Hace un frío espantoso, tiempo tan desapacible no invita a la alegría en el ánimo, pero mi niña mejora y eso sí que me acalora el alma, que no los pies, y perdonad el mal chiste, pero cuando estoy triste busco con denuedo la risa que muchas veces no se encuentra fácilmente en los rincones de la sala de espera de una UVI. Esta situación de tensión que nos tiene a todos a maltraer, nos hace estar irritables, haciendo a otros víctimas de enfados que en circunstancias normales carecerían de todo fundamento. La circunstancia de Beatriz invita a la fuga, a la búsqueda de distracciones que rompan la burbuja de dolor en la que estamos inmersos todos los que la rodean. A veces me sorprendo pensando cosas absurdas, o buscando cosas no menos absurdas en Internet, que cuánto hay, para prorrumpir en la risa fácil o reparadora, porque Beatriz lucha y avanza, y eso es motivo suficiente para salir del dolor y de la alerta, tan siquiera un rato.
Y sigo buscando la alegría. Mi chica contó en la reunión un chiste guarrete que ahora recuerdo y me vuelvo a reír otra vez como cuando me lo contó; recuerdo los rifirrafes con mis padres por las malas notas de antes de navidad, desdramatizados ahora por el tiempo pasado; recuerdo sobre todo cuando me peleaba con mi hermana, la madre de Beatriz, justo antes de irse de casa, en una lucha graciosa, la última que tuvimos, exenta de la mala leche de otras veces. Porque yo no me avergüenzo cuando afirmo que me he pegado con mis hermanos, unas veces en broma y otras, las menos, en serio. Y qué se le va a hacer.
Yo quiero que Beatriz se ponga buena para que disfrute con su hermano, conviva, se pelee (aunque poco) Que sea feliz, como lo fuimos su madre, su otro tío y yo; que se canse de reír con su familia, de las tonterías de su padre, de su hermano, de sus abuelos, de sus tíos... que tenga en el futuro esas vivencias a las que tiene derecho sólo por estar en este mundo.
Hace un día muy malo pero viene cargado de esperanzas y mi cabeza busca un motivo para reír. Visualizo a Scrooge dando saltos de alegría, celebrando que está vivo. Qué grande era Dickens. Hay que celebrar que Beatriz presenta síntomas de cura. Camarero, póngame un payaso, que me voy a emborrachar de felicidad.