miércoles, diciembre 26, 2007

Leo en una entrevista a Arcadi Espada (http://www.reporterodigital.com/acoruna/periodismo/object.php?o=809517) que éste dice: "Yo digo que la mayoría no son periodísticos. Cuando una señorita se pone a contar los polvos que hizo la noche (...) sobre todo, los polvos que no se han podido hacer. (risas)" También dice que "Escribir un blog es como quedarse en pelotas delante del lector" En esto último estoy de acuerdo. A veces, releyendo lo que he escrito, siento pudorosa vergüenza como en esos sueños en los que la concurrencia me ve desnudo.
No obstante, puedo hablar de mis lodos, pero en ningún caso de mis polvos, más que nada porque una polvareda la levanta el galope de dos o más caballos, y creo que alguien se puede enfadar (con razón, cariño) que yo relinche más de la cuenta. En mi caso particular, esta bitácora, lo poco que tiene de sexual se relaciona más con el señor que va con una gabardina y se pasea por un jardín a ver a quién mostrar sus cascarrias que con "Las edades de Lulú" o el "Trópico de Cáncer", por poner dos ejemplos de erotismo en letras de molde.
Decir que las bitácoras son un montón de señores o señoras contando sus polvos es como decir que todas las poesías que se escribieron en el siglo XX son de amor. El señor Arcadi demuestra, cuando menos, ignorancia, fruto de la lectura superficial de las bitácoras, que de todo hay en esta viña del ciberespacio. Por supuesto, no está mal escribir de amor como tampoco lo está escribir de polvos, o mejor todavía, de las dos cosas a la vez, pero lo que es harto censurable es caer en las generalizaciones.
Otra de las cosas que he escuchado por ahí es que, en cierta manera, una bitácora es un acto de masturbación ¡Qué tendrán de erógeno las letras que mucha gente ve sexo en ellas! Nos puede pasar a los aficionados a la literatura como a los sicoanalistas primigenios, que todo lo veían relacionado con el sexo. Obviamente, al igual que se puede escribir con el corazón, se puede escribir con los genitales, pero no siempre es así en las bitácoras, como tampoco lo es en la literatura en general.
Por otra parte, yo, si fuera estudiante de periodismo que hace sus pinitos en la profesión poniendo un blog, me mosquearía mucho con el señor Arcadi, por su minusvaloración de la aportación de las bitácoras al periodismo. Aparte de que muchas han servido para pillar con el paso cambiado a muchos políticos y poderosos en general -cosa que de un tiempo a esta parte no hace el periodismo tradicional bien pensante y bien pagado- además, muchas beben y están influidas por el más clásico de los géneros periodísticos: el artículo de opinión. De existir hoy, Larra, considerado uno de los mejores periodistas del siglo XIX, seguramente sería uno de los mejores blogueros del XXI.
Voy a escribir un libro que se titule "El Tao del Blog y el sexo" y lo publicaré por entregas en esta bitácora, para que si alguna vez el señor Arcadi entra en ella, se quede contento de que su generalización se cumple una vez más y ha encontrado a otro masturbándose. A falta de una bloguera que cuente sus coitos...