jueves, febrero 08, 2007

Estoy ahora trabajando. Me han contratado como Auxiliar administrativo para un proceso selectivo y me estoy quedando alucinado. En primer lugar, porque me contraten a mí, temporal, para una cosa de esas características y en segundo lugar, por la de cosas que presenta la gente. No os he dicho que se trata de una oposición para especialistas con licenciatura universitaria, en el que que tienen que presentar méritos, entre los que se incluyen cursos, doctorados, publicaciones...
La gente que se presenta me está dejando alucinado. Yo necesitaría tres vidas para hacer todas las cosas que presentan algunos. Uno, por ejemplo, Llegó uno con una maleta llena de originales y sus correspondientes copias.
Su currículum en fotocopias era más extenso que el Guerra y Paz. Llegué a pensar que era mentira todo lo que estaba presentando, pero su nombre estaba en todos los papeles que presentaba. Tenía cursos de todo tipo: de ofimática, de su especialidad, de lo que está relacionado con su especialidad, de lo que no era su especialidad, de lo que asemeja raramente a su especialidad y de aquello que no es su especialidad pero le puede ser útil en el puesto al que opta. Sólo le faltaba para tener todos los cursos del mundo un certificado de macramé y la etiqueta de anís del mono. Luego encima el sujeto había hecho publicaciones y conferencias y os puedo asegurar que ni Dios en caso de existir hubiera podido estar en tantos sitios a la vez. Y en cuanto a la vida laboral, había estado en más trabajos que Hércules viviendo diecisiete vidas.
De verdad, parecía imposible que una persona sola pudiera llegar a hacer tanto.
Y si fuera ese el caso más extremo... pero es que como él, había muchos. Mujeres y hombres que parece que no han hecho otra cosa en la vida que trabajar e ir a cursos de todo tipo ¡Es que han debido aprovechar la pausa del café para hacerse un curso de Office! De verdad, la gente que se presenta es tremenda.
Claro que es que ahora es el tiempo del reciclaje continuo y las vidas laborales largas. Antes, una persona tenía dos o tres cursos y dos o tres contratos en toda su vida, pare usted de contar. Ahora la gente, en la tercera parte de tiempo, ha hecho veinte o treinta cursos y ha tenido más de setenta contratos ¿Nos hemos vuelto locos?
Dicen que el saber no ocupa lugar. Que se lo pregunten a la maleta del tipo. Y claro, es que cada vez entre nosotros nos lo ponemos más difícil. Si uno lleva una maleta repleta de documentos, otro llevará dos. Encima, discutió con una compañera mía porque le anulaba cursos que el intentaba colar de rondón. Ella se justificó diciéndole que al igual que a él le rechazaba ese tipo específico de cursos, también se los rechazaban a otros. Él contesto que no era justo que si a él le quitaban diez Mercedes, no era lo mismo que a otro que le quitaran cuatro. A lo que le contestó mi compañera que no es una cuestión de cantidad, si no de idoneidad. Pero el tipo erre que erre y eso que sólo se le dejó de baremar un 6% de la maleta.
En fin, que esto más que burocracia es burrocracia. Si siguen esta línea de papeleo los procesos selectivos de las empresas y el estado, los españoles nos cargamos la selva amazónica en tres días.
Eso sí, os aconsejo comprar cuanto antes acciones de Samsonite.