Venid, amigos. Pasad un rato conmigo. Charlemos. Contradecidme, si es preciso. Aconsejadme, si lo creéis oportuno. Sólo os pido media hora de vuestro tiempo. Leed mis escritos y opinad sobre ellos. Tener vuestra opinión sobre ellos me será muy grato, y si me criticáis y la crítica es constructiva, recogeré el guante e intentaré mejorar mis escritos, aunque creedme si os digo que siempre busco la mejora en cada línea que escribo.
Esto es una pequeña instancia con luz de velas, cojines y esterillas en el suelo para que podáis tumbaros cómodamente o beber un té. Así quiero que os sintáis estando aquí, cómodos y felices. No siempre lo que os diga os va a gustar, pero siempre me podréis dar vuestro parecer que sin duda me enriquecerá.
Se entiende que la mente tiene capacidades que se nos escapan, acaso infinitas. Pero también está aprisionada por las emociones y los sentidos, y precisa de otras mentes para ese camino de comprensión del mundo. Todos los escritos que aquí podéis ver son mis intentos de comprender, y me vendrán estupendamente vuestras visiones del mundo para completar lo que en ellos digo.
Es curioso. En realidad esta bitácora es uno de los intentos, de los muchos que he hecho en mi vida, de aproximación de los demás. Sin embargo, me ha producido la sensación contraria: este blog me ha hecho sentirme como un náufrago que manda botellas y más botellas pero que no recibe respuesta. Qué rara soledad del ciberespacio.
En fin amigos, media hora no es demasiado y creo que alguno de mis escritos os harán sentir bien. Ese es uno de mis objetivos. Espero que los disfrutéis tanto como yo escribiéndolos.