martes, junio 26, 2007

Hay veces que tengo la sensación de que lo que me importa no es lo que le interesa a la mayoría de la gente; el ejemplo más claro lo tuve con la biblioteca, que cuando la cerraron por las mañanas a unos pocos nos hicieron una buena faena, pero a la mayoría el asunto le trajo sin cuidado. Ahora mismo, como trabajo de tarde, necesito que esté abierta, por si tengo que consultar algunos libros que me serían muy útiles para mi oposición, pero nones: se me veda esta posibilidad, así como a otros tantos que están en mi misma situación.
En su momento nos pusimos levantiscos. Llegamos a reunir trescientas firmas, cifra despreciable al parecer para la jefa de Bibliotecas del Ayuntamiento. No nos hizo ni caso y la biblioteca permanece cerrada por las mañanas. Para que tengáis una idea de lo que sabe ella de lo que es una biblioteca, dice que la biblioteca "sólo es un sitio de préstamo de libros, no de estudio" Vaya un concepto sobre lo que es una biblioteca.
En fin, el asunto me dejó un poco triste porque gran parte de mi formación la conseguí yendo a esa biblioteca. Pero el que esté abierta por las mañanas es una cosa que sólo nos interesa a unos pocos locos, bien porque tenemos que preparar exámenes o bien por el placer de la lectura dentro de sus muros.
Ahora la gente se preocupa por los grandes temas, como el fútbol o la cirugía estética de famosos, asuntos de estupidez máxima, pero que no es óbice para dedicarles toda la atención en los medios y pasar como una apisonadora sobre cosas pequeñas como mi biblioteca, refugio de un club heterogéneo de unos pobres locos un tanto frikis, club del que soy socio honorario desde que era niño.
De todos modos, no puedo esperar que la ciudadanía madrileña se haga eco a mi pequeña reivindicación; si no pone el grito en el cielo por la paulatina privatización de la sanidad pública madrileña, ese gran tesoro que tenemos ¿Cómo les va a interesar mi pequeña biblioteca? Si fuera una manifestación en contra del matrimonio gay, otro gallo cantaría. La última que hubo en Madrid fue un verdadero éxito y un gran homenaje, por lo demás, a lo mejor de la estulticia humana. Bueno, tal vez podría convocar una manifestación en contra de los horarios homosexuales de apertura ... A lo mejor vendría mucha de esa gente que está tan interesada en lo que pasa en los dormitorios ajenos.
En fin, para consolarme, muchas veces pienso que formar parte de la masa no es ser parte de la verdad. Nadar contracorriente a veces es lo correcto pese a que sea peligroso y desmoralizante y tengas a cientos de miles de personas que desde la orilla te están diciendo idiota o cosas mucho peores.