El libro segundo dedicado a la comedia de Aristóteles debe ser el libro no leído más conocido del mundo, gracias sobre todo a la novela de Umberto Eco, el nombre de la Rosa. El libro es falta irremplazable en el acervo cultural de Occidente. Nada menos, lo que el tiempo nos ha quitado es la interpretación aristotélica de una de las dos caras más importantes de la vida: la comedia.
La influencia de Aristóteles en la cultura occidental es innegable, aunque muchos no saben que su primer traductor fue el filósofo y médico musulmán Averroes, así que ¡Oh, sorpresa! Uno de los pilares de la cultura occidental fue traducido por este eminente musulmán. Que tomen nota esos que alientan todo lo que pueden el choque de civilizaciones.
Pero el éxito de Aristóteles fue, sobre todo, porque la Iglesia Católica, en cierto modo, se apropió de él y lo interpretó como Dios le dio a entender, y nunca mejor dicho. También es verdad que escogió de todas sus enseñanzas lo que le interesaba. La Iglesia siempre fue una gran publicista de lo que le interesaba, y silenciaba o eliminaba lo que no.
No se me malinterprete: no voy a acusar sin pruebas de la desaparición del segundo libro de la poética: se perdió en la noche de los tiempos, y la desaparición intencionada es una hipótesis más; sería estupendo que estuviera en un anaquel perdido de la biblioteca Vaticana, pero creo que eso es un buen argumento para el Código da Vinci II que poco tiene que ver con la realidad.
Lamentablemente, quizás hubiera estado bien tener esas meditaciones de Aristóteles para que la comedia estuviera en el lugar que le corresponde: a la misma altura que la tragedia. Realmente nunca lo ha estado, pese a ser una de las dos caras de la misma moneda. los que cultivan la comedia no son tan respetados como los autores que nos han hecho llorar o se han puesto estupendos de puro serios. Es algo que me parece injusto. No sé si os acordaréis de la polémica que hubo por la concesión del premio Nóbel a Darío Fo ¡El Nóbel a un cómico!¿A quién se le ha ocurrido tamaño dislate?
Un libro puede cambiar la percepción de la realidad; con su desaparición, el segundo tratado sobre poética de Aristóteles cambió la forma de percibir la comedia. De haber podido leerlo, el pensamiento occidental hubiera ido por otros derroteros, seguro.
Es una pena que a la comedia nunca se la haya tomado en serio. Salvo Aristóteles, que le escribió un libro.