miércoles, enero 24, 2007

Hay veces que me siento un personaje viviendo historias que ya están escritas. Algunas cosas de mi vida actual ya las han escrito tres escritores diferentes.
El escritor más moderno que narra cosas de mi vida es don Luis Carandell. Con su fina ironía, Carandell decía que una de las cosas que caracterizaba al pueblo madrileño es que anhelaba el ser funcionario. Sí, una de las aspiraciones típicas del madrileño medio es un puesto en la administración. Esto nos diferenciaba del pueblo catalán, que normalmente se enfrentaba al pueblo madrileño por la cosa de los permisos para emprender fructíferos negocios. Afortunadamente, la cosa ha cambiado para los catalanes. Ahora se tienen que enfrentar con la administración de la Generalitat. Por lo menos no tienen que viajar 700 km, pero el rollo burocrático sigue siendo el mismo.
Yo, como madrileño que soy, quiero ser funcionario de carrera. Más que por mi condición de madrileño, por la cosa de la supervivencia.
Don Luis Carandell también hablaba de la afición de los madrileños al café con leche, de hecho, dice que fueron los funcionarios los que lo inventaron. Yo juraría que sí.
Otro escritor que narra cosas de mi vida es el sin par don Benito Pérez Galdós, en su obra Miau. En la obra, don Benito nos describe un funcionario que ha cesado como tal en la
administración pública, con lo cual ya no puede tener la despreocupación que le garantizaba su vida de funcionario. Hay cosas que no son paralelas mi vida con la de este personaje, pero en lo esencial estamos en la misma situación: añoramos nuestra vida de funcionario y no vemos la manera de volver a ocupar un puesto en la administración.
El tercer escritor que ha escrito cosas de mi vida en don Mariano José de Larra en su artículo "vuelva usted mañana" Ya sabéis de que va. Os preguntaréis: "¿éso, qué tiene que ver contigo, si tú siempre has estado al otro lado de la ventanilla?" Bueno, pues es que llevo desde el miércoles de la semana pasada pidiendo un certificado de empresa a Recursos Humanos del Hospital donde trabajé para arreglar mis papeles del paro y siempre me dicen que estará para mañana. Lo malo es que, de seguir así, me voy a encontrar con que se me van a pasar los plazos para que me concedan el subsidio. Muchos pensaréis: "cazador cazado" pero lo cierto es que yo en los puestos en los que he estado siempre he intentado agilizar los trámites al máximo de las personas que han acudido a mí. Es una vergüenza que hagan peligrar mi magro sueldo del INEM.
Es verdad eso de que la vida imita al arte. A veces me siento un personaje de cualquiera de estos escritores. Dios quiera que esta novela que es mi vida no termine en tragedia y sea esa novela costumbrista en la cual los personajes viven con despreocupación, aunque a ojos de lector pueda resultar aburrida.