Estos de Telefónica tienen un humor y un buen rollito que me parto: pues no te anuncian un plan de vigilancia de lo que pasa a tu negocio como si hubieran inventado la bombilla, como si hubieran rescatado a la humanidad de la edad de las tinieblas.
El producto que anuncian con una alegría de un contagioso que dan ganas de cubrir de besos al vecino que tanto odias es una suerte de videocámara conectada al ordenador para aumentar el contro de tu negocio. La videocámara del anuncio enfoca directamente al sufrido empleado de una presumible tienda de ropa haciendo una feliz transacción con
un cliente. Y no sé porqué, me imagino al empleado que no le llega la camisa al cuello pensando que el jefe le puede estar mirando lo que hace en todo momento. Para mí desde luego no es una situación muy cómoda.
Pero no sé cómo me sorprendo si caminamos a un Gran Hermano capitalista, donde te anuncian videovigilancia fascista como si fueran caramelos Sugus. Encima, con los acordes de la alegre cancioncilla de Bob Sinclair, Bob Sinclair. ¡Pero como te vendes, Bob, a esos malnacidos vendedores de Gran Hermano!
En un futuro nos encontraremos cosas como ésta: "Telefónica vende a los emprendedores el plan WC: con el plan WC sabrás en todo momento lo que ocurre en todos los rincones. Siéntate como Dios." Vamos, que pondrán cámaras conectados a un ordenador para ver qué hacen los empleados en el baño. Y reza por no tenerla más grande que el jefe, entonces, despido seguro.
Corren tiempos maravillosos para el fascismo de buen rollito y muy malos para la libertad melancólica. Como decía ese genial dúo que se llamó martes y trece:
Telefónica, siempre jodiendo.