miércoles, abril 11, 2007

Recientemente, el Washington Post hizo un experimento: Cogió a uno de los mejores violinistas del mundo, y le propuso tocar las mejores piezas de música clásica, con el mejor violín del mundo, el Stradivarius, en la estación de L'Enfant Plaza, en el metro de Washington federal. El violinista consiguió 32 dólares en dicha estación. Pocos días antes, verle tocar costaba, en uno de los asientos más baratos en el Boston Symphony Hall, 100 dólares.
Con todo, Joshua Bell confesó estar muy agradecido con la gente que dejó unos pocos centavos hasta reunir los 32 dólares. Seguro que más que con cualquiera de los que dejaron unos cientos de dólares por los mejores asientos en alguno de sus conciertos.
En el metro, sólo unos pocos se pararon a escucharlo. Entre esos pocos, un joven funcionario, sin nociones de música clásica, que se paró porque la musica del violinista le hizo "sentir en paz".
Yo me pregunto qué conclusiones se pueden establecer de todo esto. Bueno, la principal, que una obra de creación, sea cara o barata, la escuche una minoría o una mayoría, no se mide su calidad en los dividendos que genere. Sin andarme por las ramas: que Britney Spears y similares han hecho y hacen una música de mierda, ya se oiga en el metro o en un gran estadio, y que su calidad no se mide en lo que ganen o en afluencia de público.
La segunda conclusión, es que la gran masa ciudadana que tomamos el metro no somos el mejor público para escuchar música. Yo confieso que han sido pocas las veces que me he parado a escuchar a un músico en el metro, más que nada porque el metro es el transporte por antonomasia de los que van estresados porque llevan prisa a hacer su viaje a ninguna parte.
La tercera conclusión, que este experimento es un poco tendenciosillo; se ha hecho a sabiendas de cuál iba a ser el resultado. He visto muchos grupos de música muy buenos condenados al anonimato, he leído piezas literarias, tanto en papel como en formato electrónico magníficas y que nunca han conseguido llegar ni al gran público ni a la élite. Ciudadano Kane nunca ha llenado cines y en su estreno pasó totalmente desapercibido.
¿Qué quiere decir todo esto? No lo sé. En el artículo dicen que esto demuestra que "la belleza se encuentra en el ojo de quien mira" Pues mire, creo que no. Pero podemos estar viendo mierda, ver belleza y no ser moscas.
En fin, que con esto del arte, no vamos a ninguna parte.