la rebeldía de los monjes de túnica color azufre. Debe ser porque la junta militar procura que unos pocos vivan bien a costa de muchos y eso es determinante para la ideología que no para de alabar. Los monjes, a rezar porque el chollo dure lo más posible.
"Libertad, fraternidad, desigualdad y derechazos" se titula el libro que no ha escrito él, pero que ha titulado porque a neoliberal no le gana nadie. Siempre le gustó estar a la moda en lo que a ideologías se refiere; será de las pocas personas que las ha tenido todas. Como es persona frívola y sin sesera, se apunta al bombardeo que toca y ahora las bombas las ponen los neoliberales. Toca decir que la miseria es para quien se lo merece, y las buenaventuranzas para los superhombres como él, que para algo estamos inmersos en la selección natural. Si está escrito que te mueras de hambre o que te mueras por las balas del gobierno birmano, fastídiate por no estar entre los elegidos del pueblo de Dios. El que sean monjes denunciantes de las injusticias en vez de guardianes de su religión es una verdadera infamia. Qué es eso de que los monjes denuncien. A nuestros obispos lo que menos les preocupa son las injusticias, que si Dios no las resuelve, ellos no van a ser menos. Monjes desgraciados y crispados, iros a orar, que os lo manda el más trepa de los españoles y uno de los más sinvergüenzas.
¿Cuánto queda para que finalice este tiempo en el cual se insulta a las víctimas con la estulticia? Ya va siendo hora que unos cuantos tontos oportunistas como el que os digo sean arojados a la sima del olvido. Ese tonto, al que pagan mucho dinero por decir majaderías, dice sentirse envidiado ¿Por quién? ¿Acaso hay hombre o mujer que envidie la estupidez? Tuvo la desfachatez de escupir sobre el amor de unos monjes a su pueblo. Es de esa clase de criaturas prescindibles pero que son imprescindibles para la historia olvidable de la estupidez humana. Lástima que la selección natural les mire de reojo, como a las cucarachas.
Etiquetas:
un tonto que lo que dijo le hizo dos tontos
lunes, octubre 08, 2007
Los preparadores que he elegido para que me ayuden con la oposición me recuerdan constantemente que la memoria es una de las pérdidas más importantes de la enseñanza actual. Y no porque me lo digan ellos, si no porque lo veo yo. Esos profesores jubilados tienen una formación en cultura clásica que ya la quisiera para mí, lo digo con toda la humildad del mundo, porque no reconocerlo sería deshonesto y porque no me queda más remedio, qué carajo.
Se supone que ese matrimonio tienen la misma titulación que yo, sin embargo, el marido esta mañana me ha dado una lección de mitología griega que me ha dejado patidifuso. Todavía estoy asimilando la cura de humildad a la que me ha sometido el viejo profesor. Me hubiera gustado haber estado a la altura de las circunstancias, pero desgraciadamente no tenía en el disco duro información con la que poder salir airoso. Me avergüenzo de no saber más de lo que sé de ese apartado de los clásicos.
Yo provengo de un plan de estudios donde el bachillerato era mucho más laxo que el que tuvieron su esposa y él. Se nota más de lo que a mí me gustaría. La enseñanza en cultura clásica del mío era mucho peor y temo que eso redunde en una peor calidad de mis clases, aunque voy a hacer todo lo posible para resolver esas carencias, que las oposiciones no sólo sirven para desesperarme; sirven también para refrescar viejos conocimientos olvidados e incluso para adquirir otros que tal vez debería haber aprendido mucho antes.
Me siento un poco pequeño al lado de ellos. Me gustaría que, si llega el momento de que yo imparta clases, pueda dar a mis alumnos una enseñanza de calidad. Espero. Para eso también sirve esta maldita oposición.
Se supone que ese matrimonio tienen la misma titulación que yo, sin embargo, el marido esta mañana me ha dado una lección de mitología griega que me ha dejado patidifuso. Todavía estoy asimilando la cura de humildad a la que me ha sometido el viejo profesor. Me hubiera gustado haber estado a la altura de las circunstancias, pero desgraciadamente no tenía en el disco duro información con la que poder salir airoso. Me avergüenzo de no saber más de lo que sé de ese apartado de los clásicos.
Yo provengo de un plan de estudios donde el bachillerato era mucho más laxo que el que tuvieron su esposa y él. Se nota más de lo que a mí me gustaría. La enseñanza en cultura clásica del mío era mucho peor y temo que eso redunde en una peor calidad de mis clases, aunque voy a hacer todo lo posible para resolver esas carencias, que las oposiciones no sólo sirven para desesperarme; sirven también para refrescar viejos conocimientos olvidados e incluso para adquirir otros que tal vez debería haber aprendido mucho antes.
Me siento un poco pequeño al lado de ellos. Me gustaría que, si llega el momento de que yo imparta clases, pueda dar a mis alumnos una enseñanza de calidad. Espero. Para eso también sirve esta maldita oposición.
domingo, octubre 07, 2007
Os aconsejo que leáis detenidamente un artículo que podéis encontrar en la bitácora "cruza la puerta" en la cual, en su entrada del cinco de octubre, hace una breve pero muy interesante reflexión sobre la autoestima (disculpa, Merche, por este pequeño plagio):
"Evidentemente, si nuestro ego necesita que los otros lo alimenten, nosotros también seremos alimento para el ego de los demás."
Hoy he estado tomando café con los amigos de toda la vida. Tocaba hacer repaso de la historia y anecdotario de la pandilla, hasta que la tarde se tornó grisácea cuando llegamos a ese amigo que un día se alejó: Juan Antonio. Sobre nuestras cabezas empezó a sobrevolar un pajarillo que era cría de la nostalgia y de la tristeza, pájaros que más vale no tener enjaulados y que de vez en cuando hay que dejar salir, si es que no queremos ser zombis desmemoriados.
Juan Antonio era de esas personas que eran un alimento para el ego de los que le rodeaban. No es que fuera adulador o zalamero; lo que pasaba es que tenía la rara habilidad de hacer sentir bien a quien estuviera con él. Pocas personas tienen esa capacidad, y es debido a que la mayoría de las personas estamos pendientes de nuestro propio ombligo, y en los ombligos no suele haber más que pelusas y algo de roña.
Juan Antonio no solía mirarse el ombligo porque tenía cosas más importantes en que pensar, como en disfrutar de la vida. Curiosamente, no era en las juergas donde Juan Antonio desplegaba todo su encanto, de hecho no se le podía calificar de juerguista. Nunca se quedaba el último: cuando él veía que le entraba sueño, cogía la zamarra y se iba. Los demás nos quedábamos muertos de sueño hasta las siete de la mañana, aunque desde las tres estuviéramos bostezando.
Cuando Juan Antonio era verdaderamente encantador era en los pequeños momentos cotidianos, cuando venía nuestra casa, tomábamos el aperitivo o íbamos a comprar ropa, entonces él era gracioso, agradable, ingenioso y muy, muy simpático. Te inflaba el ego sólo con su espontaneidad y el gran cariño que te transmitía. Me resulta curioso pensar que las cosas tan pequeñas que hace diez años hacía con él, como pasar una tarde escuchando música (era un gran entendido del pop anglosajón, además, tenía un gusto increíblemente bueno) o tomar unas tapas en el bar más cutre de mi barrio, se han convertido en marcas indelebles de mi memoria.
Desde luego, parafraseando a Merche, él ha sido "alimento de nuestro ego", sin adularnos ni una sóla vez, porque convertía los pequeños momentos de los que convivimos con él en instantes muy especiales.
Juan Antonio ahora está casado y tiene dos hijos. Ya no somos esos jóvenes hedonistas que andaban distraídos por la vida buscando momentos felices que vivir, pues otras son nuestras preocupaciones. No me cabe la menor duda de que Juan Antonio seguirá haciendo feliz a todo el que tenga la suerte de estar a su lado, que por desgracia no somos nosotros.
Tengo un poco hambre de autoestima, querido amigo.
"Evidentemente, si nuestro ego necesita que los otros lo alimenten, nosotros también seremos alimento para el ego de los demás."
Hoy he estado tomando café con los amigos de toda la vida. Tocaba hacer repaso de la historia y anecdotario de la pandilla, hasta que la tarde se tornó grisácea cuando llegamos a ese amigo que un día se alejó: Juan Antonio. Sobre nuestras cabezas empezó a sobrevolar un pajarillo que era cría de la nostalgia y de la tristeza, pájaros que más vale no tener enjaulados y que de vez en cuando hay que dejar salir, si es que no queremos ser zombis desmemoriados.
Juan Antonio era de esas personas que eran un alimento para el ego de los que le rodeaban. No es que fuera adulador o zalamero; lo que pasaba es que tenía la rara habilidad de hacer sentir bien a quien estuviera con él. Pocas personas tienen esa capacidad, y es debido a que la mayoría de las personas estamos pendientes de nuestro propio ombligo, y en los ombligos no suele haber más que pelusas y algo de roña.
Juan Antonio no solía mirarse el ombligo porque tenía cosas más importantes en que pensar, como en disfrutar de la vida. Curiosamente, no era en las juergas donde Juan Antonio desplegaba todo su encanto, de hecho no se le podía calificar de juerguista. Nunca se quedaba el último: cuando él veía que le entraba sueño, cogía la zamarra y se iba. Los demás nos quedábamos muertos de sueño hasta las siete de la mañana, aunque desde las tres estuviéramos bostezando.
Cuando Juan Antonio era verdaderamente encantador era en los pequeños momentos cotidianos, cuando venía nuestra casa, tomábamos el aperitivo o íbamos a comprar ropa, entonces él era gracioso, agradable, ingenioso y muy, muy simpático. Te inflaba el ego sólo con su espontaneidad y el gran cariño que te transmitía. Me resulta curioso pensar que las cosas tan pequeñas que hace diez años hacía con él, como pasar una tarde escuchando música (era un gran entendido del pop anglosajón, además, tenía un gusto increíblemente bueno) o tomar unas tapas en el bar más cutre de mi barrio, se han convertido en marcas indelebles de mi memoria.
Desde luego, parafraseando a Merche, él ha sido "alimento de nuestro ego", sin adularnos ni una sóla vez, porque convertía los pequeños momentos de los que convivimos con él en instantes muy especiales.
Juan Antonio ahora está casado y tiene dos hijos. Ya no somos esos jóvenes hedonistas que andaban distraídos por la vida buscando momentos felices que vivir, pues otras son nuestras preocupaciones. No me cabe la menor duda de que Juan Antonio seguirá haciendo feliz a todo el que tenga la suerte de estar a su lado, que por desgracia no somos nosotros.
Tengo un poco hambre de autoestima, querido amigo.
Etiquetas:
Yo me sentí bien con Juan Antonio
sábado, octubre 06, 2007
Hoy en el País viene una noticia cuando menos curiosa:
Los Pinochet compraron casas, relojes, trajes y audífonos con dinero público
Recibo con gran alborozo esta noticia. Parece que no es verdad que los Pinochet fueran tan neoconservadores. Creían en esa idea tan socialdemócrata del Estado de bienestar. Qué regocijo, qué gran noticia.
El estado chileno subvencionó a la familia de Pinochet costeando cosas tan importantes como libros, audífonos, calzado, gastos médicos, quinesiología, zapatillas de gimnasia, etc Me alegro infinitamente. En el fondo, es el reconocimiento implícito de que el estado debería pagar las necesidades básicas del pueblo. Muchos pijos moderniquis se mostrarán indignados, ¿y qué?
"Haced lo que os digamos pero no lo que hagamos" dirían en su máximo apogeo la familia del general. Son buenos cristianos; deberíamos perdonar sus contradicciones. ¿Qué debería haber renunciado a las subvenciones del estado? ¿Renunciaríais vosotros? No hay nada más voluble que un neoconservador y los Pinochet no son la excepción, y si se cae en contradicciones ideológicas pues qué se le va a hacer. Además, el neoconservadurismo no es una ideología: es una religión para que vivan bien cuatro, más o menos como las otras. Los Pinochet son religiosos pero también son muy modernos, con su quinesiología, sus zapatillas de gimnasia y su puntito neocon. Augusto Pinochet dejó las llaves del estado chileno a Milton Friedman y sus Chicago Boys para que jugaran a su antojo, y éstos se encargaron de que se privatizara todo y se eliminaran todas las subvenciones estatales, salvo de cosas como los bustos de Napoleón con que el dictador epataba a sus visitas.
En cuanto a la política de subvenciones a la vivienda, he de decir que la política que llevó Pinochet es bastante mejor y más generosa que la que plantea Zapatero: personal del ejército construyó al dictador una villa de 470 metros cuadrados hace algunos años. Que aprenda Zapatero lo que es una buena política de vivienda, y que se quede con sus cochinos 230 euros de subvención para el alquiler para jóvenes. El estado chileno subvencionó hasta siete viviendas a la familia del dictador, la última a su hija Jacqueline. Eso sí que es ayudar a los hijos de la p...atria.
En fin, siento gran alborozo porque los Pinochet han dado una lección al mundo. No estaban en contra del estado bienestar, lo que pasa es que cualquiera le llevaba la contraria a los norteamericanos, y más en los días de la guerra fría. Pero fueron un poco rebeldes y gracias al gesto de preservar un poquito la política de subvenciones estatales, todos nos hemos podido dar cuenta de lo bien que se vive si el estado cubre tus necesidades.
Que lástima que el resto del pueblo chileno se lo perdiera.
Los Pinochet compraron casas, relojes, trajes y audífonos con dinero público
Recibo con gran alborozo esta noticia. Parece que no es verdad que los Pinochet fueran tan neoconservadores. Creían en esa idea tan socialdemócrata del Estado de bienestar. Qué regocijo, qué gran noticia.
El estado chileno subvencionó a la familia de Pinochet costeando cosas tan importantes como libros, audífonos, calzado, gastos médicos, quinesiología, zapatillas de gimnasia, etc Me alegro infinitamente. En el fondo, es el reconocimiento implícito de que el estado debería pagar las necesidades básicas del pueblo. Muchos pijos moderniquis se mostrarán indignados, ¿y qué?
"Haced lo que os digamos pero no lo que hagamos" dirían en su máximo apogeo la familia del general. Son buenos cristianos; deberíamos perdonar sus contradicciones. ¿Qué debería haber renunciado a las subvenciones del estado? ¿Renunciaríais vosotros? No hay nada más voluble que un neoconservador y los Pinochet no son la excepción, y si se cae en contradicciones ideológicas pues qué se le va a hacer. Además, el neoconservadurismo no es una ideología: es una religión para que vivan bien cuatro, más o menos como las otras. Los Pinochet son religiosos pero también son muy modernos, con su quinesiología, sus zapatillas de gimnasia y su puntito neocon. Augusto Pinochet dejó las llaves del estado chileno a Milton Friedman y sus Chicago Boys para que jugaran a su antojo, y éstos se encargaron de que se privatizara todo y se eliminaran todas las subvenciones estatales, salvo de cosas como los bustos de Napoleón con que el dictador epataba a sus visitas.
En cuanto a la política de subvenciones a la vivienda, he de decir que la política que llevó Pinochet es bastante mejor y más generosa que la que plantea Zapatero: personal del ejército construyó al dictador una villa de 470 metros cuadrados hace algunos años. Que aprenda Zapatero lo que es una buena política de vivienda, y que se quede con sus cochinos 230 euros de subvención para el alquiler para jóvenes. El estado chileno subvencionó hasta siete viviendas a la familia del dictador, la última a su hija Jacqueline. Eso sí que es ayudar a los hijos de la p...atria.
En fin, siento gran alborozo porque los Pinochet han dado una lección al mundo. No estaban en contra del estado bienestar, lo que pasa es que cualquiera le llevaba la contraria a los norteamericanos, y más en los días de la guerra fría. Pero fueron un poco rebeldes y gracias al gesto de preservar un poquito la política de subvenciones estatales, todos nos hemos podido dar cuenta de lo bien que se vive si el estado cubre tus necesidades.
Que lástima que el resto del pueblo chileno se lo perdiera.
Etiquetas:
el estado de bienestar de los Pinochet
viernes, octubre 05, 2007
Me confieso. Lo he vuelto a hacer. He vuelto a leer un libro de autoayuda:
Vale, de acuerdo, no es de autoayuda propiamente dicho, pero se lo parece. Ya casi lo he acabado. Te habla de autodisciplina, técnicas de estudio y blablablá para afrontar con éxito un examen para entrar al cuerpo de funcionarios del estado.
El problema de estas cosas es llevarlas a la práctica, máxime cuando has sido un perro como yo, porque claro, mi problema no es retomar el hábito a los estudios: es adquirirlo.
Bueno, he de decir que no voy mal. Me estoy sorprendiendo a mí mismo por el progreso que en ese apartado estoy haciendo ¡Ocho horas diarias estudiando libros y apuntes! ¡No lo había logrado nunca! Cosa de la que no estoy orgulloso, si os soy sincero. Muchos sinsabores en la vida me ha traído mi poca afición al estudio, que no a la lectura, que de esa afición sí que me precio.
En fin, me espera unos meses duros hasta junio. El año pasado logré robarle a cada día unas pocas horas para dedicarlas a la oposición. Ahora, sin trabajo remunerado a la vista pero cobrando el paro, mi trabajo es estar ocho horas concentrado delante de los libros que conforman el temario. Aprobar las oposiciones está difícil, pero no imposible.
Y bueno, estoy contento con el librillo porque parece que estoy bien encaminado. por lo menos este librillo de autoayuda no me deja la sensación como otros, que me enojan porque según ellos, voy por el buen camino las más de las veces. Y que no quieren que yerre otra vez, maldita sea. Como si los hombre no tuviéramos derecho a equivocarnos.
"Donde tropiezas, allí está tu tesoro" decía Joseph Campbell. Fue un error ser tan mal estudiante, pero al menos sé lo que no tengo que hacer para aprobar...
... Esta maldita oposición
-Salas Parrilla, Miguel. Cómo aprobar las oposiciones, Alianza Editorial, 2006
Vale, de acuerdo, no es de autoayuda propiamente dicho, pero se lo parece. Ya casi lo he acabado. Te habla de autodisciplina, técnicas de estudio y blablablá para afrontar con éxito un examen para entrar al cuerpo de funcionarios del estado.
El problema de estas cosas es llevarlas a la práctica, máxime cuando has sido un perro como yo, porque claro, mi problema no es retomar el hábito a los estudios: es adquirirlo.
Bueno, he de decir que no voy mal. Me estoy sorprendiendo a mí mismo por el progreso que en ese apartado estoy haciendo ¡Ocho horas diarias estudiando libros y apuntes! ¡No lo había logrado nunca! Cosa de la que no estoy orgulloso, si os soy sincero. Muchos sinsabores en la vida me ha traído mi poca afición al estudio, que no a la lectura, que de esa afición sí que me precio.
En fin, me espera unos meses duros hasta junio. El año pasado logré robarle a cada día unas pocas horas para dedicarlas a la oposición. Ahora, sin trabajo remunerado a la vista pero cobrando el paro, mi trabajo es estar ocho horas concentrado delante de los libros que conforman el temario. Aprobar las oposiciones está difícil, pero no imposible.
Y bueno, estoy contento con el librillo porque parece que estoy bien encaminado. por lo menos este librillo de autoayuda no me deja la sensación como otros, que me enojan porque según ellos, voy por el buen camino las más de las veces. Y que no quieren que yerre otra vez, maldita sea. Como si los hombre no tuviéramos derecho a equivocarnos.
"Donde tropiezas, allí está tu tesoro" decía Joseph Campbell. Fue un error ser tan mal estudiante, pero al menos sé lo que no tengo que hacer para aprobar...
... Esta maldita oposición
jueves, octubre 04, 2007
Decían que los antiguos griegos manejaban, por la cosa de las declinaciones y porque eran muy inteligentes, unas 500000 palabras. Para que os hagáis una idea, el hablante medio español emplea unas 5000, y el español actual tiene unas 80000 palabras, más o menos. Sabiendo estos datos, nos es más fácil comprender el por qué hubo tan buenos pensadores en la Grecia antigua.
Al principio de todo fue el verbo, se dice. Vamos, que la palabra es el motor de creación. Se tiene una idea, se verbaliza y después se lleva a la práctica. Decir es crear y por eso, cuando más elementos usemos para la creación, mejor será el producto final ¿no?
Sin embargo, se ataca sin piedad al que se sale del acervo lingüístico cotidiano . Se le llama pedante. Sólo por usar lo que en realidad es patrimonio de todos, lo que está al servicio de todos: el idioma.
No digo que muchas veces detrás del escaparate intelectual muchas veces no haya nada. Yo mismo siempre procuro que mis textos no sean sólo envoltorio, que tengan sustancia, que no se queden en palabras más o menos bien puestas que enmascaren vacío interior.
Se ataca a los pedantes porque detrás de un lenguaje florido muchas veces no hay nada, pero hemos llegado al punto en que el problema es justo al contrario: el vocabulario que como hablantes usamos es pobre y por tanto también delata que pobreza hay en nuestro pensamiento. Por lo tanto, en el lenguaje parco tampoco se encierra nada.
Debemos tener la voluntad de aprender cada vez más vocabulario, porque es nuestro patrimonio y nuestra riqueza. Como sociedad debemos ser conscientes de que el problema del hablante actual no es la pedantería, antes al contrario, el manejo escaso de nuestra lengua madre.
Nadie tildaría a los antiguos griegos de pedantes por manejar alguno de ellos 500000 palabras. Tal vez por eso tiraron del carro de la civilización; tal vez por ello les debemos tanto
miércoles, octubre 03, 2007
Vivimos una época de conservadurismo de la cual los vegetarianos también son víctimas. Recuerdo una cena, en la cual, un chaval vegetariano (que no vegano, que éstos, además, no comen ni leche ni huevos, con lo cual la cosa se les pone más difícil en la convivencia con los demás) hubo de soportar las invectivas de una carnívora que para nada quería entender de sus hábito de comer vegetales. A lo mejor estaba enfadada porque el vegetariano se desentendía de los gozos de la carne, pero yo ahí no entro. Ni el vegetariano tampoco, me temo.
Nuestro refranero, que es de nuestra más conservadora literatura popular, dice: "todo lo que corre, nada o vuela, mejor a la cazuela". O sea, cosas en movimiento, que nadie a visto trotar a una colifror.
Un pequeño repaso por la literatura española del Siglo de Oro nos hace comprobar que no se tenía en alta estima a las verduras. Si se describía un gran festín (los pocos que había) siempre era con mucha carne. Recordemos que Felipe II tuvo problemas de gota, derivados del excesivo consumo de carne; algunos años después de que este rey tuviera el pie en alto, el Conde-Duque de Olivares murió de los problemas derivados también del excesivo consumo de carne, según nos lo recuerda en la biografía que le dedicó el doctor Gregorio Marañón. Estos son dos ejemplos de que las élites de la España gloriosa e imperial eran muy dadas a la chicha, lo que puede llevar a pensar que esas políticas de guerra tan desastrosas sean debidas a que comían demasiados herbívoros, y puede que tal dieta les volviera más agresivos que lo que sería deseable. Las clases populares, en cambio, lo poco que comían era casi siempre de origen vegetal, y como consecuencia de ello tenían poca afición a las guerras en que se metían los amos del imperio; casi siempre acudían a regañadientes a la incorporación a filas.
En el Imperio actual está muy extendido entre ricos y pobres el consumo de carne. Tal vez por eso, cuando su presidente, Genocida II, les pidió que le apoyaran, la gran mayoría de su pueblo lo hizo con un entusiasmo patriótico que nos sorprendió al resto del mundo. Otra consecuencia nefasta del consumo de carne: nos hace tolerantes con los gobernantes que gustan del enfrentamiento. "La guerra es política por otros medios" dijo el pensador Carl Von Clausewitz. No se sabe si lo dijo mientras saboreaba un chuletón.
En fin, volviendo a mi amigo vegetariano, sospecho que muy a su pesar tendrá que librar muchas batallas con los carnívoros que con orgullo presumen de su dieta y se creen en el derecho de juzgar a los demás, de casi sojuzgarlos. Lamento que tengas que estar defendiendo tu dieta de los ataques de los carnívoros agresivos. Como las cebras, que tienen que escapar de los leones. Los primeros tienen los ojos mirando al frente, buscando a su siguiente víctima; las segundas, a los lados, para poder ver quién se acerca con malas intenciones por alguno de los flancos . Por desgracia, los humanos nos parecemos más a los leones, pues también miramos desde el frente y no desde los lados.
De todos modos, si comiendo verdura se previenen las guerras, ya estás tardando en ponerme a mí una ensalada.
martes, octubre 02, 2007
El viernes me echaron por décima cuarta vez del hospital. Mientras sigan permitiendo estas aberraciones, me temo que hasta que no consiga plaza fija ( si Dios quiere, en julio), voy a tener que seguir firmando por necesidad contratos de dos días, de tres, de un mes como máximo. Es mi aportación a la macroeconomía. Gracias a mis sacrificios contractuales, el hospital tiene una mejor cuenta de resultados y por extensión España entera camina a la élite económica a costa de un número creciente de pobres. Viva, bravo y hurra.
Pero en este artículo no voy a hablar de mis pesares. Voy a hablar de los problemas de una trabajadora a la que los manejos de una desalmada hicieron que ni siquiera pueda entrar en un futuro en la rueda de los precarios del hospital.
La desalmada tiene un problema. Se siente una persona muy desgraciada y con un tremendo espíritu vengativo contra la sociedad, arroja su mierda a los demás como si tuviera un ventilador invisible. Varios compañeros han sido víctimas de su odio, pero han salido más o menos indemnes de sus ataques gracias a que la susodicha no tiene ningún poder sobre ellos, y eso que la desalmada ha buscado y rebuscado, sin encontrar el punto débil donde hacer daño. Tener contrato fijo a veces es un buen escudo contra los ataques de la perfidia.
Pero este verano entró una mujer para hacer una sustitución de dos meses, es decir, sin escudo. Procuraba, como todos los que entran por primera vez en una empresa, dar lo mejor de sí misma. Intentaba aprender con rapidez, trabajar con diligencia...Pero ésto no era suficiente para la desalmada. La desalmada quería a un ser servil que no le tosiera lo más mínimo. Por algo ya estaba fija en la empresa, y eso es un grado que le hacía estar a un nivel superior respecto a los trabajadores temporales. Por eso le molestó tanto que la nueva le dijera lo siguiente:
-Has tardado un poco en venir de tomar el café y he tenido un problema grave. Gracias a que me han ayudado, que si no no hubiera sabido solucinarlo.
Es verdad que a la nueva le faltó diplomacia, pero decía la verdad; la veterana había prolongado demasiado la pausa de la merienda: una hora, pues pude corroborarlo. No obstante, aunque la chica nueva estaba cargada de razones, las palabras que se atrevió a pronunciar a la pérfida serían la causa de que no le volvieran a contratar en el hospital.
A partir de entonces, la desleal compañera inició una campaña de desprestigio contra ella. Durante el verano, empleó las horas del café para poner verde a la pobre mujer con otras compañeras; es más, llamó por teléfono a compañeras que se encontraban de vacaciones con el único fin de decirlas que era muy desgraciada porque la sustituta era una perfecta inútil y que estaban deseando que volvieran; por último, habló con la jefa para decirla que no se le ocurriera volver a contratar nunca más a tamaña incompetente.
Tal despliegue de maldad no dejó indiferente a nadie. Algunos compañeros intentaron echar un capote a la nueva compañera dando a la jefa una versión diferente a la de ella, pero tenían una capacidad de influencia sobre la jefa mucho menor que la malvada, que había estado durante años trabajándose con adulación a la inmediata superiora. Estaba claro que no volverían a contratar a la infeliz suplente, que aspiró en los dos meses de verano la posibilidad de tener un contrato más largo y a ser posible, más estable.
"HOMO HOMINI LUPUS" decía Cicerón. Y qué poco han cambiado las cosas desde entonces. Como también es verdad esa frase que me decía mi padre y que tardé algún tiempo en comprender: "A veces, Opo, no nos echan de las empresas los jefes: nos echan los compañeros" y ahora, con la contratación temporal al orden del día esto es más verdad que nunca, donde el siguiente contrato depende de lo mal o buen compañero que sea la persona con la que has trabajado. No te culpes si, habiendo puesto toda tu buena voluntad en el trabajo, no te vuelven a contratar: has sido víctima del capricho de un desalmado.
Me río yo de los "criterios objetivos en la política de contratación".
Pero en este artículo no voy a hablar de mis pesares. Voy a hablar de los problemas de una trabajadora a la que los manejos de una desalmada hicieron que ni siquiera pueda entrar en un futuro en la rueda de los precarios del hospital.
La desalmada tiene un problema. Se siente una persona muy desgraciada y con un tremendo espíritu vengativo contra la sociedad, arroja su mierda a los demás como si tuviera un ventilador invisible. Varios compañeros han sido víctimas de su odio, pero han salido más o menos indemnes de sus ataques gracias a que la susodicha no tiene ningún poder sobre ellos, y eso que la desalmada ha buscado y rebuscado, sin encontrar el punto débil donde hacer daño. Tener contrato fijo a veces es un buen escudo contra los ataques de la perfidia.
Pero este verano entró una mujer para hacer una sustitución de dos meses, es decir, sin escudo. Procuraba, como todos los que entran por primera vez en una empresa, dar lo mejor de sí misma. Intentaba aprender con rapidez, trabajar con diligencia...Pero ésto no era suficiente para la desalmada. La desalmada quería a un ser servil que no le tosiera lo más mínimo. Por algo ya estaba fija en la empresa, y eso es un grado que le hacía estar a un nivel superior respecto a los trabajadores temporales. Por eso le molestó tanto que la nueva le dijera lo siguiente:
-Has tardado un poco en venir de tomar el café y he tenido un problema grave. Gracias a que me han ayudado, que si no no hubiera sabido solucinarlo.
Es verdad que a la nueva le faltó diplomacia, pero decía la verdad; la veterana había prolongado demasiado la pausa de la merienda: una hora, pues pude corroborarlo. No obstante, aunque la chica nueva estaba cargada de razones, las palabras que se atrevió a pronunciar a la pérfida serían la causa de que no le volvieran a contratar en el hospital.
A partir de entonces, la desleal compañera inició una campaña de desprestigio contra ella. Durante el verano, empleó las horas del café para poner verde a la pobre mujer con otras compañeras; es más, llamó por teléfono a compañeras que se encontraban de vacaciones con el único fin de decirlas que era muy desgraciada porque la sustituta era una perfecta inútil y que estaban deseando que volvieran; por último, habló con la jefa para decirla que no se le ocurriera volver a contratar nunca más a tamaña incompetente.
Tal despliegue de maldad no dejó indiferente a nadie. Algunos compañeros intentaron echar un capote a la nueva compañera dando a la jefa una versión diferente a la de ella, pero tenían una capacidad de influencia sobre la jefa mucho menor que la malvada, que había estado durante años trabajándose con adulación a la inmediata superiora. Estaba claro que no volverían a contratar a la infeliz suplente, que aspiró en los dos meses de verano la posibilidad de tener un contrato más largo y a ser posible, más estable.
"HOMO HOMINI LUPUS" decía Cicerón. Y qué poco han cambiado las cosas desde entonces. Como también es verdad esa frase que me decía mi padre y que tardé algún tiempo en comprender: "A veces, Opo, no nos echan de las empresas los jefes: nos echan los compañeros" y ahora, con la contratación temporal al orden del día esto es más verdad que nunca, donde el siguiente contrato depende de lo mal o buen compañero que sea la persona con la que has trabajado. No te culpes si, habiendo puesto toda tu buena voluntad en el trabajo, no te vuelven a contratar: has sido víctima del capricho de un desalmado.
Me río yo de los "criterios objetivos en la política de contratación".
lunes, octubre 01, 2007
El cabello rubio no abunda entre las españoles. Decenas de miles de años bajo un sol potente hace que nuestro cuero cabelludo tenga más melanina que el de hombres y mujeres de otras latitudes. Sin embargo, si aceptamos como una muestra representativa de la población española del pelo de las presentadoras de los informativos, podremos decir que el 80% de las españolas son rubias o cuando menos presentan una tonalidad de pelo diferente al negro azabache que nos distingue de los habitantes de otras latitudes.
En la literatura del siglo de oro se decía que tenían los ojos garzos aquellas mujeres que presentaban los ojos azules. Según estadísticas, un 20% de la población española tiene los ojos de ese color; debemos considerar que no debería ser muy diferente el porcentaje de ojos azules en los siglos pretéritos. O sea, que en el siglo de Oro, un 20 % de las damas tenían los ojos azules. Sin embargo, dicho color de ojos están presentes en un alto porcentaje de los poemas de la época en los que se describe una dama, junto con el pelo liso "que parece de oro".
Tendría que observar con atención cuál es el color de ojos de nuestras presentadoras de televisión, pero no me extrañaría nada encontrar un porcentaje desmesurado de ojos azules. A lo mejor se refieren a éso cuando dicen que la televisión es otro mundo; habitado, eso sí, por seres con distinto color de ojos.
Los poetas del siglo de oro estaban atraídos por las mujeres rubias con ojos azules porque éstas provenían casi todas de la nobleza. El mayor porcentaje de rubias en la actualidad se encuentran en los platós de televisión, así que no es raro que el príncipe se haya casado con Leticia, que es medio rubia y tiene los ojos claros (verdes, en este caso.) Dicen que el príncipe ha roto una tradición casándose con una plebeya. Bueno, pero ha cumplido con otra: casarse con una mujer de pelo y ojos claros.
En otros países con gran abundancia de mujeres morenas con ojos negros pasa algo parecido que aquí: abundan las presentadoras rubias en los telediarios ¿Pero cómo es posible? ¿Hay alguna fábrica de rubias en alguna parte? ¿Cotiza en bolsa las empresas que fabrican tintes? Creo que debería invertir en L'oreal.
Podemos pensar que se trata de una moda, pero en España llevamos con el furor de los ojos azules y pelo rubio más de quinientos años. El valor de las persona reside en tener cualidades que sean minoritarias de la sociedad de donde provienen, y la población de rubios siempre ha sido minoritaria en este país, salvo en cuadros, poemas y platós de televisión.
Y todo esto para decir que yo me quedo con mi morena de pelo rizado.
Etiquetas:
mujer de pelo y ojos claros.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)