jueves, marzo 22, 2007

Qué desastre. Acabo de ver mis estadísticas del google analytics, que es un programa que te dice la gente que visita tu págima. Se me ha caído el alma a los pies. Qué pocos sois los que me visitáis. Gracias. Menos mal que no dependo económicamente de lo que escribo; y como mi mujer me tiene prohibido el autocompadecimiento, no os puedo deciros que se me lee poco.
Había un movimiento literario de principios del siglo pasado que recibía el nombre de novecentismo. Una de sus características era que ellos escribían para las minorías, de hecho, sus novelistas escribieron las páginas con más cultismos por línea que en ninguna otra época de la literatura española. Probad a leer a Gabriel Miró y a Pérez de Ayala sin diccionario, y se os quedará la misma cara que si leéis a Confucio en el original.
Yo, en cambio, quiero que me lea un gran número de gente, pero los que me leéis pertenecéis al club exclusivo del tristeopositor, un club en el que no entra cualquiera, más que nada porque cualquiera no quiere entrar.
Por ello, os agradezco profundamente que me leáis, que os hayáis parado a echar un rato en mi página y me habéis elogiado, unos a viva voz y otros mediante el negro sobre blanco.
Tengo la intención de seguir escribiendo este blog durante un año más, justo cuando me encuentre a las puertas de la Maldita Oposición.
Hasta entonces, visitad mi casa con frecuencia, donde siempre os estará esperan este triste opositor, pero alegre anfitrión.