Hoy es sábado. Salid. Disfrutad de vuestras parejas. Salid, en caso de no tener una, a buscarla. Es primavera. Es verdad que es tiempo para amar.
Hoy he llevado mi chica a un parque precioso, en un paseo romántico. Hemos recordado nuestro tiempo de novios, he recordado que soy feliz, aunque a veces se me olvide ser feliz.
Hemos visto la naturaleza en su esplendor. He tenido esperanza de tener muchas más primaveras, esperanza porque esas primaveras las vean mis hijos. He visto ánades y sus polluelos. Nos hemos sentado en el césped y me he sentido muy bien.
Hemos tomado una cerveza en una terraza. He disfrutado de los rayos de sol cayendo en mi cara, me he relamido de puro gusto la espuma que quedaba en mi bigote.
Te equivocaste por muy poco, mi querido Guillén: a veces y sólo a veces el mundo está bien hecho.
El paisaje a veces se te muestra sonriente, y estás más predispuesto a ser feliz.
Siempre quiero quedarme en mi casa, pero no está mal, de vez en cuando, acudir al locus amoenus.
Si venís en primavera a Madrid, no dejéis de acudir al jardín del Capricho, cerca de la Alameda de Osuna.