Cómo se pasa el tiempo. Ya llevo 304 entradas. Disculpad que no haya hecho esto en una cifra más redonda, en la trescientos, pero es que me he despistado y sin querer darme cuenta, he rebasado el número redondo. Y avanzo al doce de octubre con rapidez, y entonces hará un año que escribo este blog.
Mi primera entrada era de queja por estar parado. La situación no se puede decir que haya mejorado, porque en octubre volveré otra vez a estar en el paro. Los contratos siguen siendo precarios y las únicas promesas que hace la oposición es bajada de impuestos y privatizaciones ¿Es que no tienen otra cosa mejor que ofrecer? ¿No hay en España ya suficientes subcontratas que pagan una miseria por trabajos precarios, como para que la oposición ofrezca más de lo mismo? Y mientras, los sindicatos, firmando otro acuerdo de moderación salarial para moderar más los ya muy moderados salarios, exiguos, empequeñecidos gracias a una inflación irreal, mucho menor que la real. A ver si se moderan ellos en concesiones.
Quedan diez meses para mi gran enfrentamiento con el estado, es decir, la oposición. En el lado izquierdo del cuadrilátero, un mindundi pidiendo un salvoconducto de supervivencia; en el lado derecho, un coloso gris que reparte unos mamporros fenomenales y que suele perder sólo una de cada cien peleas ¡Ufff! A ver si logro vencerle para completar uno de mis ansiados proyectos vitales: ser profesor.
O mejor dicho, ser aprendiz de los que están pidiendo paso, que no sé quién va a enseñar a quién.
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