martes, octubre 30, 2007

martes, 3 de julio de 2103
Querida hija:
Sé que te encuentras molesta por esas reuniones de empresa en las cuales termináis siempre con aburridos programas virtuales, pero es tu obligación acudir a ellas aunque te resulte penoso el asistir. Yo, cuando trabajaba, también me ponía enferma con esas reuniones, pero una mujer debe atender a sus obligaciones.
A mí también me desconcierta esa costumbre de tener que besar los móviles de todo el mundo nada más entrar en la reunión. Nadie sabe cuándo empezó esa costumbre. Pero si tienes que besarlos, los besas. Recuerda que el movil era el artilugio que utilizaban nuestros antepasados, y la tradición de mimar la telefonía viene porque así lo que estás haciendo es un homenaje a la familia del que lo posee. Sé que los odias por ser símbolo de neoburgueses, pero asquerosa, tienes que vivir en este mundo. Si hay que besar móviles como mandan la tradición, pues se besan. Piensa que antes era peor. Acuérdate las veces que cuenta tu abuela de que la gente se besaba en la cara e incluso se abrazada. Entonces sí que era dura la vida ¡Con la cantidad de gérmenes que tiene un ser humano en la piel! Anoche vi un documental en el que los hombres se ponían unas cosas llamadas corbatas. Un antropólogo dijo que se ponían por si le entraba ganas de ahorcarse a individuo y no tenían nada a mano. Las llamaban también las minisogas . En el fondo no eran tan bárbaros como creíamos. Te recuerdo que el concepto de suicidio como parte de la vida vino bastante después,lo trajeron los amantes de la cienciología del Führer.
Hablando de otra cosa, ten tengo que reprender por una cosa que hiciste en la mesa el otro día en el cumpleaños del pez obispo: te vi ingerir la píldora de banquete a través de la boca ¿Cuándo te ha enseñado eso tu madre? Sabes perfectamente que las píldoras se deben meter por la nariz, que es de mejor gusto. Además, así comes menos y guardas mejor la línea. Comer por la boca es de guarros, de gente incivilizada. No me vale la excusa de que estás en familia. No quiero volver a verte comer por la boca. Además, no quieras acabar como tu primo, que anda por ahí con silla de ruedas,
como si fuera uno de esos delincuentes a punto de atracar una inmobiliaria. Ir en silla de ruedas es cosa de vagabundos y maleantes. Yo no entiendo como tu tía le deja salir con esa facha.
El otro día le tuve que reprender a uno porque al pasar por su lado no me dijo zorra, más que zorra. Ni tan siquiera un "maldita hija de puta" ¿Tú te crees?¡Dónde vamos a ir a parar! Y antes de que se me olvide: te tengo preparados unos cócteles molotov para tirárselos a los tetrapléjicos. Cuando quieras, te pasas por casa, y no me vengas con la excusa de que te dan pena los pobres.
Los jóvenes de ahora no sois como los de antes: entonces sí que se podían hacer guerras nucleares como dios manda.
Con todos mis esputos,
tu madre