domingo, julio 15, 2007


Una de las cosas que me gustaría saber es cómo los chistes llegan a tener éxito y quiénes son los que los inventan. Los chistes tienen en común con las leyendas urbanas en que alguien con mucha capacidad inventiva tiene éxito en que su invención pase de boca a boca y sea conocida por todos. No es fácil que una cosa creada tenga éxito. Os lo digo yo, que todavía no he visto reproducida en boca de alguien desconocido alguna de las ideas que aparecen en cierto blog que ahora mismo no me acuerdo de quién es. Tal vez porque lo que le interesa a una humilde persona no es siempre lo que le interesa la inmensa mayoría.
Deben ser muy inteligentes las personas que crean chistes y las que crean leyendas urbanas. De los primeros, decir que son además buenas personas, porque aquél que se inventa un chascarrillo con el único objetivo de hacer feliz al prójimo debe ser, además de listo, buena gente. Los chistes no se inventan con ánimo de lucro, los únicos que se lucran son los cuentachistes profesionales, a los que no les quito mérito en lo suyo, pues el interpretar un chiste es cosa difícil de hacer bien. Yo, cuando intento hacer de cuentachistes suelo fracasar estrepitosamente, pues contar mal un chiste es una tradición en mi familia que hemos intentado mantener generación tras generación, con la penalización de desheredar al miembro que se le ocurra contarlos bien. No obstante, pese a pertenecer a una estirpe de destripachistes, dedico mi homenaje a los creachistes y cuentachistes.
En cuanto a los que crean leyendas urbanas, he de decir que, pese a que son un poco rufianes y fantáticos, admiro su talento y pienso que deberían pensar en dedicarse a labrarse una carrera como guionistas de cine, televisión o similares. Algunas historias son verdaderamente geniales y deberían figurar en la historia de la literatura como raras piezas de talento dignas de ser conservadas. Son quizá de lo mejor de la literatura oral actual. Ser escritor de novelas de poemas o de piezas literarias es ser también un mentiroso, y no los hay más mentirosos que esos que idearon la historia los caimanes de las cloacas de Nueva York, el submarinista en la copa del árbol, o la señora fantasma del cruce. Si tuviera una copa en mi mano brindaría por ellos. Yo sé lo difícil que es sacar algo de la nada, y ellos lo han hecho brillantemente, aunque con mucha mala leche, todo hay que decirlo.
¿Os he contado la última leyenda urbana del bloggero que metía entre unos mensajes aparentemente benévolos y sin que se dieran cuenta sus lectores, mensajes subliminales para que la gente se hiciera cada vez más fascista y provocar así el advenimiento del cuarto Reich? Es una historia que pone los pelos de punta. Otro día os la cuento.

1 comentario:

Sonofotlon dijo...

me gustaria saber esa historia.
Se dicen que hacer llorar hace llorar cualquiera con una historia drastica, peor hacer reir, es lo mas dificil que hay. Y si no cualqueira, creoque peco de lo mismo, si cuento un chiste creo que pueden llegar a reirse por lo malo que lo he contado y quizas se rian burlandose de mi, pero seguramente despues de esa reaccion creo que no compartiria esa risa burlona hacia mi si la intencion mia era diferente. Se dice que el humor nace de las desgracias ajenas,queuno se rie por cosas que les paso a alguien con un toque de picardia del que solo los que saben o los que nacen con ese don , como bien lo dijiste, lo pueden hacer. Ademas me parece que nadie se reiria si algo asi...Mira una vaca que pasa la carretera....