lunes, agosto 06, 2007

Recientemente, se ha creado una plataforma para llevar de juicio a Don José María Aznar López, cuarto presidente de la democracia española, por su apoyo (un tanto inútil y bufonesco) a la injusta invasión de Irak. La idea no es mala: responde a ese viejo principio de que los hombres deben de responder por sus acciones, aunque desgraciadamente, la historia está llena de grandes criminales y genocidas que no han rendido cuentas por sus crímenes. Hitler es la excepción más grande, pero casi todos se han ido de rositas. Casi siempre los que han caído han sido las medianías, los hombres de paja, y en los casos más crueles y tristes, los chivos expiatorios, es decir, inocentes que se llevaron la pena que se merecían los verdaderamente malvados.
La calificación que más se ajusta a nuestro expresidente es la de medianía, lo cual quiere decir que hay una mínima posibilidad de que pague su complicidad en los crímenes acaecidos en Irak. Pero tiene amigos poderosos. Por lo pronto, ya le están pagando sus servicios prestados con un puesto en el consejo de administración de una de las empresas del gran imperio mediático del gran Murdoch-Darth Vader y también está pasando por la caja de una de esas oscuras sociedades especulativas situadas según se va a las islas Caimán a la derecha. O sea, corrupción retroactiva: sea usted nuestro sirviente como gobernante, que ya le pagaremos sus servicios cuando la gente no esté tan al tanto de sus actividades como cuando era un hombre público.
¿Quién dijo que los republicanos de los USA no eran generosos?
José María Aznar seguro que fue de ese tipo de niñatos que animaba al matón del colegio mientras éste propinaba una soberana paliza a algún niño inocente. Tiene la combinación exacta para que tuviera ese rol en el colegio: enclenque y ruin. Seguro que era de esos que estando sólo se orinaba en los pantalones frente a cualquiera, pero que estando junto a su protector, era el que más vociferaba insultos y provocaciones.
Tal vez esa forma de conducirse en la vida fue lo que le llevó a poner los pies encima de una mesa de la Casablanca, hablar español con acento tejano, todo para halagar a su último y más poderoso protector cuando éste decidió que era el turno de entrar en la historia provocando una guerra.
Sí; creo que hay posibilidades, aunque mínimas, de que Aznar vaya a un tribunal, pero también temo que el otro sinvergüenza se irá de rositas, y que uno de los más canallas presidentes norteamericanos que jamás haya existido no tendrá que pasar por "la vergüenza Nixon", que tanto merece. Qué asco de vida en que ganan los malos. O tal vez no. De nosotros depende. Pero qué digo. Vivimos en el silencio de los corderos.