¿En qué se parece un becario a un chicle?
En que se les puede estirar con facilidad, pues no hay peligro de que se rompan, se les mastica mucho para sacarles todo el sabor, son baratos y hechos para durar poco.
Como ventaja que tienen los becarios sobre los chicles es que no provocan caries ni antes ni después de las comidas.
Espero no ofender a ningún becario con estas palabras, le recuerdo que sus "cualidades" no son fruto de su propia voluntad, sino que vinieron impuestas por mal nacidos.
Hace poco, un tal Felipe González dijo en una de esas conferencias que le invitan a dar que el mercado laboral español debería ser más flexible. Más competitivo, dicen otros.
Pues bien: no hay nada más flexible y competitivo que un becario.
Con un dirigente histórico así, al final van a tener razón los que quieren quitar la O de Obrero al PSOE: creo que hasta el propio Felipe González lo propuso, entre bambalinas, en un congreso. Para "actualizar" el partido. Para hacerlo más neoliberal, creo yo. Esto último, seguro que lo pensaba, pero no lo dijo. Sería tener demasiado descaro.
Hay que ser claros: no hay nada más competitivo que un obrero al que se le paga por debajo del nivel de subsistencia y que se le pueda despedir cuando venga en gana.
No hay nada mejor que un becario.
No sé si os acordáis que allá por los noventa, en tiempos de mandato de este presidente (el tercero de la democracia, descontando Arias Navarro, por supuesto), se sacó de la manga el contrato en prácticas. Con ese contrato, la gente trabajaba ocho horas al día por una media de 45000 pesetas al mes. En teoría, ese contrato servía para facilitar la entrada al mercado laboral de los jóvenes.
Por fortuna, terminó por derogarse tamaña porquería. Más que nada, porque era una mierda incomible. Pese a eso, Javier Solana, ministro de entonces y ahora gran euro sinvergüenza, lo defiende todavía hoy en una entrevista reciente que le hicieron y que tuve oportunidad de leer.
Lo que no se derogó fue la ley que autorizaba las empresas de trabajo temporal, hecha también en aquella época de gobierno de los mal llamados socialistas, y que aún hoy estamos padeciendo.
En definitiva: cuando llegaron los populares al poder, ya tenían todo el trabajo sucio hecho.
Estaba yo con estas reflexiones en mi trabajo, porque en el Departamento en el que estoy, mucho de la labor que hay se hace por medio de las prácticas de los becarios. Concretamente, las becarias que aquí están lo hacen para completar el programa de un módulo. No cobran nada y trabajan como el que más. Lo hacen muy bien, por cierto. Hay algunas que son muy listas y hasta se permiten el corregirte. Yo, humildemente, acepto la corrección.
Hace tiempo os hablé de un amigo informático que trabajaba en una multinacional. Mi amigo ha triunfado en su oficio, pues ha llegado a dirigir una sección. Por desgracia, tiene como rémora que no domina la lengua de Shakespeare. Pues bien, sólo ha tenido que ponerse en contacto con el departamento de Recursos Humanos y desde allí le han facilitado un becario, licenciado en gestión y administración de empresas, que no sólo sabe inglés, sino también alemán. Mi amigo le tiene para negociar con otras filiales de la firma. Todo, por trescientos euros al mes, cuarenta horas a la semana. Joder, obrero más rentable que ése, ni los ciudadanos de algunos innombrables países asiáticos que consienten el trabajo inhumano para nefastas multinacionales foráneas.
Si tenéis una empresa, pero os da miedo la informática, tocando las teclas adecuadas podéis llegar a tener a todo un programador júnior por menos de 400 euros mensuales. Os pondrá la empresa en orden y funcionando en menos de ocho meses. Conozco empresas que cada año renuevan su plantilla de becarios ¿Para qué tener uno viejo, resabiado y conocedor del percal, pudiendo tener un joven e inocente, con esperanzas de un futuro que jamás se hará realidad en esas empresas?
El truco llevan años haciéndolo, por ejemplo, en las redacciones de los periódicos, da igual la ideología. Tú eres un joven idealista, licenciado en periodismo, que ha hecho la carrera no sin un punto de romanticismo, y te encuentras en una redacción, de la cual no sabes a qué hora vas a salir, haciendo el trabajo de un jefe con mucha menos formación que tú, que a lo mejor no es ni licenciado en periodismo y que encima consiente que te paguen trescientos euros, de los cuales, tienes que deducir los gastos de desplazamiento hasta la empresa y por supuesto, la comida, pues no tienes derecho ni a los vales de restaurante que dan a tu jefe y eso que gana 6000 euros al mes.
Dáte con un canto en los dientes: has tenido suerte ya que tienes nómina, porque podría haber sucedido que estuvieras haciendo un infame master de periodismo por el que has pagado más de seis mil euros y cuyas prácticas son obligatorias. Eso sí, a lo mejor te quedas en la empresa donde las haces. Que se lo pregunten a los que están trabajando en la pollería después de hacer ese mismo máster que estás haciendo tú.
En definitiva, estás pagando por trabajar. Bueno, mejor dicho: estás pagando por que "a lo mejor" más adelante, te contratan; sí, en la pollería.
Es el clásico truco de la zanahoria atada a un palo para que el burro ande, sólo que hecho con humanos.
¿Sabéis lo que yo creo? Que, al final, lo que se persigue es que en realidad todos seamos becarios y por eso cogen a las generaciones más jóvenes para que empiecen a acostumbrarse.
Es que la educación y la formación es muy importante y debe estar al alcance de todos. Debe ser barata, que hay que reducir costes...
... de los explotadores