Estamos entrando ya en la Semana Santa. Siempre he considerado la Semana Santa como un avance del verano. Cualquiera prescinde de estos cuatro días de asueto y relajo. La Semana Santa es una de las causas más poderosas por las que la gente no ha apostatado en masa de la Iglesia Católica. Gracias a la Semana Santa y demás puentes la vida se hace más llevadera y se generan días para recordar, mientras que los días trabajados se van olvidando con el devenir del tiempo, de tan parecidos que son unos a otros.
Supongo que a Jesucristo, ese jipi carismático e inteligente, no le gustaría que año tras año se celebrara su muerte. Como buena persona que era, no se opondría al descanso de los cuatro días, pero ¿quién en su sano juicio quiere que le recuerden su propio martirio? Es como si de pronto, los musulmanes decidieran que hacer una fiesta, en honor de los presos de Guantánamo, haciéndoles recordar año tras año lo mal que lo han pasado. Las religiones se asientan sobre los duros y anchos pilares de la incongruencia.
Estoy convencido de que una de las razones por las que la Iglesia Católica gestionó durante tanto tiempo el calendario laboral es por una razón muy simple: quien impone los días que no se trabaja queda bien ante el pueblo. Si lo hubiera hecho una de las actuales multinacionales modernas, muchos hubiéramos dicho que no se trata de otra cosa que de una oscura campaña de Márquetin para lavar la imagen de la compañía.
Pese a lo desacreditada que están actualmente las religiones, creo que no caerán porque aún les quedan las fiestas.
Por eso, yo propongo que los días de fiesta no se quiten pero que se transformen: el día de todos los Santos se denominará a partir de ahora el día de todos los cantos, y se celebrará con conciertos y campeonatos de tiros de piedra. La Navidad se llamará "la fiesta de las transamilasas y el colesterol" En honor de lo que se te dispara en tu organismo por comer y beber demasiado. Sustituiremos los Santos por estrellas pop, así en vez del día de San Miguel arcángel, tendremos el día de San George Michael porrero y por supuesto, en vez de tener Semana Santa, tendremos Bendita Semana (de descanso).
Seguro que el jipi de 33 años ve estupendas estas reformas.