Hay una frase que me decían mucho cuando era joven y que a medida que ido cumpliendo años me la dicen menos:
- AAAyyy, tú no sabes lo que es la vida.
Menos mal que ya no me lo dicen tanto. Ya me preocupo mucho de no decirla yo a gente que es más joven. Es una frase odiosa, porque todos nos acabamos enterando de lo que es la vida.
A veces, cuando estoy más bajo de moral, me da por pensar sino seré como ese personaje del Marqués de Sade, Justine, que cuantas más barbaridades le hacían, más virtuosa se sentía. El libro es un auténtico mazazo para los que quieren ser hombres de bien: viene a decir que el mundo está lleno de seres corruptos que no cejarán en su empeño de hacer el mal. En fin, no es muy halagüeño ser la representación varonil de Justine, pero es una cuestión de carácter, qué le voy a hacer si yo nací en el Mediterráneo.
Poco a poco voy haciéndome con artimañas para salir más o menos airoso de situaciones similares a otras que me han hecho sucumbir en el pasado, pero bueno, los hombres y mujeres malvados de enfrente, con esos caracteres imprevisibles que tienen, te pueden salir con su maldad por cualquier lado. En lenguaje taurino: muchas veces es inevitable que te pille el toro. De ser así, procura caer de la mejor manera posible y evitando la cornada mortal.
En fin, yo a lo mío. Se trata de disfrutar estos cuatro telediarios. Mejor voy a apagar la tele (que manipulen a otro) y me voy a tomar unas copas con mis amigos.