"Hoy es doce de octubre, día de las fuerza armadas. A mí, plim."
Así empezaba hace un año esta bitácora con impostada chulería que escondía mi ánimo vacilante. Poco han cambiado las cosas desde entonces, y en eso debe consistir el envejecer: en que un año se parece a otro como dos gotas de agua; aunque todos sabemos que de un grifo no salen dos gotas totalmente iguales, como un río no siempre lleva la misma agua.
-No te preocupes, hijo. Cuando seas viejo te darás cuenta que lo que más importa es la salud.
Estas palabras me decía mi madre -qué poco os he mencionado aquí a papá y a ti- cuando me quejaba amargamente de las muchas horas que estoy empleando en el estudio, de lo ingrato de prepararse una oposición, de las altas probabilidades de fracaso y otras lloreras varias.
-Mira, hijo, lo bueno que tiene cumplir años es que todo se relativiza más, todo se mira con más calma. Cuando yo tenía tu edad me pasaba lo que a ti, me ahogaba en un vaso de agua, como tú. De todo se sale en esta vida, que son cuatro telediarios.
Mi madre me hizo recordar aquéllo que decía Jorge Manrique: "nuestras vidas son los ríos que van a dar al mar" Pero soy duro de mollera y llegué a mi casa todavía con bastantes inquietudes. Me puse a estudiar. En mis apuntes apareció un tópico del Renacimiento que me dejó pensando. La definición decía así:
-VANITAS VANITATUM: "Vanidad de vanidades" Cuando conseguimos lo que deseamos nos sentimos insatisfechos y queremos más. Intentar ser más de lo que somos lleva al dolor y a la angustia.
Ahí está el quid de la cuestión de ser opositor. En realidad, una oposición es el camino que seguimos para ser más de lo que somos. Pero claro, ¿Qué soy yo ahora, si no un parado que quiere salir de su estancamiento existencial? ¿Acaso tengo otro camino que el dolor y la angustia actual?
Menos mal que son sentimientos pasajeros, e incluso en un momento tan ingrato como el que vivo tengo momentos buenos con los míos: mi familia, mis amigos. Un estado de pesadumbre como el VANITAS VANITATUM es difícil de sobrellevar si no es por los buenos momentos que puedo pasar con ellos. Bailando, riendo, comiendo, conversando...
Vaya, aquí aparece otro tópico del renacimiento:
-AUREA MEDIOCRITAS: ideal de vida en el que se busca tener lo justo para vivir, ni mucho ni poco. Esta fórmula evita caer en los vicios provocados por el oro, la avaricia de guardar... es el equilibrio clásico.
En estos tiempos que corren no se sigue ese dictado de los clásicos. Lo que nos vemos obligados a hacer hoy en día entra en contradicción con ese tópico renacentista.
Quizá mi anhelo de ser funcionario esté precisamente en la búsqueda de una vida instalada en el AUREA MEDIOCRITAS horaciano. Tal vez en el fondo, aunque me las doy de progre, soy un conservador (¿Acaso no es "conservar" el querer estar toda la vida igual?), pero no quiero vivir con un duro de más de lo que lo que se necesita para vivir dignamente, aquí o en Argentina. Qué curiosa paradoja que tenga que pasar por el VANITAS VANITATUM para conseguir el AUREA MEDIOCRITAS.
Bueno, ha pasado otro año. Qué pena que la vida se haga tan corta. Con eso sí que no plim.