lunes, septiembre 24, 2007

Estimados conciudadanos:
El 9 de Noviembre de 1989 caía el muro de Berlín. Entonces vimos lo que había. Miles de ciudadanos pugnaban por salir de la utopía. ¿Quién quiere utopía? ¿No se acuerdan ya de esos pobres alemanes del Este, cómo salían en tromba del otro lado del muro? Eso marcó la llegada a nuestra era. El fin de la utopía. El fin de la historia. Por fin dejamos de ser los gestores de las utopías. Ya no tenemos obligación de hacer cumplir vuestros sueños. Sólo nos mueve el teneros bien entretenidos; por la buenas, con la televisión, y por las malas, con el número creciente de preocupaciones que os procuramos.
Ya no somos los gestores de las utopías, eso está claro. Somos gestores de vuestra pobreza. Ello nos proporciona sobresalientes emolumentos, comparado con lo que hacemos que recibáis vosotros. Y más dinero tendremos cuando salgamos de la política, que es cuando verdaderamente nos recompensarán los servicios prestados a los que verdaderamente servimos, que por supuesto, no sois vosotros, tristes ingenuos. Y más tristes que os vais a quedar.
La caída del muro de Berlín supuso la llegada de nuevas libertades. Para nosotros. Ya no teníamos que seguir construyendo un estado de bienestar para ahuyentar de vuestras mentes la utopía comunista. Se acabó el seguir fomentando lo gratuito dentro del capitalismo, era una verdadera aberración para el modelo de sociedad que queríamos construir. Bueno, nosotros no. Nuestros amos.
Cobráis por el mismo trabajo mucho menos que antes; os cuesta mucho más pagar vuestra casa; las empresas os contratan y os echan cuando quieren, las hay que incluso reconocen que nunca ha sido tan barato el contratar a alguien y tan fácil echarlo a la calle; no podéis tener hijos y dentro de poco, a la que os descuidéis, privatizaremos la sanidad, os saldrá caro hasta poneros malos. Seréis, en definitiva, mucho más desgraciados que vuestros padres, que corrieron en el mayo del 68 a ninguna parte.
Nosotros gestionaremos vuestra miseria, que para eso nos pagáis. Estamos liberados de vuestros sueños y de vuestras esperanzas, ahora sólo queda vuestras pesadillas, de las cuales sí que somos los verdaderos responsables.