viernes, enero 25, 2008

A ver si alguien entiende algo de esto...
Un tipo, llamado Jérome Kerviel, que gana 100000 euros al año (¡Quién los pillara!) resulta que se mete en un lío muy gordo y mediante sus conocimientos de la cosa informática y bancaria, ininteligibles para el común de los mortales, hace desaparecer, sin que ello le beneficie en modo alguno, la friolera de 4900 millones de euros. Eso es más o menos lo que declaró el director general del banco, Daniel Bouton.
Pero no acaba ahí la cosa: parece ser que estuvieron interrogándole en el banco durante todo el fin de semana, y después de hacerlo, le dejaron marchar sin más, sin avisar a la policía para ponerle a disposición judicial ¡Tal y como es un banco, que menudas se las gastan si alguna vez no puedes pagar la hipoteca, máxime si le haces perder tantos euros!
¿Vosotros creéis que alguien haga algo por nada? No entiendo cómo es posible que este chico volatilice esa cantidad de dinero, que seguro serviría para comprar algún país (Andorra seguro, con cámaras digitales incluidas) y que esa acción no sea de provecho para alguien, siquiera para él mismo.
El chico anda en paradero desconocido y temo que le pase lo que a Roberto Calvi, ese banquero envuelto en oscuros manejos que controlaba el Banco Ambrosiano, cuyo principal accionista era el Vaticano. El señor, se suponía que se había suicidado en un puente de Londres. Una reciente autopsia demostró que fue un asesinato. Confiemos que el asunto de la Société Génerále vaya por otros derroteros.
Algunos apuntan que es imposible que él solo montara una operación de tan envergadura y que fuera capaz de hacer desaparecer esa desorbitante cantidad de dinero, que tendría que tener cómplices dentro o fuera del banco; otros dicen que en realidad era un pobre tonto. Ya. ¿Y cómo es posible que un tonto montara tan sofisticado fraude, aún con la tremenda pérdida de dinero? Los hay también que afirman que pese a lo abultado de su sueldo, no dejaba de ser un empleado de tercera fila ("no era uno de los nuestros" a decir por el presidente del banco) y que en realidad está siendo utilizado como chivo expiatorio para tapar maniobras corruptas de más altas esferas.
Esta historia tiene tantas lagunas que no se la cree ni el mismísimo director general del banco; lo cierto es que, como dicen en las series policiales, en este caso hay piezas que no encajan. Demasiadas para que nos creamos la versión oficial del banco. Yo no tengo claro siquiera que el propio Jérome sea culpable, pues como en las buenas series de detectives, los sospechosos son muchos, además, Jérome no era "uno de los nuestros".