viernes, diciembre 29, 2006

La tele es modelo de comportamiento humano. Nos da tipos en los que basar nuestra conducta. Ahora está de moda el tipo borde y grosero, con una sinceridad tan brutal que pone a las señoras con ansias de redimir a tipos malos. El "Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho asín" que cantara Jeanette. Los tipos más bordes de la tele son House y Risto Mejide. Bravo por decir lo que los demás no nos atrevemos.
Dan un tipo masculino que gusta, tanto a mujeres como a hombres: están por encima del bien y del mal, actúan como jueces y dicen cosas que a los demás nos costaría un "triunfo" decir; yo recuerdo situaciones en las que he dicho tierra trágame, cuando he sido yo la víctima del ataque de la amenaza borde.
Unas veces, no he sido yo la víctima y otras he presenciado cuando lo han sido otros. Yo casi siempre he sentido conmiseración por el atacado, pero casi siempre ha quedado mejor el borde que su víctima. La gente suele estar con el más poderoso. La víctima, enrojecida de vergüenza, queda en el ridículo más espantoso y le está doliendo el guantazo verbal una semana. Es como los documentales de leones: siempre que logra dar la letal dentellada en el cuello a la gacela sientes pena por ella, pero no puedes dejar de pensar: "es ley de vida".
Y mientras el grosero gana puntos socialmente, bien por el miedo infundido por sus invectivas ("no vaya a ser yo el siguiente", piensa el personal) , o bien porque ha sido especialmente ocurrente (sarcasmos, ironías, retruécanos y metáforas puestos al servicio de la peor leche humana), el receptor de bilis se queda como un tonto mirando al sol.
Menos mal que esto de los bordes de la tele, como todo, es una moda pasajera. A lo mejor tiene el beneficio sicológico de una vacuna, es decir, cuando nos topemos con un tipo grosero, nos acordamos de cómo trataba House a sus colaboradores y se nos pasa el cabreo de no ser los únicos maltratados por la testosterona.
Espero que la próxima moda que llegue sea la de los tipos bonachones incapaces también de decir una mentira, pero con educación. Como yo, que no tengo abuela.
Por cierto, otra cosa que tienen el común House y Risto Mejide: que tienen a su servicio un buen nutrido grupo de guionistas.
Feliz año nuevo.Publicar