miércoles, agosto 08, 2007

Me dice una amiga mía que el amor hay que cuidarlo; pues bien, mañana hará diez años que llevamos cuidando el nuestro, y confieso que en lo que a mí respecta no me ha costado mucho, pues tú perdonas pronto las faltas, que algunas he tenido y no sería humilde el no reconocerlas. Perdona, cariño, por las zancadillas que te he puesto en la convivencia.
Y no puedo evitar sentir algo de pena por lo pronto que se han pasado estos diez años. Puedo ver perfectamente la falda larga y la blusa que llevabas; y también puedo recordar que llevabas lentillas, pues me sorprendió verte sin gafas; también me acuerdo de que fuimos a ver una película, clásicos como somos tú y yo; recuerdo hasta el atuendo que llevaba yo: una camisa azul de cuadros y un pantalón vaquero. Qué poco a cambiado mi vestuario desde entonces. Las pocas evoluciones que ha habido han sido gracias a ti. No obstante, ayer llevé para trabajar un pantalón vaquero y una camisa azul de cuadros (no los mismos, que no me dura tanto la ropa). La vida es cíclica.
Nuestro aspecto externo sigue siendo prácticamente el mismo: Tú sigues igual de guapa, con tu pelo rizado que el Mediterráneo ha visto pasar un montón de veces a lo largo de tres mil años, y yo, aún con el mismo pelo y con el mismo peso, aunque creo que el uno con el tiempo será inversamente proporcional al otro: cuando más disminuya el primero, tanto más habrá del segundo. Pero qué más da si tú me quieres.
Te sigo escribiendo. Recuerdo que no pasó mucho tiempo desde que empezamos a salir hasta que te hice el primer poema. Recuerdo que haciéndolo me acordé de un concurso en el cual había que escribir un texto amoroso sin poner te quiero, te amo o algo similar. Yo no pude hacerlo, y es que no soy tan buen escritor para decir lo que siento sin que alguien ya lo haya dicho antes de la misma manera.
¿Y cómo no voy a decir te quiero, si en realidad te quiero? Sé que debería hacer luminosas metáforas, como las que hacen los geniales poetas andaluces de tu tierra. Pero sabes que soy castellano, y los castellanos tenemos seco el manantial de las metáforas, aunque lo diga haciendo una paradoja (metafórica).
En fin cariño, creo que he escrito mucho y sé que a estas alturas estarás pensando "¿Por qué habrá publicado esto?" No te preocupes, están de vacaciones, no nos ve nadie.
El mundo está bien hecho porque estás tú. Te quiero.