jueves, noviembre 15, 2007

Muchas veces he oído a los políticos, o incluso a los periodistas, que son distintos perros pero del mismo amo que los anteriores, acusar a alguien diciendo que tal o cual argumento es demagógico, que tal cosa es irrealizable. Por ellos, los políticos de hoy en día tienen suerte: a nada que les pidamos cosas difíciles, dicen que no lo pueden conseguir y el que diga lo contrario cae en el populismo. Por eso la mala prensa que tienen los gobiernos populistas. Chávez, Ortega y Morales son atacados una y otra vez por caer constantemente en populismo, es decir, regalar los oídos a las masas. Leo por ahí que alguna cosa buena están haciendo, pero no es políticamente correcto el decirlo. Afortunadamente yo puedo, porque ser pequeño, a veces , da más libertad de movimientos.
Ahora la moda que impera dentro de la clase política es que las promesas sólo en época de elecciones. El resto del tiempo, inauguraciones, banquetes y poco más. Pero quieren llegar todavía hacer menos. Por lo pronto, hoy es buen político el que gestiona poco, y por si eso no fuera suficiente, quieren que llegue el día en que no tengan que tener responsabilidad sobre nada: si se hace falta un hospital, que lo administren las constructoras, que de sanidad saben mucho; si se manda al país a una guerra, concesión al canto a una oscura corporación que pone al servicio mercenarios y que maten esos civiles que no se dejan invadir; si la gente se queja del servicio de telefonía, se privatiza y que se encarguen siniestras subcontratas de su soporte, para que se quejen más todavía. Hoy, sin ir más lejos, me he desayunado con la noticia de que nuestro insigne alcalde don Alberto Ruiz Gallardón tiene la intención de privatizar el servicio de concesión de licencias de apertura de locales. Como ha habido unos cuantos funcionarios corruptos en el departamento, él, en lugar de asumir la responsabilidad por la mala gestión, lo que hace es privatizar el servicio ¿No es acaso esa decisión el reconocimiento implícito de que lo ha hecho rematadamente mal? "como soy un irresponsable, dejo en manos lo de las licencias a un empresario amiguete, que es gente seria y sólo piensa en el bien del ayuntamiento"
¿Qué hará nuestro señor alcalde, cuando se quede sin funcionarios ni buenos ni malos a los que mandar?
Yo prefiero los políticos de antes, que te prometían el oro y el moro y cuando la pifiaban no llamaban a sus primos de Zumosol los empresarios y privatizaban para así eludir responsabilidades. Tenían otra forma de eludirlas, pero eso es otra historia. Por lo menos quedaba en la ciudadanía el rayito de esperanza de que el mundo podía ir mejor. Ahora, el horizonte son unas hordas de subcontratas que vienen a arrasar nuestra nómina de fin de mes.
No me creo yo que esa empresa que va a gestionar las licencias vaya a renunciar a los pingües beneficios que antes se llevaban los malvados funcionarios. Lo que antes se llevaba el corrupto funcionario, ahora será un limpio balance. De dinero "b" pero limpio, al fin de al cabo.
Nuestro alcalde acude a otros para que hagan lo que él no ha hecho bien. Muchos le aplaudirán, pero yo no. Si eso no es reconocer incompetencia, yo no sé qué lo es.
A nuestro alcalde lo que en verdad le gusta es visitar colosales obras de ingeniería civil recién hechas, obras que por cierto le han hecho los compinches que están deseando que no deje de privatizar para que presuma ante la ciudadanía. Pero se le puede acabar el chollo: Llegará un día que sus compadres privaticen el servicio de los funcionarios que inauguran y una pobre estríper, contratada por una ETT, cortará la cinta y después hará el numerito de la barra ante los orgullosos ciudadanos, que veremos esto como un signo inequívoco de modernidad.
El sentido común se confunde con la demagogia, y es de sentido común que el ciudadano pida lo imposible para que lo bueno se haga posible. Pero de momento, todo el mundo calla.