Hoy que estamos en tiempo de reyes me he acordado de uno de los regalos que le hice a mi chica y que más me gustó hacer:se trata de un reloj Benetton hecho en colaboración con la firma Bulova.
No, no es que ahora la casa Benetton haya decidido patorcinar este Blog, aunque como con la Junta de Andalucía, estoy abierto a todo tipo de propuestas.
Verdaderamente se trataba de un reloj muy bonito; era dorado sin llegar a ser hortera, con un pequeño mapamundi hecho en la esfera con los continentes también en dorado y con los océanos azul oscuro. Era un reloj que gustaba mucho. Mi chica tenía que alargar la muñeca muchas veces porque la gente se lo pedía para fijarse mejor en el reloj. Era realmente precioso.
En un principio, ella se lo ponía sólo en las ocasiones especiales, pero yo le pedí que por favor se lo pusiera todos los días, porque le decía yo que las cosas que regalaba eran para que las usara. Además ella es de natural cuidadosa, y yo sabía que mal trato al reloj no iba a dar. Pero, sin que mi entonces novia hiciera el cafre, el reloj se empezó a deteriorar rápidamente: la pintura dorada se descascarilló y se cayó poco o poco; se veían los cachos blancos de la chapa. El cristal de la esfera empezó a tener rayones hechos como si mi novia la estuviera rozando por las paredes, tanto es así que de los cinco continentes apenas podía verse uno. Y qué decir de al maquinaria. Primero retrasaba diez minutos, después quince y después hasta horas. Mi chica llegó a ponérselo incluso cuando ya estaba inservible para ser utilizado como reloj.
El reloj por el que yo había estado ahorrando tanto tiempo, puesto que mi economía de estudiante estaba muy maltrecha, apenas había durado dos años puesto en la muñeca de mi mujer. Ahora duerme el sueño de los justos en un joyero, aunque dudo que merezca el honor de estar en tal sitio.
Cuando yo compré ese reloj no lo hice sólo por lo bonito que era, si no porque yo quería que ese reloj nos acompañara toda la vida. No soy fetichista, pero pienso que los regalos que te hacen tu amado o amada, por muy insignificantes que sean, deben ser para que pasados muchos años puedas mirar a esos objetos y acordarte de quién te lo regaló cuando se encuentre ausente.
La lástima es que la principio que rige a muchos objetos de hoy en día es el de la "obsolescencia programada". Eso quiere decir que los objetos están hechos de unos materiales con una durabilidad escasa. Tal vez es esa la razón de que mis suegros tengan un móvil con ocho años en perfecto funcionamiento y los modelos que se compraron después sus hijos y nietos apenas duren dos años.
La obsolescencia planificada es un principio inventado por una razón puramente económica. Afecta a todos los objetos cotidianos: ropa, calzado, electrodomésticos, autos, etc. La cosa es que cuanto menos nos duren los objetos, mejor, pues antes los tendremos que sustituir por otros y así las fábricas no tienen caídas de producción. He de reconocer que en parte tienen razón, porque había aquí en España una marca de electródomésticos llamada Kelvinator que los hacía tan buenos, que al final quebró. En la casa del pueblo tenemos un frigorífico de 25 años que todavía congela bien. Con eso os lo digo todo. Desgraciadamente, el premio a su calidad fue la quiebra de la firma que lo fabricó.
Yo compré el Benetton porque era un reloj precioso. Lo hice porque quería regalarle una cosa hermosa a mi chica. Pero desgraciadamente, hizo verdad el tópico de que las manufacturas italianas son de elegante diseño pero de poca calidad. Qué le vamos hacer.
Transcurrido el tiempo le compré otro reloj, esta vez de mejor calidad pero de diseño más feo. Y cuando voy al cajón, y miro el puñetero Benetton, no puedo por menos que maldecir a la mente retorcida que se le ocurrió esa cosa tan mala de la obsolescencia programada.
Dentro de poco, cuando nos compremos un coche, harán como con los Yogures:
"conducir preferentemente hasta marzo de... La empresa fabricante no se responsabiliza de los accidentes ocasionados por la obsolescencia después de la fecha indicada". Ains....