miércoles, febrero 13, 2008


Me pregunto cuándo habrá un cambio de ciclo. Éste está durando demasiado. Vamos rodando en una pendiente cuesta abajo de la cual no veo el final.
Este cuadro que os pongo es de un pintor renacentista alemán llamado Lucas Cranach, cuadro que ha sido rechazado para ser expuesto en el Metro de Londres. Prohibido, por mejor decir.
Así expresaban las razones de la eliminación del cuadro en un comunicado:
"Millones de personas viajan diariamente en metro y no tienen más remedio que ver la publicidad allí colocada. Debemos tener en cuenta a todos los viajeros y procurar no ofender a nadie", ha explicado la empresa Transport for London en un comunicado. (EL PAIS).
El pintor lleva muerto cinco siglos y la señorita que sirvió como modelo también. Sin embargo, en una muestra más de torticero respeto por lo políticamente correcto, tienen el valor y el descaro de prohibir una desnudez de quinientos años. Dónde estará ahora el cuerpo lujurioso de la descarada. Y no quiero seguir por ahí, pues no quiero que esto parezca escrito para regocijo de necrófilo.
La gente, cuando va en el metro, en lo que menos piensa es en recrearse con la pintura de una desnudez antigua, agraciada por unos cánones estéticos que poco tienen que ver con los de hoy ¿O tal vez sí? El rostro aniñado aunque malicioso, los pechos pequeños, las caderas estrechas... Ahora que lo pienso, la adolescente representada sí que se adapta bien a la norma al uso. A lo mejor no les quedaba más remedio que quitarlo. Había que prevenir el escándalo de ver a unos cuantos hombres sudorosos y arremolinados alrededor del cuadro, mirándolo con impudicia. No hay más que pensar en los pases de modelos para comprobar cómo nos ponemos los hombres al ver tanto hueso cerca del aire. Tal vez la gerencia del metro de Londres ha hecho bien en eliminar esos carteles, contribuyendo así a poner fin a la ola de libertinaje que ya ahogaba a los honrados ciudadanos ingleses.
Pero tal vez, esta medida dolorosa debería tener algún tipo de contraprestación. Yo, para compensar a los sufridos viajeros del metro de Londres, pondría una foto con un desnudo de Carla Bruni ,la única representación de esas características permitida por la Unión Europea para el transporte público, pues quien piensa en Carla piensa en Sarkozy y eso es bueno para la imagen de uno de nuestros líderes más machotes y conservadores y por extensión para el nuevo-viejo orden mundial que se está construyendo. O mejor: no poner nada. Un viajero de metro por definición es pobre, y se tiene la condición de tal para sufrir. Por eso, los desnudos, ni en pintura. Que quede bien claro que el arte y el placer es cosa de ricos. El desnudo de Bruni es para las clases altas y la Venus de Cranach también. y los pobres sólo tienen derecho a perder paulatinamente cada vez más libertades.
Decía Lope de Vega:
"Sale la estrella de Venus
al tiempo que el sol se pone,
y la enemiga del día
su negro manto descoge"
¿Y cuánto durará esta noche tan fría?