martes, abril 01, 2008


¿Puedo robarte un poquito de tu tiempo, estimado cibernauta?
Esta que ves es la última entrada de mi blog, mi botella de náufrago lanzada a este océano virtual. Con ésta son 474 botellas lanzadas. El barco en donde viajaba y que zozobró traía como parte del cargamento la producción de una fábrica china de cristal , y eso me ha permitido mandar tanto mensaje. También había muchos bolis y mucho papel en la bodega, por razones que no vienen al caso. Ello me permitió el ir lanzando mensajes, uno cada día, salvo en algunas ocasiones en las que notábame yo poco inspirado.
En esta isla tan peligrosa pero a la vez tan maravillosa no es que me sienta solo, de hecho noto que somos muchos, por ello un día tuve la necesidad de mandar mi visión del mundo, en pequeñas gotas, porque soy de las personas que nunca tendrán bastante a la hora de comunicarse. Hablo por los codos y por las teclas y hablo sobre todo, porque tengo ganas de decir:

A LA INMENSA MAYORÍA

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
Blas de Otero

Tituló un libro Jose Luis Sampedro de forma muy hermosa: escribir es vivir. Yo no comprendí el sentido de la frase hasta que me puse con este blog. Cada vez que lanzaba una botella, notaba que vivía:

Yo soy aquel que ayer no más decía
el verso azul y la canción profana,
en cuya noche un ruiseñor había
que era alondra de luz por la mañana.

El dueño fui de mi jardín de sueño,
lleno de rosas y de cisnes vagos;
el dueño de las tórtolas, el dueño
de góndolas y liras en los lagos;

y muy siglo diez y ocho y muy antiguo
y muy moderno; audaz, cosmopolita;
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,
y una sed de ilusiones infinita.

Yo supe de dolor desde mi infancia,
mi juventud.... ¿fue juventud la mía?
Sus rosas aún me dejan su fragancia...
una fragancia de melancolía...

Rubén Darío

Pero dejo hoy de actualizar la bitácora del Tristopositor. Me esperan dos meses muy duros y quiero dedicarles toda mi atención a mis estudios. Aunque estoy despidiéndome, qué curioso, creo que ya estoy sintiendo el mono de escribir que seguramente me dará mañana, pasado y dentro de dos meses, cuando ya no tenga esta maravillosa rutina del negro sobre blanco:

Quiero...

Quiero escribir y sentir
Doblar la esquina y encontrarme
Desquiciar mi alegría por doquier
Ensayar los besos mil veces
Quiero reír y consentir
Saltar al vacío y despertarme
Sacudir la mañana y enaltecer
Doblegarme sin escasez
Quiero consentir y seguir
Mover la pereza y entusiasmarme
Derrochar proezas sin entorpecer
Seguir queriendo sin declives
Quiero buscar y elegir

(Sonofotlon)

Amigo cibernauta, no pienses que este blog está muerto. Vivirá siempre y cuando alguien lea uno de los muchos articulillos que hay en él. Los hay mejores y peores, pero no dudes que este humilde servidor tuyo los ha escrito con la honradez y el talento que ha sido capaz.
Por ello, quiero dar un homenaje a todos aquéllos que me han leído. Me voy a dar el lujo de dar el nombre o el seudónimo de casi todos mis lectores:
Gracias a Sara, a Dani, a Sonia, a Antonio ,a José, a Cande, a Isabel, a Manu, a Teresa, a Merche, a Jesús, a Irene, a Ricardo, a Ángel, a Miguel Estrella, a Miguel Ángel, a Redonna, a Hyde, a Sonofotlon, a Almudena, a Fujur, a zapa celeste, a Ana Paz, a Silenciosa, a aquellas personas que pese a no escribir mensajes me han leído y sobre todo, gracias a mi chica, María José, por su paciencia en nuestra vida cotidiana y por la que ha demostrado leyendo todas y cada una de las 474 entradas. Mi lectora más fiel. Te quiero.
¿El futuro? Es más que probable que abra otra nueva bitácora después de hacer el examen. Mientras, seguiré leyendo y comentando los blogs de mis amigos del ciberespacio. Ojalá que se titule algo así como: "meditaciones del profesor Tribulete", señal que he tenido éxito en mi proyecto o "los cuentos de Tristo". No lo sé. Escribir una novela, no creo que lo haga. Por lo menos hasta que me aclaren la duda de si la novela está finiquitada como género literario o no.
Lo que no quiero que esté terminado es este blog, que sólo dejará de existir cuando nadie lo lea. Así que, amable ciberlector, te pido que le dediques un pequeño rato. Deja tu opinión sobre lo que leas, que será muy agradecida por mí y sobre todo, disfruta de mis escritos, que algo tendrán de bueno.
Con esto me despido. Una vez más, gracias. Nos vemos en la utopía.