miércoles, junio 06, 2007

La temporalidad. Pero qué bonito. Nuestro gobierno lucha contra ella con aparente denuedo. "Hagan contratos indefinidos""España, contra el empleo precario""Debemos luchar contra la siniestralidad laboral, que se ceba especialmente con los trabajadores temporales"
Y mientras, en connivencia de los sindicatos... Dentro de todas las administraciones estatales...Miles de trabajadores temporales y cientos de subcontratas. No lo publicará ningún periódico mañana, pues interesa más la disputa sobre el problema etarra que mantienen gobierno y oposición. Sin embargo, sobre el excesivo uso del trabajador temporal mal pagado dentro de la administración pública... De eso, no dirán nada, siendo un grave problema que afecta a cientos de miles de individuos. Tal gravedad no entra en la agenda política de ninguno de los dos grandes partidos.
Con su beneplácito, tanto representantes sindicales como gerencias procuran que todo siga igual. Se escudan en las malas leyes del funcionariado para decirnos a los temporales del estado que es injusta nuestra pretensión de un contrato que se perpetúe en el tiempo de forma indefinida. Según la ley principal del funcionariado, los que quieran ser trabajadores fijos del estado deben entrar mediante procesos en los que primen la igualdad, el mérito y la capacidad. Pues bien, ¿Acaso esas bolsas por las que hemos entrado la mayoría de los temporales no se ajustan a los tres preceptos mencionados? Deslegitiman sin razón nuestra justa pretensión de ser fijos. El temporal típico de la administración pasa por un proceso selectivo por el cual se entra en una lista. Pueden pasar dos cosas: o que tenga la suerte de que el segundo contrato sea de interinidad o que encadene una serie infernal de contratos temporales en los que no tenga derecho ni a vacaciones porque la mayoría de esos contratos sean para cubrir a los fijos en las suyas. En ambos casos, el trabajador temporal ha demostrado a la administración pública su "mérito y capacidad" ¿Alguien en su sano juicio contrataría más de dos veces a alguien o le daría una interinidad si no se hubiera mostrado capaz y trabajador?
Antiguamente, la gente entraba con contratos temporales y finalmente consolidaba el puesto dentro de la administración. Era lógico. Cierto es que eso daba lugar a enchufismo, pero en prevención de ese mal menor, se generó uno que es un mal mucho peor: el de la generalización de la precariedad dentro del propio estado. Por no hablar de la externalización de los servicios, donde la administración permite que se cobren peores sueldos por un mismo trabajo y con condiciones laborales todavía más precarias.
Esto es fruto a una de las viejas ideas del neoliberalismo infame de la escuela de Chicago y demás, los cuales querían un estado débil y barato (todo lo quieren barato). Este concepto del estado fue aplicado con esfuerzo, denuedo y manipulación de la opinión pública tanto por los gobiernos socialistas como por populares. Así estamos hoy.
Aviso de navegantes: nos dicen que los trabajadores españoles tenemos que competir con los chinos y éstos trabajan de lunes a domingo, de doce a dieciocho horas diarias, por menos de cien euros mensuales. ¿De verdad queréis competir por algo así? Si no es así, todos debemos luchar porque, para empezar, sea el propio estado el que genere un empleo digno. Para ello, deben erradicarse el contrato temporal y la subcontratación. El Estado es la empresa española que más recurre al trabajo temporal. No deberíamos permitírselo, por el bien de todos.