jueves, enero 24, 2008
Un día, cuando Alberto Domingo llegó a clase, pensé que de repente se había hecho más mayor. Algo en él había cambiado. Me infundía más respeto. Su presencia me mareaba. Eso era porque se había puesto...
La colonia para el caballero y el donjuán. Varón Dandy en envase de un litro.
El olor que dejaba tras de sí fácilmente lo identifiqué con el que solía tener mi abuelo después de afeitarse. Loción Floyd y la colonia de marras, prevaleciendo la fragancia de esta última sobre la primera ¡Y qué fragancia! Entrabas en el autobús, y a la que hubiera un caballero con bigotito imperio, ya sabías a qué iba a oler el habitáculo todo el trayecto. Farala, que llevaban algunas señoras, era el equivalente femenino del señor Varón. Apenas tenía oportunidad alguna de competir ante la rotundidad odorífera demostrada por la colonia del galán español; pronto desistía de presentar batalla, aunque vinieran en escuadrón frente a uno solo. Varón Dandy era un conquistador. De Faralas y de aires de autobús. Estaba disponible para tren, metro, tranvía, autocar y coche particular.
Echándose Varón Dandy, Alberto Domingo no tuvo que esperar a dar el estirón, cambiarle la voz ni a que le salieran pelos por zonas del cuerpo donde antes no tenía; gracias a Varón Dandy, entró por la puerta grande en el mundo de los adultos: un mundo de guante y bastón, como los que venían en el logo de esas botellas enormes, que por su tamaños también podrían pasar por botellas de Whisky barato.
¡Qué suerte tenía Alberto Domingo! Ahora sí que si se llevaría a las niñas de calle. Le notaba, no sé, un aire como de Luke skywalker muy favorecedor, al que imaginaba yo esparciendo aroma por toda la galaxia. Dicen que el padre de Luke, Darth Vader, se pasó al lado oscuro una mañana después del afeitado. Alberto Domingo, según me confesó después, se pasó al efecto dandy por una razón similar: los malotes siempre se llevan a las nenas, me vino a decir. Lo que no me explicó es por qué tenía la cara llena de tiritas.
Yo reconozco que era más de la colonia de busco a Jacq´s, es más, yo me imaginaba que sería la colonia que se pondría Han Solo antes de luchar contra las tropas del imperio, pero como ya he dicho antes, no me pasó desapercibido el impacto de Alberto Domingo en nuestra aula. Tanto es así, que estaba dispuesto a renunciar a la rubia del anuncio que bajándose la cremallera mostraba un generoso escote y decí buscar al tal Jacq´s; una sola gota de la colonia de la competencia hubiera valido para traicionarla.
Por eso, en los sucesivos meses, estuve bombardeando a mis padres con ruegos para que compraran la fragancia, a lo que se mantuvieron inflexibles ¿Para qué quieres tú un litro de colonia? Hasta que un día, en un cumpleaños de mi padre, alguien juzgó acertado el agasajarle con un litro de Varón. Mi padre hizo como que le gustaba el regalo y yo era todo euforia ¡Por fin iban a saber en clase el hombre que estoy hecho!
Al día siguiente, me puse colonia en las axilas, en el pecho, en la cara y por último, en el pelo. Iba hecho un pincel. Al entrar al salón para que me echara un último vistazo mi madre, me dijo:
-Hijo, ¡Qué pestazo! ¿No crees que te has echado demasiada colonia?
-Que no, mamá, que no.
Cuando llegué a clase, pensé que iba a hacer una entrada muy triunfal. Pero en lugar de eso, Esther, la niña que me gustaba, exclamó:
-¡Jopelines, cómo hueles!
Pues vaya -pensé yo- creí que le gustaría.
En esto llegó Alberto Domingo, que como todos los días se había aplicado la loción e inmediatamente detrás, el profesor, que nada más entrar en clase hizo una mueca con la nariz e inmediatamente se tapó los orificios nasales con el pañuelo.
-Bueno, hijos, creo que hoy vamos a alterar un poco el horario. Nos vamos a ir ahora al patio a hacer un poco de educación física. Y por favor, no os pongáis tanta colonia cuando vengáis a clase.
Después de salir el último de nosotros abrió la ventana. No era para menos.
De esto me acordaba yo cuando, navegando por Internet, vi en una de esos foros en los cuales alguien deja sus opiniones sobre un determinado producto. Y acerca de nuestra fragancia en cuestión, leí lo siguiente:
"Reconozco a quien lleva varón dandy cuando pasa. Es un olor inconfundible. No puedo resistirme a él. Giro la cabeza cuando pasa a mi lado y me derrito. ¡¡¡Me gusta!!! yo creo que tiene algún componente que revoluciona mis hormonas. No me recuerda a mi abuelo, ni a nadie, simplemente me gusta su olor, lo reconozco en cuanto pasa. Y si alguien se sienta a mi lado con esa colonia... me vuelvo loca.
PD: Tengo un compañero de trabajo que la lleva y no sé si podré resistirme... "
Y yo, pensé que a lo mejor sería esa rubia del escote que estaría cansada de buscar a Jacq´s.
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