Vivimos tiempos en los que se hacen cosas muy raras en nombre de la libertad.
Si no reflexionamos mucho, el hombre cuando piensa en libertad piensa que consiste en hacer lo que le venga en gana. Claro, ese concepto podría abarcar muchas cosas: libertad para leer, estudiar, pensar, reflexionar, decidir... Pero también libertad para asesinar, para esclavizar, para violar... Que ésos también son ejercicios que se pueden hacer haciendo uso de tu libre albedrío.
Lo digo porque últimamente se emplea el término libertad para hacer estas cosas: se quiere libertad de horarios y de salarios para tener esclavos; en nombre de la libertad se invaden países y se masacran pueblos, con torturas y violaciones a mansalva; en su nombre se da rienda suelta a la avaricia más corrupta, dado que nunca los ricos han sido tan ricos como ahora y los pueblos están muriéndose de hambre.
Pero estos últimos son los conceptos que nuestros poderosos quieren. No entienden que libertad es, sobre todo y ante todas las cosas, que los hombres tengamos agua y comida; que los pueblos tengamos salud y educación pública; que tengamos un techo donde refugiarnos; que los hombres tengamos libre acceso a la información para que pensemos con la verdad como instrumento y no con la mentira.
En el fondo es verdad: libertad es hacer lo que nos venga en gana. Pero para eso necesitamos primero estar comidos y bebidos; estar sanos física y mentalmente; que tengamos un lecho donde dormir; que el trabajo no nos ocupe todo nuestro tiempo y no sea penoso; en definitiva, un hombre libre es aquél que, basándonos en la pirámide de Maslow, tiene los tres primeros niveles de la pirámide satisfechos. Es evidente que el neoliberalismo en modo alguno satisface las necesidades de la gran mayoría de la humanidad, luego el neoliberalismo, pese a llevarlo en la raíz de la palabra, un sistema que hace de todo menos hacer a los hombres LIBRES; el neoliberalismo es otra dictadura más y el alma máter de todas las dictaduras actuales.
La libertad de un hombre empieza donde termina la libertad de otro, dice el aforismo.
Ahora lo que se está haciendo con mentiras, con dinero y con armas es invadir la libertad de los hombres, es matar la libertad de la inmensa mayoría.
Es un tiempo de abolir leyes porque "restringen la libertad." Recordad que las leyes se hicieron, entre otras cosas, para preservar la libertad de los más débiles sobre los más fuertes. Se legisló para evitar el abuso. Sin leyes, paradójicamente, se "legitima" el abuso. Que no os vendan jamás que abolir una ley puede daros más libertad. Os están engañando, el eliminar una ley o restringirla puede hacernos más esclavos.
Viva la libertad, la auténtica. Esa que no nos venden.