jueves, marzo 27, 2008

Leo en el editorial de El País del día de hoy:

"A punto de cumplirse dos meses desde su inicio, la huelga de funcionarios de Justicia de las siete autonomías que no tienen transferidas las competencias sobre la materia (gestión del personal auxiliar y de los recursos presupuestarios) no tiene visos de llegar a su fin.(...)
El daño infligido a los ciudadanos en este tiempo es ya considerable,(...) Pero, más allá de las cifras, lo que evidencia esta huelga son los múltiples efectos que provoca, a cual más nocivo para el ciudadano."

Si se lee entero, aún siendo más tibio en otros párrafos, el mensaje subyaciente que nos deja es: "Qué malvados son los huelguistas, que por su culpa está la justicia paralizada". Parece ser que este medio, afín al gobierno, no perdona las pitadas que parte de este cuerpo de funcionarios dedicó a Zapatero en algunos de sus mítines.

Hace relativamente poco tiempo, trabajadores del aeropuerto del Prat se pusieron en huelga, lo que les supuso una lluvia de críticas de los medios; también pasó cuando los trabajadores del sector de la limpieza del Metro de Madrid decidieron que ya iba siendo hora de aumentar un poquito más sus exiguos salarios y reducir también los contratos precarios; pues bien, algunos tertulianos y columnistas casi salen a la calle a lincharlos "por no respetar las leyes del mercado". Bueno, esto no lo dijeron, me lo he inventado yo. En realidad criticaron a los operarios de la limpieza porque "el metro estaba en unas condiciones de salubridad deplorables y unos han echado aceite a los escalones ¡La culpa es de todos los huelguistas!". Yo creo que es normal que si no se limpia el metro esté sucio, pero parece ser que nuestros propagadores de opinión oficiales y homologados creían que el metro debía estar reluciente después de varias semanas de huelga. También consideraban justo criminalizar a todos los huelguistas por la conducta de unos pocos desalmados
El derecho de huelga está recogido en el artículo 28 de la constitución, pero por lo que parece nuestros poderes mediáticos quieren que las personas no hagan uso de ese derecho. Vamos, como el artículo 47, el de la vivienda. Está muy bien que ambos estén recogidos en la Carta Magna, pero hay que hacer todo lo posible para que no se cumplan. Además, teniendo como principio rector de todo al mercado ¿Para qué queremos leyes? Quien se leyera la constitución europea que nos querían meter con calzador, comprobarían porqué los franceses la rechazaron. La palabra "mercado" aparecía 63 veces, que las conté. Más que ninguna otra, más que igualdad, por ejemplo, eso que nos gusta tanto a todos.
Si hoy se redactara la constitución, sería imposible que en ella apareciera el artículo 28. Algunos vigilantes del sistema, es decir, algunos periodistas y tertulianos pondrían el grito en el cielo para que ese derecho nunca entrara en la Carta Magna que nos diéramos los españoles. Aducirían que la huelga es lo más contrario que hay al libre mercado, porque impide la flexibilidad laboral tan necesaria en las sociedades capitalistas, interrumpe la actividad económica (total o parcialmente) y hacen que aumenten los salarios perdiendo el país, en su conjunto, competitividad. El derecho a la huelga sería considerado una rémora de constituciones obsoletas, y mucho nos tendríamos que cuidar que la nuestra lo fuera antes de nacer.
Lo peor de todo es que el País lanza un mensaje contra la huelga utilizando su editorial, o sea, que está expresando la opinión conjunta de todo el periódico. Si eso dice el periódico progresista, no quiero pensar en lo que habrá dicho sobre la huelga Federico Jiménez Losanto. Claro que, ése con tal de llevar la contraria al grupo Prisa... Lo mismo nos sorprende.
En fin, a veces se me olvida que los medios de comunicación son, sobre todo, empresas con sus cuentas de resultados y su devoción al dios mercado ¿Por qué me habría de extrañar que en esos medios se hable en contra de las huelgas? Lo raro sería lo contrario.
A veces peco de demasiado ingenuo.