jueves, febrero 01, 2007
Los cigarrillos son cilindros de papel que envuelven unas sustancias que son fruto del trabajo sin descanso que los laboratorios de las tabacaleras han hecho, con el fin de perpetuar lo más posible nuestra adicción en el tiempo. De resultas de aquellos experimentos, el tabaco huele peor y es más dañino que el que se fumaba hace unos años. Y lo detecto a pesar de que tengo mi órgano olfativo un poco atrofiado por culpa del vicio.
Cuando yo era niño y nos reuníamos toda la familia en los cumpleaños o en las navidades, se permitía fumar a mi tío y a mi madre: ella fumaba rubio y él negro. Ámbos se metían al coleto cajetilla o cajetilla y media en lo que duraba una celebración. El salón donde nos reuníamos parecía a cómo ambientan Londres cuando hacen una película de Jack el Destripador. Sin embargo, yo, si la memoria no me falla, no recuerdo que el olor fuera repugnante. Puede que hiciera daño a mis pulmones, pero no era desagradable. Tal vez también porque asocio el tabaco a mi madre, el olor de los cigarrillos no era agresivo a mi pituitaria. Notaba ese tufo tan característico en las casas de los fumadores a las que entraba y me agradaba el matiz que captaba mi olfato. Lo sabía reconocer y me gustaba.
Y otra cosa más: Como había más tolerancia, el tabaco era muy barato y la gente podía fumar en más sitios (hasta en la sala de espera de un Hospital) el fumador medio consumía bastantes más cigarrillo que los que se consumen ahora. Pese a que los ambientes estaban mucho más cargados que ahora, el humo del tabaco era menos agresivo para no fumadores y fumadores. Ahora, a los cinco minutos de entrar en un pub te lloran los ojos y se te ponen rojos; yo no recuerdo que, a mis diecisiete años, cuando empecé a frecuentar bares, donde se fumaba tanto o más que hoy, se me irritaran tanto los ojos.
Da igual la marca que se compre o si es tabaco rubio o negro (pese a la fama, ahora huele mejor el negro que el rubio) El tabaco en cigarrillos que nos están vendiendo es una estafa. Es bastante peor que el de liar y el de pipa, todo porque las tabacaleras quieren fidelizar a sus clientes del pitillo. Pero con ello, lo único que consiguen es que estemos más estigmatizados y marginados, lo que expelamos ahora es más basura que nunca y no nos dejen, con razón, estar en los sitios.
Recuerdo con una sonrisa leer en un libro escrito hace años que el tabaco hace más atractivo a un hombre porque forma parte de sus perfumes más varoniles. Perfúmate tú ahora con nicotina, ya verás lo que te dicen. Ahora más que nunca los fumadores estamos "apestados", sin olvidar de que fruto de los largos años de investigación de las tabacaleras, el enfisema puede venir más rápido.
Así que os propongo una demanda a las tabacaleras, por hacernos oler mal a los fumadores y sus casas. Ya que no las podemos demandar por lo de los enfisemas porque sus abogados están muy entrenados para defenderlas en ese punto, demandémoslas por propiciar nuestra muerte social. Como hay una relación directo entre lo mal que nos considera la gente por culpa del tabaco y los experimentos de laboratorio de los últimos tiempos, propongo que nos indemnicen por ello. ¿Vosotros qué opináis?
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