lunes, diciembre 11, 2006


El otro día estaba viendo el telediario, y recordé porqué hace algún tiempo pensé en dejar de verlos.
Una señorita con los pelos a lo puercoespín, que es la última moda aquí en España entre las presentadoras de telediarios, anunciaba que los sueldos han permanecido sin subir desde 1997. Es decir, somos más pobres que entonces. Como ejemplo, el café con leche que me he tomado esta mañana en el bar. Me ha costado 1 euro con veinte. El mismo café con leche, tomado en 1997, me hubiera costado 100 pesetas, es decir, sesenta céntimos de euro. Justo la mitad.
Estaría bien tomarse un café con leche de hace diez años, pero seguro que la leche no está en las mejores condiciones.
La noticia se presenta disfrazada de imparcialidad. El reportaje viene con una voz en Off en la que, con aspiraciones de neutralidad, profundiza en la noticia introducida por la locutora con pelos de puercoespín. El estilo es aséptico, ya que nos pretende transmitir la gran verdad informativa. Yo, como espectador, me relajo porque pienso que alguien habla así jamás querrá mentirme. Me trago los datos estadísticos y las argumentaciones que dan los expertos como he visto la televisión siempre: sin pensar en lo que veo ni poner en tela de juicio lo que me dicen; es el gran defecto de los que nos hemos educado mirando a la caja tonta.
Entonces, para reforzar la noticia con las voces de la calle, me ponen el testimonio de un hombre y de una mujer en la cual comentan el problema de los ciudadanos para llegar a fin de mes:
-"Es cierto que tengo más problemas para llegar a fin de mes que entonces. A este paso, tendré que pluriemplearme"
-"Tendremos que apretarnos más el cinturón. Qué le vamos a hacer si los sueldos no han subido"
Eso, eso, qué le vamos a hacer. Al oír a este hombre y a esta mujer fue cuando se me dispararon todas las alarmas de mi cabeza. Vamos a ver, señores de la televisión estatal: entre todas las personas que pudieron dar su testimonio, ¿por qué han seleccionado los testimonios de las dos más conformistas? Lo lógico es que hubieran cogido también los testimonios del cabreado, del indignado, del molesto, del deprimido, del enojado, del triste o del compungido. La cacareada pluralidad de la que hablan nuestros políticos. En lugar de eso, cogen los testimonios de los resignados y sólo de los resignados ¿No serán los que más "se ajustan al perfil", como dicen en los Departamentos de Recursos Humanos de las grandes empresas?
¿Eso, por qué es?
¿Porque lo lógico es que cuando nos putean, nos resignemos?
No sé quién me dijo que para que una información sea de lo más neutral posible, hay que aportar todos los puntos de vista. Para ustedes, señores de la televisión estatal, parece ser que el único punto de vista que vale es el del ciudadano resignado, que no puede (ni debe) cambiar las cosas. Así nos va.
Qué tiempos los que corren, que ya la manipulación viene disfrazada de neutralidad. En fin. Sé que no va a acabar la mentira informativa necesaria para que la máquina capitalista siga funcionando triturando vidas, pero que por lo menos que cambien el peinado de erizo de las presentadoras que perpetran los peluqueros (oh, perdón, quise decir, estilistas) de las cadenas de televisión.