Hay frases en mi vida que han tenido una trascendencia tremenda. Son claves de mi vida:
-¿quedamos mañana para ir al cine?
-Se va abrir una bolsa de trabajo. Podrías apuntarte al examen que van a hacer
Estas frases, tan normales, son el origen de mi matrimonio y de uno de los mejores trabajos que he tenido. De la última, recuerdo que me apunté sin esperanzas, hice el examen sin convicción, pero en contra de lo que yo preveía posibilitó, al aprobarlo, el que yo consiguiera un buen trabajo, aunque temporal. De la primera, ya he hablado muchas veces de las consecuencias que ha tenido en mi vida.
-¿Por qué no escribes un blog?
Efectivamente, la idea no fue mía. Acción y reacción. El primer motor de este blog es una propuesta que un amigo me hizo. O sea, que estas líneas que escribo son producto de la idea que tuvo otro. Todo lo bueno que me pase por escribir este blog se lo deberé, en parte, al que me hizo esa sugerencia. Por de pronto, he conseguido una cosa que llevo ansiando muchos años: escribir algo parecido a un libro. Antes no me veía capaz.
Ahora, en la época del incongruente individualismo, donde la única influencia que se acepta es la de los medios de comunicación de masas y de la publicidad, no debemos desdeñar el consejo y la sugerencia de los que nos quieren. Pueden estar equivocados, pero sus fines son mucho más altruistas que los de un aparentemente simpático anuncio de refresco. El fin último de un anuncio de refresco no es lo bien que tú te sientas bebiendo el líquido, sino los dineros que dejas en la caja; las arrugas de tu cara le importan menos al anunciante de cremas que su cuenta corriente.
El consejo gratuito y desinteresado puede ser muy rentable para el que lo recibe. La sugerencia hecha a vuela pluma te puede cambiar la vida. Tal vez por eso, los bancos imitan en su publicidad al consejo del amigo. pero tanta hipocresía salta a la vista del cliente avisado. Hay un banco que se jacta de tratar a sus clientes de tú, así lo dice en su publicidad. Sin embargo, de sus tratos con él nada sacaremos de provecho. Encima, no nos guardan el respeto debido. Si queréis un consejo, coged sólo los consejos y las sugerencias de los próximos. Huid como de la peste de los que os vienen de la telvisión o la prensa. Quien da consejos para su propio beneficio está robando al prójimo. Ya sabéis vosotros que nos han robado mucho.