lunes, junio 25, 2007

¿He dicho aquí en alguna ocasión que la amistad es como una planta? Sí, la amistad es una planta. En mi casa tenemos muchas ( de las verdes, que las del otro tipo viven en sus respectivas casas) y mi chica se encarga sobre todo del cuidado de las vegetales. Entre los dos cuidamos las que no funcionan con clorofila y fotosíntesis. Nos suelen durar bastante ambas porque tenemos mano con ellas. Pero hasta llegar a este punto, muchas se han quedado en el camino, de las de un tipo y de otro: de las que tienen raíces, unas han muerto por exceso de riego, otras por defecto, unas por mucha luz, otras porque no son de naturaleza longeva y otras que aún siéndolo, se han muerto sin más. Con las que tienen pies pasó igual: mientras con unos amigos cultivamos una amistad desde siempre, otros amigos nos ha durado un suspiro. Circunstancias de la vida.
Lo bueno que tienen los amigos y las plantas es que tú los eliges, y ellos te eligen a ti. Si tú no gustas a una planta, acaba muriéndose. Dado que no puede salir corriendo despavorida, opta por morirse. Un amigo, sin embargo, sí puede huir lejos de ti. En cierta manera, el divorcio lo inventaron dos amigos, ¿Pues qué es el matrimonio, sino el estado más sublime de amistad que puedes llevar con una persona del otro sexo, e incluso del mismo sexo, según las leyes españolas actuales? En mi caso particular, mi amiga más íntima es mi mujer, pues cumple los requisitos de un amigo:
-la he elegido yo y ella me ha elegido a mí.
-Nos contamos confidencias y secretos que no decimos a nadie más.
-"Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere" Elbert Hubbard
Cuando te enfadas conmigo siempre me acuerdo de esta frase, cariño. Menos mal que, a pesar de todo...
Clases de amigos hay muchas. Yo he tenido muchos amigos. Pero siempre he vuelto a los de siempre, a los niños y niñas que estuvieron en mi infancia y en mi adolescencia, cuya amistad está ya a toda prueba. Son mis otros amigos íntimos. El tiempo es el mejor evaluador de la amistad y hemos pasado la prueba, chicos. Posteriormente he hecho otras amistades, pero éstas han sido menos duraderas que vosotros, tal vez debido a que el hombre, cuanto más mayor, pierde la capacidad de tolerancia a las costumbres e idiosincrasias de los otros. Por eso, mientras hay una clase de amigos por los que te entregas totalmente, hay otros con los que la entrega no es total, porque el hombre pierde la capacidad de entrega en la amistad a medida que se hace mayor. No quiero pecar de pesimista, pero creo cuanto más mayores nos hacemos más inocencia se nos cae de la regadera.
Luego hay otra clase de amigos, muy importantes también, que por circunstancias de la vida se pierden en otros senderos que no son el tuyo. Son como esas plantas que has estado cuidando pero que regalas a alguien y ya no vuelves a saber más de ellas. Tú has estado a gusto con ellos y ellos contigo. Sin embargo, un día, desaparecen sin más. Son, por ejemplo, esos amigos del verano que se hicieron año tras año pero que un buen día dejaste de verles, sin que haya habido enfados de por medio. Sirvan estas palabras de homenaje a ellos.
En fin, la amistad. "Dime con quién andas y te diré quién eres" y vosotros, los que andáis conmigo y me leéis, creo que a lo largo de estos doscientos artículos ya sabéis un poco más quiénes sois por leer quién soy yo.