martes, agosto 07, 2007

Según un estudio de los politólogos Mariano Torcal , Joan Font y José Ramón Montero , publicado en el libro Ciudadanos, asociaciones y participación en España, nuestro país es uno de los países europeos en que sus ciudadanos tienen un menor interés por la política y sufre de índices bajísimos de participación social.
Ahora se explica todo: los bajos salarios, las viviendas por las nubes, la televisión basura, la excesiva concentración de la riqueza, la corrupción retroactiva, la de toda la vida, el excesivo individualismo, los contratos por días, de los sindicatos que tragan con todo, de las depresiones, los nueve millones de españoles que viven por debajo del umbral de la pobreza, los jóvenes con un presente funesto y un futuro incierto, con las ciudades más ruidosas y con el aire más contaminado, con los mares más yermos y las costas más manchadas de hormigón, donde más avanza el desierto, donde se construyen campos de golf en medio de bosques si ése es el capricho de un idiota que sonríe ante una botella de vino de mil doscientos euros, donde no existe ni izquierdas ni derechas, donde es más importante la vida de un don nadie que es alguien porque estuvo en una cama con alguien que la de alguien que duerme entre cartones de nadie, la paulatina privatización de la Sanidad pública, la privatización sin más, la dictadura del dinero disfrazada de democracia, la crueldad, la irrupción de las mafias, el renio del todo vale y "no se sabe de dónde saca el dinero, pero es un tío cojonudo y tanto tienes, tanto vales", el país donde cada día muere la inteligencia, del que se van todos los investigadores porque no hay un duro para la ciencia, donde las mujeres ganan menos que los hombres,
del "come y calla" y del "ya está este tío dando la paliza con sus reivindicaciones"
Es mi país y lo amo pese a todo. Ya lo véis, me paso el día quejándome como buen español que soy. Pero soy inofensivo, como todos los españoles, y eso se sabe. Mi cultura es la de los cuarenta años de sumisión, que esta mentalidad nuestra no ha hecho más que perpetuar otros treinta años más.