viernes, marzo 23, 2007

Si mis gustos y hábitos fueran seres vivos, diría que han mutado con el paso de los años. Lo digo porque llega el fin de semana y me doy cuenta de que lo que yo proyecto hacer hoy en día nada tiene que ver con lo que yo quería hacer cuando tenía veinte años. Me refiero, claro está, a que cuando tenía veinte años lo que yo quería hacer es irme a los bares a tomarme unos cuantos copazos y ligar con chicas; ahora mi ideal de buen fin de semana es ver con mi doña unas películas, y salir, como mucho, a tomar unas cervezas. Y, por supuesto, llegando a casa antes de la una.
Creo que me estoy haciendo viejuno. Aparte, que cuando me excedo con el alcohol tengo después unas resacas espantosas. Sin embargo, antes, podía tomarme las copas que quisiera, que a la mañana siguiente estaba como una rosa y sin resaca. Además, en perfecto estado de revista para irme de juerga otra vez.
No es porque yo lo diga, pero yo me he corrido unas buenas juergas. Lo bueno que tiene el vivir en un país como España es que nunca te va a faltar la diversión. En eso, las agencias de viaje no os engañan para convenceros de que os vengáis acá. Mi país es un sitio donde el que quiere pasárselo bien, se lo pasa bien.
Aquí gusta la tertulia, que no es otra cosa que una reunión de amigos en amena charla. La literatura española se ha hecho en bares, desde Quevedo, que fue un gran dipsómano. Famosas son las tertulias del Café Gijón. Hay muchos cuadros y fotografías que representan escritores españoles delante de un café, una copa y lo que se tercie. Yo soy muy amigo de los bares, y aunque ahora estoy con esa moda tan nórdica de quedarme en casa viendo películas, maldita sea, pienso que las charlas de un bar es el mejor pasatiempo que puede tener un hombre, mucho mejor desde luego que el amodorrarse al ordenador y a la videoconsola. Si me apuráis, puede llegar a ser más benéfico para el alma que una visita al psicólogo.
Ya lo dijo Bernardo Piuma: " El que al mundo vino y no toma vino, ¿a qué vino? " No reniego de ninguna de mis borracheras, ni de aquéllas en las que caí en lo patético, en lo ridículo o en las que, simplemente, caí. Son tan gratos mis recuerdos que no me importaría revivirlos. Acaso mejorarlos.
No deberíamos perder el fin de semana en los centros comerciales; no deberíamos perderlo, tampoco, con las consolas. Reunámonos todos en los bares a disfrutar de la amena charla, que ya llegó la primavera, y mal que me pese, tendré que agachar las orejas cuando mi chica me diga:
¿Otra vez te vas a quedar todo el finde en casa?

2 comentarios:

Sonofotlon dijo...

Yo lo considero mas como un proceso de maduracion, como un relax provisorio para el cuerpo, pero creo que no es un sintoma definitivo, nada alarmante en si.
Tambien puede ser que has encontrado un sabor nuevo al paladar de tus ganas y no te dejes vencer, mientras que sea por ganas, nada debe inquietar.

Anónimo dijo...

Reúnamos pues en un bar a charlar...

Emmm... montamos un e-bar? porque sino... no sé yo... que te parece de nombre... "CIBER-TASCA Jekyde"...

Jejeje... yo no sé... pero sabes también que está muy bien... las reuniones en los sofás... con lo mismo que en los bares... vamos...lo que viene siendo papeo y bebida... pero en cantidades mayores... con unas pelis... o el party... o cualquier juego de mesa... y si no hay... a las películas...

Aishh... me está entrando mono de cosas que hace tiempo que no hago... snif... snif...

Te invito a la próxima... y tráete la compañía que gustes.

Muxuak.
Mss. Hyde.