jueves, mayo 10, 2007

Hoy el País trae un reportaje que se titula ¡Ay, que me ha tocado! (http://www.elpais.com/articulo/ultima/Ay/ha/tocado/elpepuult/20070510elpepiult_1/Tes) Si lo leéis a fondo, veréis lo pobres que somos los madrileños y por lo general, las gentes de España (incluso algunos que no se incluyen entre esas gentes)
Qué paradoja más cruel: la Comunidad de Madrid sortea viviendas como si fueran abrigos de visón, sortean cosas indispensables para una vida digna como si fueran un premio de ese antiguo programa de televisión llamado el Precio Justo, cuyos premios estaban destinados a contentar los caprichos de una clase media con aspiraciones a ser clase alta: joyas, abrigos de piel y hasta un Cadillac Seville vi que le tocaba a un concursante de Chiclana.
El artículo se completa con una breve biografía de una agraciada que parece sacada del Madrid de las novelas de Pérez Galdós: una mujer en paro que vive con otros nueve familiares en casa de su madre.
El artículo termina con la conversación de dos hombres: "Lo jodido es que ha subido mucho la vivienda". "No, el problema es que los sueldos son de miseria".
Entonces, recuerdo que en un momento del debate con Mariano Rajoy, éste dijo: "el problema es que debemos competir con los chinos que hacen camisetas a un euro" Como buen gallego, insinuó que el reto de la sociedad española es ser como los chinos que fabrican esas camisetas: sumisos, con horarios infernales y baratos. Vamos, que los tiempos que nos viene a las clases bajas es como para echarse a llorar.
Hace tiempo, los sindicatos firmaron unos acuerdos con la patronal y con el beneplácito del gobierno del PP (da igual si el que hubiera gobernado hubiera sido el PSOE) en los que se contemplaba la moderación salarial para el repunte de la economía. De resultas de aquello, la gente cobra una mierda y entra en el sorteo de las necesidades básicas. El problema ha venido dado por la aceptación de la fuerza del trabajo como un recurso más del capital, sin valorar que detrás de cada puesto de trabajo hay un ser humano con necesidades.
En fin, que mientras los españoles hace unos pocos años tenían las necesidades básicas cubiertas,tenían tontas aspiraciones, como que les tocara en un concurso un Cadillac Seville o un abrigo de visón. Ahora ya no ¿Nos hemos hecho los españoles más inteligentes? No, nos hemos hecho más miserables.
Curiosa teoría económica aquella que dice que para que funcione un país su gente tiene que vivir en la miseria.
Que nunca llegue el día en que la Comunidad de Madrid tenga que sortear la comida porque en el Hipercor no haya quien la compre.