miércoles, noviembre 29, 2006
LLevo ya casi dos meses escribiendo este blog y es la forma que tengo de cumplir con uno de los tres objetivos de un hombre: escribir un libro , tener un hijo y plantar un árbol. Como supondréis, estas líneas son parte de los objetivos. Muchos diréis que hago trampa, pero no se dice en ninguna parte que el libro esté en papel. Además, me parece más molón que mis letras naden por el ciberespacio.
Yo siempre he querido escribir un libro, y en un principio, se me ocurrió hacer un libro de cuentos. Llegué a escribir varios, pero no son suficientes para tener un libro en condiciones. Por cierto, mis cuentos han gustado mucho a quienes los han leído, sobre todo uno que presenté a un concurso. Le gustó muchísimo a todo el que lo leyó. Salvo a los miembros del jurado, dado que no me pusieron ni como finalista. Cabrones.
También he empezado algunas novelas. La novela en la que más tiempo he empleado ha sido una de la que llegué a escribir 60 folios. Una pena de relato. Es la historia de un chaval que había perdido el tabaco. Como podéis comprobar, la cosa no daba para mucho. Bastante es que con ese argumento tan pobre escribí sesenta folios de auténtica tensión nicotínica. Ni el propio Joyce, en caso de estar vivo, sacaría una novela decente con tan poca cosa. Seguro que sólo le daría para 1200 folios.
Como ya he dicho otra vez, también lo he intentado con la poesía ¡Qué poemas, Dios mío! Si Pablo Neruda hubiera tenido oportunidad de leerlos, en vez de hacer "veinte poemas de amor y una canción desesperada", hubiera hecho "veinte canciones desesperadas. Punto" Si los echara un vistazo Benedetti, enloquecería seguro. Creería tener otra identidad, ser otro Mario:
Mario Vargas Llosa.
En el colmo de su locura, seguro que hasta le daría por hablar bien de Margaret Thatcher.
En cualquier caso, como esto de escribir me es placentero y sólo necesitaba un formato que me fuera bien, pues... Qué mejor que un blog, donde aparte de cumplir mi sueño de hacer un libro, puede que, con el tiempo, lo lea mucha gente y se sientan tan a gusto leyéndolo como yo escribiéndolo.
Bueno, me quedan las otras dos misiones: la de plantar un árbol y tener un hijo. La primera es fácil, un día me voy a un parque de mi ciudad y planto un árbol. De paso, ayudo a los jardineros a recoger las hojas, a recortar los setos y podar las ramas. El problema, que me tomen por un desequilibrado y no me dejen coger las tijeras de podar.
En cuanto a la de tener un hijo, deseo con toda mi alma el poderos contar desde aquí la emoción del nacimiento de nuestro vástago, sus primeras aventurillas, y así hasta que sea él el que os hable desde un blog. Ya veremos, espero que no lo tengamos siendo muy mayores mi esposa y yo.
En fin. Deseadme suerte para completar las tres misiones,pero, como dicen que si cumples tu destino te mueres, para que eso no ocurra, pues quiero morirme tarde, después de cumplir con las tres misiones fundamentales, haré otras tres cosas:
Plantar un libro, tener un árbol y escribir un hijo.
¡Ah, y aprobar una oposición!
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