Hoy amaneció plomizo el día y en apariencia rutinario: un día como otro cualquiera de curro. Me siento en el sitio que tengo asignado en al oficina. Enciendo la computadora. Llega mi compañera. Me da los buenos días. Se los devuelvo. De repente, cambia su cara de saludar por las mañanas por otra que dice "menuda le voy a soltar a éste":
- Oye, una cosa: ¿A quién sustituías tú?
- A Anselmo Naranjas
- Pues me parece que estuvo ayer por aquí
- Pero a mí no me ha dicho nadie que haya vuelto.
- La cosa es que ayer le vieron.
- Ya me tienes en ascuas. Voy a preguntar.
Paso a la sala grande de la oficina. Veo a un señor gordito que no había visto antes. Me puse en lo peor.
- Perdona, ¿Tú eres Anselmo y vas a trabajar ahora?
- Pues sí.
- ¿Estás trabajando desde ayer?
- Sí, desde que me di el alta.
- Pues yo soy tu doble que también iba a trabajar ahora. Y trabajé ayer. En tu puesto. Por ti. Parece ser que los dos trabajamos por ti.
Griterío y zapatiesta, soy el protagonista, la reina por un día que ha roto la gris rutina de la oficina. "Pero cómo le han podido hacer esto al chico" " Vamos, que no avisar al chico" "Mira que hacer venir al chico" "Lo que han hecho al chico no tienen nombre" "Chico, yo que tú lo denunciaba"
Y yo, que ante lo patético he desarrollado una gran capacidad de abstracción sólo podía pensar:
"¿Por qué me llaman chico, si tengo más de treinta años y canas alrededor de la fontanería mía de abajo"
-¿y ahora qué hago? ¿Me marcho a mi casa?
- Vete presto a personal, ésto tiene que arreglarse de algún modo.
Llego al Departamento de personal. "oye, que esto es una faena, que cómo me podéis hacer esto, que he trabajado dos días por la cara que cómo no se me avisa de que a la persona a la que sustituyo le han dado el alta"
"Es que nadie nos ha avisado a nosotros" "Lo sentimos mucho" "Lo intentaremos arreglar de algún modo" "No te preocupes, que ese día te lo pagamos"
A todo esto yo, que ante lo patético he desarrollado una gran capacidad de abstracción, mientras me hablaban pensaba en dónde estaba la gasolinera más próxima para comprar un bidón de gasolina y pegar fuego a toda la sección de Recursos Humanos. Hasta que al final me dicen que vaya a hablar con el jefazo de mi sección.
Total, que me voy a hablar con el jefe máximo. "Mire, que cuando he venido, me he encontrado con esto" "Es que me cago en todo lo que se menea, pero no se lo digo a usted en voz alta""Que cómo podemos arreglarlo" "que soy el último mono y por dignidad debería mandarles a todos ustedes a la mierda, pero me callo como un cobarde"
Total, que el hombre dice que no me preocupara, que me fuera a tomar un café para tranquilizarme y que volviera en cuarto de hora. Eso hice. Cuando volví, la segunda de a bordo llega hacia mi toda nerviosa y dicen que han podido hacerme otro contrato de sustitución por otra persona. Yo calculo que pasará otra semana más hasta que podamos trabajar codo con codo los dos en el mismo puesto. Felicidad y algarabía y vivan los hombres en perfecta comunión con el mundo.
y yo, que ante lo patético he desarrollado una gran capacidad de abstracción, pensé:
- Malditos gobiernos sociatas que introdujeron los contratos precarios. Traidores.