lunes, diciembre 31, 2007
Esta mañana he tenido un debate inexistente (no hubo tal salvo en mi cabeza, luego después, en el metro) con mi preparador de oposiciones por una afirmación de éste: "El humorismo es cosa de derechas. Piensa en Miguel Mihura, en Wenceslao Fernández Flórez, en Jardiel Poncela, en Julio Camba en su última época, cuando se había vuelto reaccionario, hasta el mismísimo Quevedo se hubiera definido sin ambages como conservador. Reírse de la vida es cosa de derechas, porque ante la conciencia de que la revolución no es posible, el recurso que queda es el reírse".
Esto me lo dijo justo a la hora de salir, yo me tenía que ir a comprar los regalos de reyes y hacer algún que otro recado más, y claro, me dio rabia porque mi preparador me dejó con una afirmación que hubiera dado lugar a un interesante coloquio entre ambos, porque...¿Reír (o hacer reír) es de derechas?
Yo tengo un tío que es comunista y poeta. De lírica no va mal, pero el sentido del humor lo tiene un poco flojo. De joven promesa del 68 ha pasado a ser vieja incertidumbre del 2008, con su duda que amenaza con eternizarse de que si el comunismo tendrá cabida alguna en este mundo. El interrogante dura desde los tiempos de Marx y Engels. El quedar "vencido, calvo y tieso", como dice la canción de Sabina, tuerce el gesto. A mi tío le han pasado cosas que le han estropeado el sentido del humor y no le debemos culpar por ello. Ser castellano es lo que tiene. Pedirle a un golpeado por la vida como él que se ría es como pedirle a don Quijote que se riera justo después de que le aconteciera lo de los molinos de viento. Por otra parte, mi otro tío sí tiene el sentido del humor saliéndole por los poros a cada momento. Es frecuente verle carcajeándose hasta la lágrima por un chiste o una anécdota de la infancia. Sonríe fácilmente. La vida no le ha tratado mal. Es un poderoso empresario, orgulloso de su vida, de su éxito, de sus hijos. Tiene motivos para reírse, sólo le turba la amenaza de que en su suntuoso chalé de la playa le pase lo que a José Luis Moreno. Por supuesto, es de derechas.
Ambos hermanos son la encarnación ibérica de esa serie tan celebrada en los ochenta, "Hombre rico, hombre pobre" y admitámoslo: el que más se ríe es el rico.
Pero niego a que la risa sea patrimonio sólo de una clase social, de unos escritores determinados, de las personas a las que la vida "las ha sonreído" Yo quiero que mi tío, el rojo, se ría, así todos los que están a mi alrededor e incluso a los que no lo están, pues no soy capaz de ver la risa como un antídoto antirrevolucionario y apagafuegos del justo progreso, ni patrimonio sólo de los que no son desgraciados.
García Lorca se reía y a Miguel Hernández no lo dibujó Buero Vallejo con los ojos tristes sino soñadores; no es difícil imaginar risueño en algunos momentos de su vida a Machado e incluso Góngora gritó alegremente desde la ventana de su casa "que se nos va la vida, mozas" pese a las grandes adversidades que le tocaron vivir.
No, la risa no es patrimonio de los agraciados por la vida. Por eso os deseo a todos , afortunados o no, feliz año 2008, pleno de risa. Que no os falten motivos para la carcajada. Y a mí tampoco, qué demonios, que me la estoy jugando.
sábado, diciembre 29, 2007
Muchos de los que tengan mi edad se acordarán de ellos, en estos tiempos de frío que nos obligan a todos a ir bien tapados: me refiero a los plumíferos Roc-neige ¿Porque me acuerdo ahora de ellos? Porque tengo frío y porque sus poseedores tenían aspecto de no tenerlo llevando esas prendas. y por la razón que daré al final de este artículo.
A principios de los noventa, si uno quería diferenciarse de los demás, debería acudir al centro comercial mas próximo o tienda y hacerse con una de esas prendas. El precio que deberían abonar los padres del sujeto en cuestión por una de ellas, unos 170 euros, era bastante elevado para aquel entonces e incluso para ahora. Pero a buen seguro, muchos progenitores lo pagaron con gusto para no tener que aguantar más los ruegos, súplicas, chantajes emocionales y demás a los que les sometieron sus hijos hasta comprar los calentitos plumíferos.
Tales prendas daban al torso del sujeto en cuestión aspecto de ser a un Bibendum un tanto colocado en ácido, pues los colores que solían tener los plumíferos eran bastante estridentes, a gusto de la adolescencia de la época: amarillo con negro; rosa fosforito con azul; verde fosforito con gris (también con azul); rojo estridente con gris ceniza(para suavizar); rosa fosforito con más rosa fosforito (para las chicas, más cortito y entallado que el de los chicos); y por último, en la variante más lujosa y cara, antelina marrón para hombros junto con... azul, el color de las clases altas.
Las prendas daban cuerpo a los tirillas y tal vez por eso eran los primeros en comprársela, aparte de que su elevado precio elevaba el estatus social dentro del instituto. Si eras poseedor de un Roc-neige, un polo Lacoste y un pantalón vaquero Chevignon (por no decir la marca más famosa) te daba el aplomo tan necesitado para un adolescente de la época para moverte en la discoteca o pub. Para el varón adolescente de la época, un Roc-neige era el pasaporte bulboso al tan ansiado morreo discotequero. Muchos hacían ostentoso depósito en el ropero del local de tan deseada prenda, pues su desaparición (bastante frecuentes eran los hurtos de los que la dejaban tirada en cualquier parte del local) era una tragedia personal de imponderables proporciones.
Al tener como relleno plumón había que tener mucho cuidado con este tipo de prendas. Según marcaba en las indicaciones, nunca se debía de lavar en la lavadora y sólo debía hacerse en seco, es decir, que no quedaba más remedio que llevarla al tinte si se querían conservar en óptimas condiciones de uso. Como era un esfuerzo económico bastante grande para las casas proletarias que el que cada vez que se mancharan se tuvieran que llevar al tinte, algunas sufridas madres optaron por meter las prendas de sus hijos en las lavadoras, y entonces adquirían en verdad un aspecto bastante penoso, perdiendo su esplendoroso volumen inicial, esponjosidad y redondeces michelíticas. Entonces las prendas entraban en ese periodo en el cual solían ser heredadas por los padres, en una herencia cuyo camino era de abajo a arriba, bastante diferente a lo que es tradicional y que indica quién llevaba los anoraks en la casa.
La otra opción era no lavarlas nunca, y muchas prendas cogieron un aspecto bastante feo por la cantidad de roña que llevaban encima. Con ello, el poseedor o poseedora perdía el prestigio inicial conferido por esa compra textil. Como contraposición, a nadie se le ocurría robarlas en la discoteca ni aunque estuvieran tiradas en el suelo, cosa que no era raro de ver, pues se formaban unas torretas de anoraks en invierno que terminaban por caerse para que después un montón de adolescentes hurgaran entre las ruinas y unos de ellos dijera: "¡Hostia! He perdido la cartera. Mi madre me va a matar! Menos mal que por lo menos no se llevaron mi rojnais" Y no extrañaba, con la porquería que presentaba la prenda en cuestión.
En fin. De todo esto me acordaba yo cuando he visto en EbaY que subastaban un Roc -Neige al módico precio de 35 euros. Ver para creer. Ojalá hubiera pillado esa oferta entonces, yo que nunca tuve uno, pero que tanto me hubiera gustado tenerlo, que pese a mi carácter apocado, me gustaba fardar como el que más. Ahora, sin embargo, no me lo voy a comprar, pese a su baratura. Roc-neige ha perdido precio pero también ha perdido valor, que no es lo mismo, como diría Cela.
Desconozco qué es lo que hoy en día valoran en el vestir los adolescentes. Espero comprobarlo en septiembre del año que viene. Pero es seguro que también tienen marcas y modas por las que perder el culo como nosotros, los chavales de antaño. Y qué le vamos hacer. Todo pasa y todo llega, y de lo que no pasamos nadie son de las modas, que no son más que las señales externas de la eterna estupidez humana. Algún día me marcharé a un sitio más civilizado donde no haga tanto frío.
A principios de los noventa, si uno quería diferenciarse de los demás, debería acudir al centro comercial mas próximo o tienda y hacerse con una de esas prendas. El precio que deberían abonar los padres del sujeto en cuestión por una de ellas, unos 170 euros, era bastante elevado para aquel entonces e incluso para ahora. Pero a buen seguro, muchos progenitores lo pagaron con gusto para no tener que aguantar más los ruegos, súplicas, chantajes emocionales y demás a los que les sometieron sus hijos hasta comprar los calentitos plumíferos.
Tales prendas daban al torso del sujeto en cuestión aspecto de ser a un Bibendum un tanto colocado en ácido, pues los colores que solían tener los plumíferos eran bastante estridentes, a gusto de la adolescencia de la época: amarillo con negro; rosa fosforito con azul; verde fosforito con gris (también con azul); rojo estridente con gris ceniza(para suavizar); rosa fosforito con más rosa fosforito (para las chicas, más cortito y entallado que el de los chicos); y por último, en la variante más lujosa y cara, antelina marrón para hombros junto con... azul, el color de las clases altas.
Las prendas daban cuerpo a los tirillas y tal vez por eso eran los primeros en comprársela, aparte de que su elevado precio elevaba el estatus social dentro del instituto. Si eras poseedor de un Roc-neige, un polo Lacoste y un pantalón vaquero Chevignon (por no decir la marca más famosa) te daba el aplomo tan necesitado para un adolescente de la época para moverte en la discoteca o pub. Para el varón adolescente de la época, un Roc-neige era el pasaporte bulboso al tan ansiado morreo discotequero. Muchos hacían ostentoso depósito en el ropero del local de tan deseada prenda, pues su desaparición (bastante frecuentes eran los hurtos de los que la dejaban tirada en cualquier parte del local) era una tragedia personal de imponderables proporciones.
Al tener como relleno plumón había que tener mucho cuidado con este tipo de prendas. Según marcaba en las indicaciones, nunca se debía de lavar en la lavadora y sólo debía hacerse en seco, es decir, que no quedaba más remedio que llevarla al tinte si se querían conservar en óptimas condiciones de uso. Como era un esfuerzo económico bastante grande para las casas proletarias que el que cada vez que se mancharan se tuvieran que llevar al tinte, algunas sufridas madres optaron por meter las prendas de sus hijos en las lavadoras, y entonces adquirían en verdad un aspecto bastante penoso, perdiendo su esplendoroso volumen inicial, esponjosidad y redondeces michelíticas. Entonces las prendas entraban en ese periodo en el cual solían ser heredadas por los padres, en una herencia cuyo camino era de abajo a arriba, bastante diferente a lo que es tradicional y que indica quién llevaba los anoraks en la casa.
La otra opción era no lavarlas nunca, y muchas prendas cogieron un aspecto bastante feo por la cantidad de roña que llevaban encima. Con ello, el poseedor o poseedora perdía el prestigio inicial conferido por esa compra textil. Como contraposición, a nadie se le ocurría robarlas en la discoteca ni aunque estuvieran tiradas en el suelo, cosa que no era raro de ver, pues se formaban unas torretas de anoraks en invierno que terminaban por caerse para que después un montón de adolescentes hurgaran entre las ruinas y unos de ellos dijera: "¡Hostia! He perdido la cartera. Mi madre me va a matar! Menos mal que por lo menos no se llevaron mi rojnais" Y no extrañaba, con la porquería que presentaba la prenda en cuestión.
En fin. De todo esto me acordaba yo cuando he visto en EbaY que subastaban un Roc -Neige al módico precio de 35 euros. Ver para creer. Ojalá hubiera pillado esa oferta entonces, yo que nunca tuve uno, pero que tanto me hubiera gustado tenerlo, que pese a mi carácter apocado, me gustaba fardar como el que más. Ahora, sin embargo, no me lo voy a comprar, pese a su baratura. Roc-neige ha perdido precio pero también ha perdido valor, que no es lo mismo, como diría Cela.
Desconozco qué es lo que hoy en día valoran en el vestir los adolescentes. Espero comprobarlo en septiembre del año que viene. Pero es seguro que también tienen marcas y modas por las que perder el culo como nosotros, los chavales de antaño. Y qué le vamos hacer. Todo pasa y todo llega, y de lo que no pasamos nadie son de las modas, que no son más que las señales externas de la eterna estupidez humana. Algún día me marcharé a un sitio más civilizado donde no haga tanto frío.
viernes, diciembre 28, 2007
Mi primo, camarero de Vitoria que ahora trabaja en Madrid, ha dicho desde siempre que donde mejor se tira la cerveza es aquí en la capital. Yo, que no tengo el morro fino ni para la cerveza ni casi para nada, no soy quién para contradecirle, así que pongamos que es cierto que en la villa y corte es donde se tira mejor la cerveza de barril.
Hay un bar en la Latina, donde probablemente iremos este domingo, que hace esquina justo en la salida de una boca de metro, donde tiran la cerveza mejor que haya probado. No me acuerdo del nombre del bar -si así fuera, os lo diría, que no soy contrario de hacer publicidad gratuita a quien se lo merece- pero si está presente en mi memoria lo bien que me saben las cañas tomadas allí, acompañadas del castizo aperitivo que casi se le quitan a uno las ganas de comer. Bueno, sólo casi, que yo soy muy hambrón.
Dicen los entendidos que tirar la bebida rubia es todo un arte, y que la forma de hacerlo de los madrileños forzosamente es distinta a cómo lo haría un tabernero de Dublín, pues aquí no solemos degustar con frecuencia la cerveza negra, y el ritual que siguen es disparejo al que se emplea aquí con la rubia; también es cierto que esos amables isleños del norte suelen tomar la cerveza algo más tibia que la que tomamos aquí, pero eso es normal, pues climas fríos piden cervezas templadas y aquí el común de los mortales la suele tomar como refresco aunque sea treinta de enero. La prueba es ir a un bar cualquiera un domingo, sobre la una de la tarde y se podrá ver cómo una cuadrilla de sudorosos futbolistas aficionados piden cerveza fría servida lo más rápido posible, y se la trasiegan más rápido todavía junto con los aperitivos. Luego, cuando llegan a la báscula, se quejan amargamente de que pese a hacer deporte una vez a la semana, no adelgazan un gramo.
La cerveza es, junto con el vino, lo que más bebemos los españoles. En la localidad donde vivo hay buenos tiradores de cerveza. Es mi caso, cuando salgo siempre tiro alguna. Me habéis pillado: más bien se me caen.
Decía que en mi localidad se tira bien la cerveza, pero como esa magdalena de Proust, yo las que recuerdo son las cervezas que me tiran en Madrid y olvido las que tiro yo. Por eso, si alguna vez venís a Madrid, no tendré ningún inconveniente en acompañaros al bar donde sirven la mejor cerveza de Madrid. Prometido.
¡Qué ganas tengo de que llegue el domingo!
jueves, diciembre 27, 2007
Están pasando cosas que me llenan de inquietud, que de algún modo tienen que ver con la sanidad, concretamente con la pública madrileña. Son pequeños indicios que aislados no dicen mucho, pero que si los enlazamos, dan lugar a sospechas inquietantes:
- Mi cuñada ha recibido, junto con su nómina del Hospital en el que trabaja, el Severo Ochoa, una notificación en la cual dice que éste pasará, en el año 2009, a ser gestionado por manos privadas, como ya se hace en los Hospitales de Fuenlabrada, Alcorcón o en el recientemente inaugurado de Valdemoro, o como se va a hacer en los que todavía no están abiertos de Coslada, Aranjuez y Parla, por citar algunos. Por cierto, algunos de ellos van a ser gestionados por constructoras. Conocido el amor de éstas por el lucro ¿Cómo es que se meten en algo tan deficitario como la sanidad universal, pública y gratuita que ha habido hasta ahora?
- Mi hermano estaba viendo uno de esos programas de tertulianos de Tele Madrid, la televisión pública madrileña controlada ahora por el gobierno regional de Esperanza Aguirre. En un momento dado, se dedicaron todos a hacer encendidas loas al sistema de seguros sanitarios de los EE.UU. lo bien que funciona y tal, según ellos.
- La película SICKO, de Roger Moore, no ha sido estrenada en los cines, ni tan siquiera presentada en DVD aquí en España. Para los que no lo sepan, esta película es una acendrada y documentada crítica contra ese sistema sanitario privado norteamericano, tan bien defendido por esos tertulianos desde la televisión madrileña y... Pública, qué gran paradoja. Yo la he tenido que ver mediante una descarga del Emule. Pensaba ir a verla al cine, como la anterior película del señor Moore, Fahrenheit 911, pero no he podido ¿Por qué no la estrenan aquí? ¿Acaso es que la sanidad nos interesa menos a los españoles que los tejemanejes del sucio gobierno actual americano? Yo os aconsejo verla por el medio que fuere. Os pondrá los pelos de punta.
Os contaré una anécdota: hace poco, una amiga regresó de Estados Unidos. Trabajaba como profesora de Matemáticas en los Ángeles. En su estancia allí, tuvo la mala suerte de hacerse una pequeña brecha en la frente -¿Mala suerte? Eso no pasa de ser un pequeño incidente que se arregla enseguida - Dirán muchos. Sí, mala suerte, pues le cobraron 1200 dólares por desinfectarle la herida y ponerle una tirita. Menos mal que su seguro se hace cargo de la factura. Pero pudo ser peor: a un conocido suyo le operaron de apendicitis y le costó la operación unos 36000 euros, a pagar el resto de su vida, pues no tenía seguro que valga.
La pregunta que tenemos que hacernos todos los madrileños es: ¿Qué pretende nuestro gobierno privatizando la gestión de nuestros hospitales? ¿En qué modelo están pensando para la sanidad madrileña del futuro? ¿Cuáles son los planes que tienen? ¿Por qué, ni la oposición, ni los sindicatos, ni la prensa preguntan a Esperanza Aguirre nada sobre las oscuras maniobras que se están llevando a cabo sobre la Sanidad Pública Madrileña?
Otra cuñada mía sufrió un cáncer de mama hace dos años que tuvieron que operar. En hospital público, por supuesto ¿Cuánto habría tenido que pagar en caso de haber sido norteamericana y no tener seguro o tener uno cuya cobertura no cubre ese tipo de operaciones?¿Por cuánto hubieran tenido que malvender su casa?¿Qué difíciles decisiones hubieran tenido que tomar para afrontar la situación? Da escalofríos pensarlo.
Por último, mi sobrina ha estado en con una enfermedad grave que la ha tenido en la UVI de un hospital público por nueve días ¿Cuánto les hubiera costado a mi hermana y mi cuñado esos cuidados de hacerlo por lo privado? ¿Tendrá Beatriz en el futuro un hospital público donde acudir? Creo que la respuesta depende de todos nosotros.
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Que yo te quiero como hasta ahora
miércoles, diciembre 26, 2007
Leo en una entrevista a Arcadi Espada (http://www.reporterodigital.com/acoruna/periodismo/object.php?o=809517) que éste dice: "Yo digo que la mayoría no son periodísticos. Cuando una señorita se pone a contar los polvos que hizo la noche (...) sobre todo, los polvos que no se han podido hacer. (risas)" También dice que "Escribir un blog es como quedarse en pelotas delante del lector" En esto último estoy de acuerdo. A veces, releyendo lo que he escrito, siento pudorosa vergüenza como en esos sueños en los que la concurrencia me ve desnudo.
No obstante, puedo hablar de mis lodos, pero en ningún caso de mis polvos, más que nada porque una polvareda la levanta el galope de dos o más caballos, y creo que alguien se puede enfadar (con razón, cariño) que yo relinche más de la cuenta. En mi caso particular, esta bitácora, lo poco que tiene de sexual se relaciona más con el señor que va con una gabardina y se pasea por un jardín a ver a quién mostrar sus cascarrias que con "Las edades de Lulú" o el "Trópico de Cáncer", por poner dos ejemplos de erotismo en letras de molde.
Decir que las bitácoras son un montón de señores o señoras contando sus polvos es como decir que todas las poesías que se escribieron en el siglo XX son de amor. El señor Arcadi demuestra, cuando menos, ignorancia, fruto de la lectura superficial de las bitácoras, que de todo hay en esta viña del ciberespacio. Por supuesto, no está mal escribir de amor como tampoco lo está escribir de polvos, o mejor todavía, de las dos cosas a la vez, pero lo que es harto censurable es caer en las generalizaciones.
Otra de las cosas que he escuchado por ahí es que, en cierta manera, una bitácora es un acto de masturbación ¡Qué tendrán de erógeno las letras que mucha gente ve sexo en ellas! Nos puede pasar a los aficionados a la literatura como a los sicoanalistas primigenios, que todo lo veían relacionado con el sexo. Obviamente, al igual que se puede escribir con el corazón, se puede escribir con los genitales, pero no siempre es así en las bitácoras, como tampoco lo es en la literatura en general.
Por otra parte, yo, si fuera estudiante de periodismo que hace sus pinitos en la profesión poniendo un blog, me mosquearía mucho con el señor Arcadi, por su minusvaloración de la aportación de las bitácoras al periodismo. Aparte de que muchas han servido para pillar con el paso cambiado a muchos políticos y poderosos en general -cosa que de un tiempo a esta parte no hace el periodismo tradicional bien pensante y bien pagado- además, muchas beben y están influidas por el más clásico de los géneros periodísticos: el artículo de opinión. De existir hoy, Larra, considerado uno de los mejores periodistas del siglo XIX, seguramente sería uno de los mejores blogueros del XXI.
Voy a escribir un libro que se titule "El Tao del Blog y el sexo" y lo publicaré por entregas en esta bitácora, para que si alguna vez el señor Arcadi entra en ella, se quede contento de que su generalización se cumple una vez más y ha encontrado a otro masturbándose. A falta de una bloguera que cuente sus coitos...
No obstante, puedo hablar de mis lodos, pero en ningún caso de mis polvos, más que nada porque una polvareda la levanta el galope de dos o más caballos, y creo que alguien se puede enfadar (con razón, cariño) que yo relinche más de la cuenta. En mi caso particular, esta bitácora, lo poco que tiene de sexual se relaciona más con el señor que va con una gabardina y se pasea por un jardín a ver a quién mostrar sus cascarrias que con "Las edades de Lulú" o el "Trópico de Cáncer", por poner dos ejemplos de erotismo en letras de molde.
Decir que las bitácoras son un montón de señores o señoras contando sus polvos es como decir que todas las poesías que se escribieron en el siglo XX son de amor. El señor Arcadi demuestra, cuando menos, ignorancia, fruto de la lectura superficial de las bitácoras, que de todo hay en esta viña del ciberespacio. Por supuesto, no está mal escribir de amor como tampoco lo está escribir de polvos, o mejor todavía, de las dos cosas a la vez, pero lo que es harto censurable es caer en las generalizaciones.
Otra de las cosas que he escuchado por ahí es que, en cierta manera, una bitácora es un acto de masturbación ¡Qué tendrán de erógeno las letras que mucha gente ve sexo en ellas! Nos puede pasar a los aficionados a la literatura como a los sicoanalistas primigenios, que todo lo veían relacionado con el sexo. Obviamente, al igual que se puede escribir con el corazón, se puede escribir con los genitales, pero no siempre es así en las bitácoras, como tampoco lo es en la literatura en general.
Por otra parte, yo, si fuera estudiante de periodismo que hace sus pinitos en la profesión poniendo un blog, me mosquearía mucho con el señor Arcadi, por su minusvaloración de la aportación de las bitácoras al periodismo. Aparte de que muchas han servido para pillar con el paso cambiado a muchos políticos y poderosos en general -cosa que de un tiempo a esta parte no hace el periodismo tradicional bien pensante y bien pagado- además, muchas beben y están influidas por el más clásico de los géneros periodísticos: el artículo de opinión. De existir hoy, Larra, considerado uno de los mejores periodistas del siglo XIX, seguramente sería uno de los mejores blogueros del XXI.
Voy a escribir un libro que se titule "El Tao del Blog y el sexo" y lo publicaré por entregas en esta bitácora, para que si alguna vez el señor Arcadi entra en ella, se quede contento de que su generalización se cumple una vez más y ha encontrado a otro masturbándose. A falta de una bloguera que cuente sus coitos...
martes, diciembre 25, 2007
Bueno, ya mi reina está por fin fuera de peligro, en planta, aunque todavía sólo la pueden ver sus padres, dado que los médicos aconsejan seguir con el régimen de visitas que tenía en la UVI. Lo que haga falta, con tal de que mi niña se ponga bien.
Menudos días han pasado mi hermana y mi cuñado. No se quieren separar de la pequeña ni por un instante. Normal. Fin de la pesadilla.
No sé cómo habrán pasado la nochebuena en el hospital. Todavía no he hablado con ellos. Me imagino que incómodos, pues desgraciadamente las butacas reservadas para los acompañantes de los enfermos lo son bastante. Con todo, habrán dormido con un ojo abierto y el otro cerrado, pendientes del más mínimo gesto de la pequeña, alarmados ante la más leve anomalía.
No sé si alguna vez nosotros viviremos una situación parecida. De ser así, espero tener la entereza que han demostrado ellos, lo bien que han superado los momentos de debilidad inevitables en este tipo de situaciones. La vida es de cartón piedra hasta que no se dan los momentos así y es cuando uno se da cuenta que bien poco importan esas pelusillas en el ombligo con las que perdemos demasiado el tiempo. Me refiero a esas cosas insustanciales y carentes de importancia que captan nuestra atención tal vez demasiado, pensamientos que deberían ser juguetes de viento.
Yo no soy el responsable de educarla, pero procuraré enseñarle a separar el grano de la paja, el camino recto de la vida, en la medida que eso es posible para un tipo que se sabe de memoria las sintonías de Bola de Dragón, Oliver y Benji, Dartagnan; que tenía como héroe a un puercoespín que iba por la calle desnudo, con un brazo siempre tonto y los ojos sempiternamente abiertos y que disfrutó como nadie en su día cuando vio por primera vez en video una película de Esteso y de Pajares.
Bueno creo que será mejor apartarme de su educación. Me parece que tengo la mente demasiado llena de basura. Dichosa televisión.
¡Madre mía, y yo quiero ser profesor!
lunes, diciembre 24, 2007
Vayas días tenemos hoy. Hasta los pájaros están indigestos. Teníais que ver cómo me han puesto el coche de cagarrutas. Nevadito que está. Claro, habrán tenido cenas de empresa, con los amigotes y demás que ahora vuelan un poco descompuestos. Como es natural en estos días, los pájaros comen y comen, aunque hay escasez de semillas. Creo que el precio de las semillas en el mercado central, situado en un plátano de indias cercano a mi casa, está por las nubes, tanto es así que el puñado de trigo cuesta tanto como un nido en pleno parque de Monfragüe. No obstante, los pájaros salen del mercado con los picos a punto de estallar. "Dónde vamos a ir a parar. Las semillas están por las nubes" -dicen las mamás gorriones- "Y encima, nos están invadiendo las cotorras de Kramer. Que se vuelvan a su país, que cotorrean muy mal. Maldita música étnica".
Por el tamaño de alguna de las deposiciones, ha debido hacer su aportación hasta un buitre leonado. Que le dure mucho la diarrea, por incivilizado y despreciativo de la propiedad ajena, pero que no se le ocurra volver a evacuar en mi coche, o si no haré guardia con una escopeta de postas.
No me malinterpretéis. No veo mal que los pájaros participen en las orgías gastronómicas propias de estos días, pero muestran una falta de educación terrible, fruto de sus orígenes un tanto bárbaros, ya que posiblemente están en los primitivos dinosaurios y ya sabemos cómo se las gastaban tan gigantescos ovíparos. Ya sé que peor sería que defecara encima de mi coche un dinosaurio, pero lo cortés no quita lo valiente y la evolución ha de servir para algo, entre otras cosas, para tener mejores maneras que los ancestros. Pues qué no dirían ellos si nos tuvieran a nosotros saltando en sus árboles y pegando alaridos, de igual manera que nuestros antepasados africanos.
Nuestros pájaros están educados en la universidad de la calle, en la escuela de la vida, y se saben todas las triquiñuelas para tener un buen pasar en la gran ciudad. Pero como no han pulido en las academias ese espíritu salvaje que tienen a gala, pasa lo que pasa, que hacen sus necesidades en cualquier parte. Están muy pagados de sí mismos, son esos ignorantes orgullosos de serlo que no tienen inconveniente en arrojar sus heces contaminando la pintura metalizada de mi coche, sin pensar que el producto de su digestión puede corroer el fino rojo cereza que embellece mi elegante carrocería. O no tan elegante, que mi coche a está entrando en la edad de las teteras.
De todos modos, malos no han de ser. De quererlo, nos podrían hundir en una montaña de mierda que ríase usted de la famosa película de Hitchcock. Sin embargo, aunque nos conocen muy bien y les indigna especialmente cómo emponzoñamos su cielo - les pertenece más que a nadie- con los humos de nuestros vehículos, optan por esa protesta silenciosa que es el acto de la defecación. De momento. Deberíamos pensar en no enfadarles demasiado a partir de ahora.
domingo, diciembre 23, 2007
Hace unos tres meses murió mi abuela y no escribí aquí de ello porque me sentía impotente para expresar el dolor que me producía aquello. Gran mujer, y no lo digo por ser ella. Terriblemente generosa, cuando alguien iba a su casa, ya fuera de la familia o una amistad, ella se desvivía porque cuando se fuera estuviera bien comido. Quienes me leéis sabéis que yo soy bastante tragón. Pues bien, salía de casa de mi abuela que no podía oler la comida. Su obsesión era el verte bien lustroso.
Los hombres y las mujeres de su generación, por el hecho de haber vivido la posguerra, se dividían en dos tipos: los que por pasar hambre se volvieron tacaños y no ofrecían a las visitas ni un mendrugo de pan, y los que por pasar hambre se obsesionaron porque nadie de los que entraran en su casa se fueran con el estómago vacío. De ahí vienen las cenas pantagruélicas de nochebuena; en casa de mi abuela eran un verdadero homenaje al Almax y al alma, que bien reconfortados y sonrientes salíamos todos de fiesta en familia. Y con algún que otro regüeldo.
En un libro precioso de Manuel Rivas (decir "libro precioso", en el caso de un libro de Manuel Rivas, es tan obvio como decir "Ferrari veloz") con una selección de sus artículos escritos en gallego, decía de sus paisanos que, de gobernar el mundo, podían hacerlo tan mal como el peor, pero que mandando ellos, en este planeta no iba a pasar hambre nadie. Con mi abuela, pese a no ser gallega, aunque era (qué doloroso es este pretérito imperfecto) castellana, pasaba igual. Pero también estoy seguro que podría haber sido una eficaz y benévola gobernante de los pueblos del mundo, que inteligencia tenía para ello. Manuel Rivas también decía que esa obsesión por la comida venía de las hambrunas de tiempos pasados. En las épocas de carestía se imprime el carácter de las personas y por extensión, de los pueblos. Pero que sepa Manuel Rivas que la generosidad en la mesa no es patrimonio sólo de los gallegos.
Desgraciadamente, las nochebuenas en casa de mis abuelos ya no van a ser posibles. Ahora, con el nexo que unía a toda la familia desaparecido, cada uno hace la guerra por su cuenta. Yo me reuniré con mis hermanos y sobrinos en casa de mis padres, y otro tanto harán mis primos en casa de mis tíos, allá en Barcelona. Pero ya no habrán las eternas disputas entre el "comando Madrid" y el "comando Barcelona", y ya no se harán las chanzas cuando el Barça era el primero, o era el Real el que encabezaba la tabla.
Poco a poco se están yendo los que vivieron la guerra, y desgraciadamente también con ellos se pierde magníficas enseñanzas. Se están yendo los que constantemente estaban contando batallitas (abuelo, ojalá me hubieras contado mil veces más tu vivencia en la batalla de Teruel y tus anécdotas como sargento de intendencia. Menos mal que tuviste suerte) y los que se quedan callados. Los que la guerra les dejó mudos, pozos sin fondo de vivencias que quedarán para siempre enterradas en su memoria. Vaya para ellos mi homenaje. Y sobre todo para ti, abuela, la más generosa del mundo, la que me enseñó siempre el importante y maravilloso valor de compartir.
Los hombres y las mujeres de su generación, por el hecho de haber vivido la posguerra, se dividían en dos tipos: los que por pasar hambre se volvieron tacaños y no ofrecían a las visitas ni un mendrugo de pan, y los que por pasar hambre se obsesionaron porque nadie de los que entraran en su casa se fueran con el estómago vacío. De ahí vienen las cenas pantagruélicas de nochebuena; en casa de mi abuela eran un verdadero homenaje al Almax y al alma, que bien reconfortados y sonrientes salíamos todos de fiesta en familia. Y con algún que otro regüeldo.
En un libro precioso de Manuel Rivas (decir "libro precioso", en el caso de un libro de Manuel Rivas, es tan obvio como decir "Ferrari veloz") con una selección de sus artículos escritos en gallego, decía de sus paisanos que, de gobernar el mundo, podían hacerlo tan mal como el peor, pero que mandando ellos, en este planeta no iba a pasar hambre nadie. Con mi abuela, pese a no ser gallega, aunque era (qué doloroso es este pretérito imperfecto) castellana, pasaba igual. Pero también estoy seguro que podría haber sido una eficaz y benévola gobernante de los pueblos del mundo, que inteligencia tenía para ello. Manuel Rivas también decía que esa obsesión por la comida venía de las hambrunas de tiempos pasados. En las épocas de carestía se imprime el carácter de las personas y por extensión, de los pueblos. Pero que sepa Manuel Rivas que la generosidad en la mesa no es patrimonio sólo de los gallegos.
Desgraciadamente, las nochebuenas en casa de mis abuelos ya no van a ser posibles. Ahora, con el nexo que unía a toda la familia desaparecido, cada uno hace la guerra por su cuenta. Yo me reuniré con mis hermanos y sobrinos en casa de mis padres, y otro tanto harán mis primos en casa de mis tíos, allá en Barcelona. Pero ya no habrán las eternas disputas entre el "comando Madrid" y el "comando Barcelona", y ya no se harán las chanzas cuando el Barça era el primero, o era el Real el que encabezaba la tabla.
Poco a poco se están yendo los que vivieron la guerra, y desgraciadamente también con ellos se pierde magníficas enseñanzas. Se están yendo los que constantemente estaban contando batallitas (abuelo, ojalá me hubieras contado mil veces más tu vivencia en la batalla de Teruel y tus anécdotas como sargento de intendencia. Menos mal que tuviste suerte) y los que se quedan callados. Los que la guerra les dejó mudos, pozos sin fondo de vivencias que quedarán para siempre enterradas en su memoria. Vaya para ellos mi homenaje. Y sobre todo para ti, abuela, la más generosa del mundo, la que me enseñó siempre el importante y maravilloso valor de compartir.
viernes, diciembre 21, 2007
Mi reina está mejorando y para celebrarlo he estado bailando salsa con mi chica, y entre el mareo que tengo y el vino que me he tomado con mi couñado (menudos dos que nos hemos ido a juntar, el hambre y las ganas de comer), tengo un mareíllo que esta noche me parece que voy a dormir muy bien.
Os cuento el menú de mañana: entrantes, salientes y entre medias, mucha cerveza y mucho vino. Tanto que mi hígado ya no me habla y amenaza con sonoras protestas. El domingo, paella y más vino. De postre, Álmax. El lunes, nochebuena fun, fun, fun. Solamente de pensarlo me pongo más borracho de lo que estoy.
Hoy hemos estado en bailes y hemos tenido comida de despedida del año. No he dado una a derechas. Maldita salsa. Me slae...me sale bien el swing, el hustle, el tango, pero la puñetera salsa...quién sería el malnadid..el malnacido que la inventó. Bueno, también tiene alfo que ver ñla cerveza que me bebí y ese riojita que siempre se trae mi cuñado para las celebraciones, el cual nos está poniendo el hígado como un caballo a los dos.
No os penséis que soy un borracho... Bueno, ahora sí que lo soy, pero es que estamos en fiestas, ya tendremos el resto del año para ponernos serios, digo yo, ¿No?
Lo mejor de todo es que mi rena mejora y su tío se ha dado una vuelta para celebrarlo. Quiero, cariño, que cuando tí cumplas los veinte años, y yo sea un viejuno caduco, me dediques una salsa, que para entonces ya habré aprendido, y que me quede hígado para entonces para poder brindar con buen vino por tu felicidad, amor mío, que no sabes lo que ansío qiue llegue ese momento.
Bueno, me voy a dormir un poco, que tengo un poco de sueño.
¡Ayyy, todo me da vueltas!¡A quién se le ocurre escribir en este estado!
Os cuento el menú de mañana: entrantes, salientes y entre medias, mucha cerveza y mucho vino. Tanto que mi hígado ya no me habla y amenaza con sonoras protestas. El domingo, paella y más vino. De postre, Álmax. El lunes, nochebuena fun, fun, fun. Solamente de pensarlo me pongo más borracho de lo que estoy.
Hoy hemos estado en bailes y hemos tenido comida de despedida del año. No he dado una a derechas. Maldita salsa. Me slae...me sale bien el swing, el hustle, el tango, pero la puñetera salsa...quién sería el malnadid..el malnacido que la inventó. Bueno, también tiene alfo que ver ñla cerveza que me bebí y ese riojita que siempre se trae mi cuñado para las celebraciones, el cual nos está poniendo el hígado como un caballo a los dos.
No os penséis que soy un borracho... Bueno, ahora sí que lo soy, pero es que estamos en fiestas, ya tendremos el resto del año para ponernos serios, digo yo, ¿No?
Lo mejor de todo es que mi rena mejora y su tío se ha dado una vuelta para celebrarlo. Quiero, cariño, que cuando tí cumplas los veinte años, y yo sea un viejuno caduco, me dediques una salsa, que para entonces ya habré aprendido, y que me quede hígado para entonces para poder brindar con buen vino por tu felicidad, amor mío, que no sabes lo que ansío qiue llegue ese momento.
Bueno, me voy a dormir un poco, que tengo un poco de sueño.
¡Ayyy, todo me da vueltas!¡A quién se le ocurre escribir en este estado!
jueves, diciembre 20, 2007
Los señores de la SGAE me han dado una idea, hoy que se han salido con la suya, pues el canon ha sido aprobado por el congreso. Voy a hacer un artículo hablando bien del canon que han puesto a los móviles y discos duros, lo voy a registrar, y cada vez que alguien hable bien del canon, a pasar por caja, dado que he soy el propietario intelectual de la idea de hablar bien del canon. También me voy a hacer con la propiedad intelectual de los derechos de decir "muchas gracias" al camarero cuando me sirva un café. Cada vez que digáis gracias a un camarero, centimito para mí. En España se beben muchos cafés. Ya me queda menos para el chalé en la Moraleja.
Podéis decir que yo no inventé el dar gracias al café, ni tampoco hablo bien del canon, pero yo os digo que los del SGAE tampoco son los creadores de la mayoría de las canciones que les sirven de pretexto para que todos les tengamos que pagar comprando mp3 o móviles. Así que, si nada no lo impide (inundación, terremoto o sicarios a sueldo) me voy a ir al registro de la propiedad intelectual con unos pliegos que contengan perfectamente descritos la alabanza al canon y el acto de agradecimiento del camarero.
Y no vale decir que estáis libres los que agradecéis el menta-poleo, cola Cao, té con leche o que si vuestro café es cortado, descafeinado, con hielo o en carajillo. Aquí todo el mundo me ha de pagar, porque por café se entiende todo, y si decís que nunca dais las gracias por el café porque lo tomáis en vuestra casa... ¿Quién me asegura a mí que nunca entraréis en una cafetería? Todos sois sospechosos de ser amables con el camarero y vosotros más que ninguno, que tenéis cara de buenas personas.
Debemos dar las gracias (esto todavía no paga canon) a nuestros partidos políticos, con el PSOE a la cabeza, por haber puesto las cosas en su sitio. Me congratula cómo defienden los intereses de una minoría frente a los de una gran mayoría, en una maniobra que perjudica a muchos en beneficio de unos pocos. Esa es la esencia de la verdadera democracia, y no esa cosa que nos intentaron explicar en el instituto nuestros profesores. Espero que, a partir de que yo registre la propiedad intelectual sobre hablar positivamente del canon, sean ellos los primeros en pasar por caja. Ha de cundir el ejemplo. Así que cada vez que alaben el canon, y lo hacen desde un medio de comunicación masivo, habrán de abonarme diez mil euros cada vez. Y si no, les meteré en juicio, como hace la SGAE a quienes no les pagan por respirar.
Ya me estoy frotando las manos. Espero que mi idea no sea como el cuento de la lechera. Por cierto, ¿está registrado? Porque no hay dos sin tres...
Podéis decir que yo no inventé el dar gracias al café, ni tampoco hablo bien del canon, pero yo os digo que los del SGAE tampoco son los creadores de la mayoría de las canciones que les sirven de pretexto para que todos les tengamos que pagar comprando mp3 o móviles. Así que, si nada no lo impide (inundación, terremoto o sicarios a sueldo) me voy a ir al registro de la propiedad intelectual con unos pliegos que contengan perfectamente descritos la alabanza al canon y el acto de agradecimiento del camarero.
Y no vale decir que estáis libres los que agradecéis el menta-poleo, cola Cao, té con leche o que si vuestro café es cortado, descafeinado, con hielo o en carajillo. Aquí todo el mundo me ha de pagar, porque por café se entiende todo, y si decís que nunca dais las gracias por el café porque lo tomáis en vuestra casa... ¿Quién me asegura a mí que nunca entraréis en una cafetería? Todos sois sospechosos de ser amables con el camarero y vosotros más que ninguno, que tenéis cara de buenas personas.
Debemos dar las gracias (esto todavía no paga canon) a nuestros partidos políticos, con el PSOE a la cabeza, por haber puesto las cosas en su sitio. Me congratula cómo defienden los intereses de una minoría frente a los de una gran mayoría, en una maniobra que perjudica a muchos en beneficio de unos pocos. Esa es la esencia de la verdadera democracia, y no esa cosa que nos intentaron explicar en el instituto nuestros profesores. Espero que, a partir de que yo registre la propiedad intelectual sobre hablar positivamente del canon, sean ellos los primeros en pasar por caja. Ha de cundir el ejemplo. Así que cada vez que alaben el canon, y lo hacen desde un medio de comunicación masivo, habrán de abonarme diez mil euros cada vez. Y si no, les meteré en juicio, como hace la SGAE a quienes no les pagan por respirar.
Ya me estoy frotando las manos. Espero que mi idea no sea como el cuento de la lechera. Por cierto, ¿está registrado? Porque no hay dos sin tres...
miércoles, diciembre 19, 2007
La revista TIME ha nombrado hombre del año a Vladimir Putin. Yo hubiera preferido que se lo hubieran dado a Marilyn Manson. Tiene una aspecto tan inquietante como el primero, pero por lo menos no pesa sobre él la sospecha de haber amañado una elecciones, haber mandado a sus servicios secretos a asesinar a sus opositores, y por lo que sabemos, Marilyn Manson no siente gran desprecio por la vida de los ciudadanos rusos o de los chechenos, lo que le convierte en un buen candidato para salir bajo las letrar rojas de la revista. Claro que, eso tan putinesco de despreciar la vida de la ciudadanía es un rasgo histórico que han compartido casi todos los dirigentes rusos, ya se trate de zares, dirigentes comunistas o jerarcas de la Federación rusa al servicio de multinacionales extranjeras y oligarcas afines.
Lo que yo haría sería poner a Marilyn Manson de presidente de Rusia. Me tacharéis de loco, pero mucho más grotesco era Ronald Reagan de presidente de los Estados Unidos y estuvo de gobernante por ocho años, teniendo todo ese tiempo a todo el mundo con el corazón en un puño por lo cerca que estaba del botón rojo. Pero más miedo da todavía el genocida actual. Al lado de estos dos, Marilyn Manson parece mucho más cuerdo, pese a que se pone maquillaje y se hiere adrede en público. Yo he visto por televisión varias entrevistas al cantante y aparte de parecer una persona educada, debajo de toda esa parafernalia de pintura, provocación y ropas de diseño chocante, seguro que hay una excelente persona lo suficientemente inteligente como para dirigir los destinos de la madre Rusia. Aunque sea norteamericano.
Putin viste en gris funcionarial o azul corporativo, sempiternos trajes oscuros con corbata y por supuesto, no se maquilla. Estoy seguro que de existir Lucifer tendría los mismos trajes y el mismo careto de mala leche que Putin. Por lo menos compartirían sastre. De existir Lucifer, seguramente se hubieran tomado un vodka en las oficinas de la KGB, siempre y cuando Luci, atareado como el que más, no se encontrara en las de la CIA.
A lo mejor a Putin le han nombrado hombre del año porque cada día que pasa nos perdona la vida. Recordemos que Rusia sigue teniendo un importante arsenal atómico. Bush, el genocida, de momento, no ha experimentado con esos juguetitos suyos, pero nadie nos puede garantizar que un día se le antoje borrar del mapa una ciudad, porque sí, porque le da la gana. Yo, por mi parte, no estaré tranquilo en el año y medio que le queda de gobierno. Por cierto, Bush también fue hombre del año de TIME ¿Será por aguantar tanto tiempo sin apretar el botón rojo?
Tal vez lo que pasa es que a los que hacen la famosa revista les es harto dificultoso encontrar a hombres buenos. La academia sueca se vio en similares dificultades para dar este año el Nobel de la paz. Finalmente, se lo ha llevado Al Gore, y ya es raro que se lo lleve un tipo que estaba entre los que auspiciaron el bombardeo de Kosovo. Eso revela que es difícil dar con alguien de la clase dirigente mundial que haya hecho algo bueno.
En fin, está visto que colmamos de honores a los que nos dejan seguir viviendo. En este mundo de hoy, héroes no son los que salvan vidas, sino los asesinos de una pequeña parte de la humanidad que no atenta de momento contra el resto. Aquí queda mi pequeño homenaje a tan grandes hombres. Estémosles agradecidos, pues es muy difícil para un sicópata el poder controlarse.
martes, diciembre 18, 2007
Hace un frío espantoso, tiempo tan desapacible no invita a la alegría en el ánimo, pero mi niña mejora y eso sí que me acalora el alma, que no los pies, y perdonad el mal chiste, pero cuando estoy triste busco con denuedo la risa que muchas veces no se encuentra fácilmente en los rincones de la sala de espera de una UVI. Esta situación de tensión que nos tiene a todos a maltraer, nos hace estar irritables, haciendo a otros víctimas de enfados que en circunstancias normales carecerían de todo fundamento. La circunstancia de Beatriz invita a la fuga, a la búsqueda de distracciones que rompan la burbuja de dolor en la que estamos inmersos todos los que la rodean. A veces me sorprendo pensando cosas absurdas, o buscando cosas no menos absurdas en Internet, que cuánto hay, para prorrumpir en la risa fácil o reparadora, porque Beatriz lucha y avanza, y eso es motivo suficiente para salir del dolor y de la alerta, tan siquiera un rato.
Y sigo buscando la alegría. Mi chica contó en la reunión un chiste guarrete que ahora recuerdo y me vuelvo a reír otra vez como cuando me lo contó; recuerdo los rifirrafes con mis padres por las malas notas de antes de navidad, desdramatizados ahora por el tiempo pasado; recuerdo sobre todo cuando me peleaba con mi hermana, la madre de Beatriz, justo antes de irse de casa, en una lucha graciosa, la última que tuvimos, exenta de la mala leche de otras veces. Porque yo no me avergüenzo cuando afirmo que me he pegado con mis hermanos, unas veces en broma y otras, las menos, en serio. Y qué se le va a hacer.
Yo quiero que Beatriz se ponga buena para que disfrute con su hermano, conviva, se pelee (aunque poco) Que sea feliz, como lo fuimos su madre, su otro tío y yo; que se canse de reír con su familia, de las tonterías de su padre, de su hermano, de sus abuelos, de sus tíos... que tenga en el futuro esas vivencias a las que tiene derecho sólo por estar en este mundo.
Hace un día muy malo pero viene cargado de esperanzas y mi cabeza busca un motivo para reír. Visualizo a Scrooge dando saltos de alegría, celebrando que está vivo. Qué grande era Dickens. Hay que celebrar que Beatriz presenta síntomas de cura. Camarero, póngame un payaso, que me voy a emborrachar de felicidad.
Y sigo buscando la alegría. Mi chica contó en la reunión un chiste guarrete que ahora recuerdo y me vuelvo a reír otra vez como cuando me lo contó; recuerdo los rifirrafes con mis padres por las malas notas de antes de navidad, desdramatizados ahora por el tiempo pasado; recuerdo sobre todo cuando me peleaba con mi hermana, la madre de Beatriz, justo antes de irse de casa, en una lucha graciosa, la última que tuvimos, exenta de la mala leche de otras veces. Porque yo no me avergüenzo cuando afirmo que me he pegado con mis hermanos, unas veces en broma y otras, las menos, en serio. Y qué se le va a hacer.
Yo quiero que Beatriz se ponga buena para que disfrute con su hermano, conviva, se pelee (aunque poco) Que sea feliz, como lo fuimos su madre, su otro tío y yo; que se canse de reír con su familia, de las tonterías de su padre, de su hermano, de sus abuelos, de sus tíos... que tenga en el futuro esas vivencias a las que tiene derecho sólo por estar en este mundo.
Hace un día muy malo pero viene cargado de esperanzas y mi cabeza busca un motivo para reír. Visualizo a Scrooge dando saltos de alegría, celebrando que está vivo. Qué grande era Dickens. Hay que celebrar que Beatriz presenta síntomas de cura. Camarero, póngame un payaso, que me voy a emborrachar de felicidad.
domingo, diciembre 16, 2007
No me cuesta decir que me he equivocado y que debo de contradecirme. Sí, he errado. Lo he hecho con buena fe, aunque llevado de un pesimismo fruto de mi mala leche contra la humanidad a la que pertenezco, que me hace desear que mal rayo o meteorito nos parta a todos. En algunas entradas, me he regodeado de la estupidez del género al que pertenecemos todos, he dicho que somos seres insignificantes, los más absurdos de los monos. Bueno, esto último lo mantengo. Somos monos absurdos y mil mentiras religiosas de esas que propugnan ahora sectas norteamericanas cercanas al gobierno del imperio no han de venir a convencerme de lo contrario. Es más, ellos son los más malvados y estúpidos de los monos que gobiernan esta tierra.
Pero eso que decía de que somos insignificantes, en las últimas 24 horas, mi sobrina, mi amor, uno de los seres a los que yo más quiero, me acaba de destrozar la teoría. En apariencia, nada ni nadie hay más insignificante que ella, apenas cuatro kilos de peso, pequeña llorona, rodeada de cables, y sin embargo, con su enfermedad, que la obliga a estar en la UVI, tiene a un montón de adultos danzando a su alrededor, sufrientes, minúsculos seres desprovistos de la tan necesitada omnipotencia, preocupados por una pequeña niña que no tiene nada de insignificante, aunque no ande, aunque no mire, aunque no diga nada.
Beatriz ha llegado al mundo y ya lo está modificando. Su existencia aquí nos condiciona a los seres que más cerca estamos de ella a este lado del universo. Es una pequeña lucecita que nos calienta pero que está débil, está enfermita, muy enfermita, frágil y poderosa a la vez por todo el amor que genera en nosotros.
He visto a Dani, su padre, llorar por primera vez; he visto, por primera a vez en su vida, a mi hermana, no saber qué hacer, ella que tan segura estaba de todo, primogénita de facto de la familia, que tantas veces me ha dicho "¿Por qué no pones remedio a tal cosa, opo? y ahora, con su niña, la seguridad perdida, las decisiones imposibles de tomar, el no poder hacer nada, siendo otra niña en compañía de su niña.
Beatriz, amor mío, apenas tienes cuarenta días. No lloras, no andas y estás rodeada de cables, combatiendo contra un mal del que has de salir vencedora, por todos nosotros, pero por ti sobre todo, la más brillante estrella de este lado del cielo ( a veces se nos olvida que este planeta está en medio del cielo) y que tienes la obligación de salir de ésta, pues eres la esperanza, el ser más inocente que hay en este mundo, la razón más poderosa para levantarnos todos y mejorarlo.
Y es verdad que no somos nada, pero mientras somos, lo somos todo, y Beatriz, tan pequeña, es más que nadie, más que sus padres, sus abuelos, sus tíos, que no somos más que pequeños seres que temerosos observan las evoluciones de su estrella, y nos obligamos a ser optimistas. Que el diablo me lleve si cometo la maldad de caer en esa flaqueza que algunos confunden con la lucidez, que no es otra cosa que esa fantasía de lo lúgubre llamada pesimismo.
Pero eso que decía de que somos insignificantes, en las últimas 24 horas, mi sobrina, mi amor, uno de los seres a los que yo más quiero, me acaba de destrozar la teoría. En apariencia, nada ni nadie hay más insignificante que ella, apenas cuatro kilos de peso, pequeña llorona, rodeada de cables, y sin embargo, con su enfermedad, que la obliga a estar en la UVI, tiene a un montón de adultos danzando a su alrededor, sufrientes, minúsculos seres desprovistos de la tan necesitada omnipotencia, preocupados por una pequeña niña que no tiene nada de insignificante, aunque no ande, aunque no mire, aunque no diga nada.
Beatriz ha llegado al mundo y ya lo está modificando. Su existencia aquí nos condiciona a los seres que más cerca estamos de ella a este lado del universo. Es una pequeña lucecita que nos calienta pero que está débil, está enfermita, muy enfermita, frágil y poderosa a la vez por todo el amor que genera en nosotros.
He visto a Dani, su padre, llorar por primera vez; he visto, por primera a vez en su vida, a mi hermana, no saber qué hacer, ella que tan segura estaba de todo, primogénita de facto de la familia, que tantas veces me ha dicho "¿Por qué no pones remedio a tal cosa, opo? y ahora, con su niña, la seguridad perdida, las decisiones imposibles de tomar, el no poder hacer nada, siendo otra niña en compañía de su niña.
Beatriz, amor mío, apenas tienes cuarenta días. No lloras, no andas y estás rodeada de cables, combatiendo contra un mal del que has de salir vencedora, por todos nosotros, pero por ti sobre todo, la más brillante estrella de este lado del cielo ( a veces se nos olvida que este planeta está en medio del cielo) y que tienes la obligación de salir de ésta, pues eres la esperanza, el ser más inocente que hay en este mundo, la razón más poderosa para levantarnos todos y mejorarlo.
Y es verdad que no somos nada, pero mientras somos, lo somos todo, y Beatriz, tan pequeña, es más que nadie, más que sus padres, sus abuelos, sus tíos, que no somos más que pequeños seres que temerosos observan las evoluciones de su estrella, y nos obligamos a ser optimistas. Que el diablo me lleve si cometo la maldad de caer en esa flaqueza que algunos confunden con la lucidez, que no es otra cosa que esa fantasía de lo lúgubre llamada pesimismo.
viernes, diciembre 14, 2007
Pero es el caso que tengo un amigo que es de esos hombres que se dejan impresionar fácilmente por la última persona que oyen, de esos caracteres débiles, flojos, apáticos, irresolutos, de reata, en fin, que componen el mayor número en este mundo, que nacieron por consiguiente para obedecer, callar y ser constantemente víctimas, y cuya debilidad es la más firme columna de los fuertes.
Es cierto lo que dice Larra. El poder de unos cuantos nace de la debilidad de la mayoría, lo que me apena es que ahora, como entonces, la bondad de carácter sea la peor cualidad que uno pueda tener para conducirse en este mundo. Cuando veo esas grabaciones en las que unos cuantos desalmados la emprenden con un alma cándida a golpes, pienso que la víctima le llueven los golpes no por ser malo, sino por ser demasiado bueno, inocente, pacífico, por ser en definitiva un don nadie con los que los demás se ejercitan en la escuela de la vida.
La bondad es, de todas, la mejor cualidad humana, pero también es la más castigada. Ya lo dijo Billy Wilder "Ninguna acción buena queda sin castigo". Los mejores hombres de la historia han sido castigados: Martin Luther king, Gandhi o Jesucristo. Qué mal trata la humanidad a sus mejores hijos. En cambio, cuántos malvados han muerto ancianos en la cama. Tal vez demasiados. Los más inhumanos son los que más han disfrutado de la humanidad.
Pero Larra hablaba, más que de un ser bondadoso, de un ser pusilánime. Los pusilánimes tienen más posibilidades de sobrevivir que los bondadosos rebeldes, sólo por el hecho de que no luchan contra el orden natural de las cosas. Un subversivo que no es un hombre malo está peor considerado que si realmente lo fuera, porque actuando para conseguir un mundo mejor puede dar al traste con éste, que para los siervos de la maldad es el mejor de los mundos posibles, donde son los menos los que viven bien .
Decía Fernando Fernán Gómez en una entrevista que él se consideraba maniqueísta, y yo, que antes de oírle, llevaba muchos años pensando que en esta vida no se puede ser tal cosa. Pero me convenció. Es verdad, este mundo se divide en hombres malos y en hombres buenos, sólo que la cantidad de los segundos es notablemente mayor que la de los primeros, EL poder de éstos es mayor, y por sus obras lo conoceréis.
Se permite Larra vilipendiar a uno de los que están en la basa. Mal hace en no dedicarle elogios, pues el camino que siguen las bellas personas es difícil y poco seguro para la supervivencia.
jueves, diciembre 13, 2007
Voz del Pueblo
"Aquella mal entendida máxima, de que Dios se explica en la voz del pueblo, autorizó la plebe para tiranizar el buen juicio, y erigió en ella una Potestad Tribunicia, capaz de oprimir la nobleza literaria. Este es un error, de donde nacen infinitos: porque asentada la conclusión de que la multitud sea regla de la verdad, todos los desaciertos del vulgo se veneran como inspiraciones del Cielo. Esta consideración me mueve a combatir el primero este error, haciéndome la cuenta de que venzo muchos enemigos en uno solo, o a lo menos de que será más fácil expugnar los demás errores, quitándoles primero el patrocinio, que les da la voz común en la estimación de los hombres menos cautos."
Benito Jerónimo Feijoo • Teatro crítico universal • Tomo primero • Discurso primero
He considerado necesario sacar estas palabras del olvido (hoy son pocos las que las leen) porque hoy vivimos los tiempo en que, más que nunca, las cosas son sólo verdad "porque es lo que dice todo el mundo" y las más de las veces no es así. Son mentiras impuestas, mitos que todos nos creemos porque nos da pereza creer otras cosa y porque nadar contra corriente es muy cansado. A veces (las menos, porque ya tengo la prudencia de callar) me encuentro con un grupo de gente más o menos grande en que todos piensan sobre un asunto determinado lo políticamente correcto, salvo yo, que como sabéis los que me leéis con cierta frecuencia, suelo ser a veces excéntrico en mis opiniones, o por lo menos, no pienso lo que está de moda en esos momentos. Puede que peque de ser un poco petulante, y lo siento, pero a veces, a toro pasado, me dan ganas de decir: "¿Veis cómo yo tenía razón?"
En verdad al que el tiempo ha terminado por dar la razón es al padre Feijoo: en los años treinta, la gran mayoría de la opinión pública alemana apoyaba al nazismo; y no olvidemos que George Bush tenía el apoyo de la gran mayoría de su pueblo cuando invadió Irak. Afortunadamente, parece que ahora la corriente de opinión transcurre por otro lado. Pero me aterra pensar qué cosas harán este u otro gobierno del imperio para poner a la gente a su favor. Hay quien sospecha que lo del 11-s no se planeó ni en montañas muy lejanas ni en desiertos muy lejanos...del estado de Nueva YorK. Ahí sí que no sé quién está en posesión de la verdad.
Volviendo a lo que nos ocupa, decía que es realmente difícil tener una opinión diferente a la de todo el mundo. Muchas veces se pueden resentir incluso tus relaciones sociales por no decir lo comúnmente aceptado. Hace unas entradas hablaba de Chávez, que está de moda desprestigiarle. Pues bien, si queréis que os odien, hablad bien de él. Habréis acabado con vuestra vida social para siempre. Os escupirán cada vez que se crucen con vosotros. En cambio, si habláis mal de Shaij Jalifa bin Zayed Al-Nahyan no os juzgarán ni bien ni mal. Lo más probable es que se encojan de hombros ¿Quién conoce a ese tipo?
Pues este personaje es una de las personas más poderosas del mundo, el jefe de gobierno de los Emiratos árabes unidos. Si os pasáis por la página de Amnistía Internacional, veréis que no es de los gobernantes más respetuosos con los derechos humanos, y por supuesto, de los menos democráticos. Sin embargo, ahí está. Arropado por el silencio mediático más calentito. A veces el silencio es una gran mentira.
"La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés." Decía Antonio Machado. Todos somos masa, y a veces, la masa piensa al revés. Somos tantos y formamos un coloso tan grande y tan viejo que cuesta mucho ponernos del derecho, mucho más por lo dormido que está. Por eso voces como la del padre Feijoo le suenan tan estridentes.
A nadie gusta que le despierten
miércoles, diciembre 12, 2007
Estamos a doce de diciembre y la navidad funciona a todo trapo: chaca-chaca,chaca-chaca tutuuuuu. Los anuncios de colonia en la televisión y los primeros artículos listillos diciendo desde su púlpito, ya sea del ciberespacio o de papel (cuidado que os vais a caer) cuanto odian la navidad y a su cuñado grosero e impertinente. Parece que abunda mucho este último, y es tan imprescindible en nochebuena como los langostinos, que son el equivalente pequeño y naranja del pavo del día de acción de gracias americano. A fuerza de ya no tener un imperio nos hemos hecho más modestos y bajamos a las profundidades a coger el delicioso marisco o nos cargamos la biodiversidad de un lago criándolo en cautividad.
La tele hace lo imposible porque sea navidad. Si pudieran, los señores dirigentes harían que nuestros receptores escupieran nieve y a continuación nos modelasen un muñeco de nieve en el salón cada hora. Por cierto, ahora que hablamos de muñecos, los que me dan pena son los niños. Ahora que tienen vacaciones les castigan a estar en sus horas de vigilia delante de un escaparate que no les hace más que mostrar juguetes y más juguetes presentados con canciones imposibles y sonidos estridentes. Para que luego digan que ellos son los reyes.
En cualquier caso, la Navidad tiene vocación de convertirse en mes de agosto y el mes de agosto en Navidad. Me explico: quince días son pocos para que la gente gaste, así que se pone la navidad todo el mes diciembre por decreto en lugar de unos pocos días, y como los treinta días de agosto de vacaciones son demasiados, así que troceamos y troceamos hasta que se queden en nada. 25 de agosto fun, fun, fun. Fijaos si lo tienen todo calculado, que ya podemos ver anuncios del gordo de la lotería en las marquesinas de los autobuses mientras vamos con nuestras chancletas y toallita a la playa. Maquiavélico. Ahora sólo queda esperar a que suban las temperaturas lo suficiente como para que Madrid tenga playa en diciembre. Habremos de tener paciencia.
A mí lo que me preocupa son los articulistas que se quejan de las navidades. Quedarán muy desorientados ¿Cuándo toca hablar del chiringuito? ¿Cuándo podré decir que las navidades han perdido todo el sentido que tenían?
Porque tendrán razón. Las navidades han perdido su razón de ser. Millones de ateos se juntan y cantan villancicos, y esa es una de las contradicciones imperdonables, como también lo es que cada año nos tengamos que juntar con el cuñado que no aguantamos
La tele hace lo imposible porque sea navidad. Si pudieran, los señores dirigentes harían que nuestros receptores escupieran nieve y a continuación nos modelasen un muñeco de nieve en el salón cada hora. Por cierto, ahora que hablamos de muñecos, los que me dan pena son los niños. Ahora que tienen vacaciones les castigan a estar en sus horas de vigilia delante de un escaparate que no les hace más que mostrar juguetes y más juguetes presentados con canciones imposibles y sonidos estridentes. Para que luego digan que ellos son los reyes.
En cualquier caso, la Navidad tiene vocación de convertirse en mes de agosto y el mes de agosto en Navidad. Me explico: quince días son pocos para que la gente gaste, así que se pone la navidad todo el mes diciembre por decreto en lugar de unos pocos días, y como los treinta días de agosto de vacaciones son demasiados, así que troceamos y troceamos hasta que se queden en nada. 25 de agosto fun, fun, fun. Fijaos si lo tienen todo calculado, que ya podemos ver anuncios del gordo de la lotería en las marquesinas de los autobuses mientras vamos con nuestras chancletas y toallita a la playa. Maquiavélico. Ahora sólo queda esperar a que suban las temperaturas lo suficiente como para que Madrid tenga playa en diciembre. Habremos de tener paciencia.
A mí lo que me preocupa son los articulistas que se quejan de las navidades. Quedarán muy desorientados ¿Cuándo toca hablar del chiringuito? ¿Cuándo podré decir que las navidades han perdido todo el sentido que tenían?
Porque tendrán razón. Las navidades han perdido su razón de ser. Millones de ateos se juntan y cantan villancicos, y esa es una de las contradicciones imperdonables, como también lo es que cada año nos tengamos que juntar con el cuñado que no aguantamos
martes, diciembre 11, 2007
Hoy no tenía ganas de escribir, de hecho no iba a hacerlo, pero hay un libro de un escritor español llamado José Luis Sampedro que se titula "escribir es vivir" que me ha impulsado a hacerlo, en estos días que mi aliento vital está notablemente bajo. Porque al final, la vida es lo único que nos queda, es un tango que hay que saber bailar:
Caminito
Caminito que el tiempo ha borrado,
que juntos un día nos viste pasar,
he venido por última vez,
he venido a contarte mi mal.
Caminito que entonces estabas
bordado de trébol y juncos en flor,
una sombra ya pronto serás,
una sombra lo mismo que yo.
Desde que se fue
triste vivo yo,
caminito amigo,
yo también me voy.
Desde que se fue
nunca más volvió.
Seguiré sus pasos...
Caminito, adiós.
Caminito que todas las tardes
feliz recorría cantando mi amor,
no le digas, si vuelve a pasar,
que mi llanto tu suelo regó.
Caminito cubierto de cardos,
la mano del tiempo tu huella borró...
Yo a tu lado quisiera caer
y que el tiempo nos mate a los dos.
No soy nada original en amar y ser amado; tampoco lo soy en sentir pena cuando debería ser feliz; ni siquiera la melancolía que me despierta este tango es original, pues un millón de seres estuvieron tristes escuchándolo.
Tienen razón los argentinos: cada año que pasa, Gardel canta mejor
Caminito
Caminito que el tiempo ha borrado,
que juntos un día nos viste pasar,
he venido por última vez,
he venido a contarte mi mal.
Caminito que entonces estabas
bordado de trébol y juncos en flor,
una sombra ya pronto serás,
una sombra lo mismo que yo.
Desde que se fue
triste vivo yo,
caminito amigo,
yo también me voy.
Desde que se fue
nunca más volvió.
Seguiré sus pasos...
Caminito, adiós.
Caminito que todas las tardes
feliz recorría cantando mi amor,
no le digas, si vuelve a pasar,
que mi llanto tu suelo regó.
Caminito cubierto de cardos,
la mano del tiempo tu huella borró...
Yo a tu lado quisiera caer
y que el tiempo nos mate a los dos.
No soy nada original en amar y ser amado; tampoco lo soy en sentir pena cuando debería ser feliz; ni siquiera la melancolía que me despierta este tango es original, pues un millón de seres estuvieron tristes escuchándolo.
Tienen razón los argentinos: cada año que pasa, Gardel canta mejor
lunes, diciembre 10, 2007
El otro día estuvimos viendo una película que recomiendo desde aquí por graciosa y porque te da qué pensar: idiocracia se titula. El argumento es que un soldado y una prostituta participan en un experimento ultrasecreto del gobierno norteamericano, pero por circunstancias que no vienen al caso les dejan en estado de hibernación por quinientos años. Despiertan en un mundo en que todos sin excepción son idiotas. Sólo piensan en ver la tele (de hecho no tienen que ir al baño pues cuentan con un curioso inodoro-sillón) y el programa estrella está protagonizado por un hombre al que constantemente golpean o se golpea en los testículos. La verdad, da que pensar. ¿Tendremos un futuro así?
Hoy, por ejemplo, en la televisión anuncian un curioso programa para teléfonos móviles. Consiste en que te ponen la pantalla en blanco luminoso para así poder iluminar en los conciertos: "olvídate de los obsoletos mecheros" , nos dice una juvenil voz en off. Leo, en letras muy pequeñas y no tan blancas, que el programita de marras cuesta 1,20 euros, y entonces recuerdo que puedes adquirir un mechero por cincuenta céntimos. Entonces, ¿Dónde está la ventaja de poder poner en tu móvil en modo mechero, si te cuesta más del doble que la forma tradicional de ambientar los conciertos? Además, con el mechero se pueden encender hogueras, utilidad que a día de hoy no cuentan los móviles, aunque todo se andará. Por si fuera poco, con las hogueras se pueden hacer señales de humo, luego los mecheros sirven para iluminar conciertos y para la comunicación a larga distancia. Encima, cuestan menos que los móviles y los programas creados al efecto. A veces, hasta duran más que esos dichosos cacharros.
Pero sigo. También relacionado con móviles. Anuncian que puedes compra un jueguecito que estaba muy de moda en los años ochenta en las salas de máquinas recreativas. Muchos de mi edad lo recordaréis: se llama super-pang, donde las bolitas saltaban y saltaban, sólo que ahora, los fondos en lugar de ser de todo el mundo, son de territorio patrio. Incluye un fondo en el cual se ven el toro de Osborne y los molinos de viento. Qué chulada. El precio de tener el juguetito en tu móvil es de 1,20 euros también. Sin embargo, hace años que desde Internet el que lo desee se puede bajar un programa llamado MAME, el cual emula esas viejas máquinas recreativas para solaz de nostálgicos de la infancia. No cuesta un duro y trae hasta 2856 programas tan buenos o mejores que el superpang (sin molinos y sin toro, pero trae una representación preciosa del Alcázar de Segovia), todo gracias a las redes de archivos compartidos. Desde luego, no tienen razón para abolir esas redes, pero motivos, más que sobrados. Por cosas como ésta no me extraña que gentes como los que han pergeñado la película digan que caminamos a un mundo de idiotas, pues tal es así como nos quiere el mercado: idiotas y consumistas, vendiéndonos cosas inútiles al precio de tres barras de pan (aunque los precios que están adquiriendo los productos básicos, entre ellos los derivados del trigo, puede que acabe con esa curiosa paradoja).
Nos toman por idiotas y tal vez lo seamos. Pero no quiero pensar que los que vendrán sean más idiotas que nosotros, por eso espero que el pesimista mensaje de la película (envuelto, eso sí, de gran comicidad) nunca se haga realidad. Y que se deje la gente de gastar el dinero en memeces, que hay que pensar en el futuro.
domingo, diciembre 09, 2007
Contó Fernando Fernán Gómez en una de sus últimas entrevistas una bonita fábula de oriente que más o menos decía así:
Un padre regaló a su hijo un anillo, con una leyenda en su interior. El padre le dió instrucciones de que sólo leyera el interior en caso de encontrarse ante un problema muy grave para el que no viera solución. Pasaron los años y el hijo se vio en muchas vicisitudes, pero no tuvo necesidad de leer el interior del anillo pues en todas supo arreglárselas, pero un mal día, el conflicto que tenía ante sí era tan grande que no sabía qué decisión tomar. Desesperado, se quitó el anillo del dedo, y en él simplemente decía:
Esto también pasará.
Y yo, que ahora estoy metido en un conflicto del cual no veo la solución, sentí al escuchar la anécdota un soplo de aire fresco, el aliento vivificador del sabio cómico, escritor, director de cine que tristemente nos ha dejado. Sólo quedan seis meses para mi gran examen y cuán largo y desesperante se me hace a veces. Qué negro veo mi porvenir en los momentos de desánimo. Menos mal que acudió el sabio a mi socorro.
Miro entonces mi propio anillo y leo: María José 14/02/2004 y pienso que esto también pasó y me pongo muy contento pero a la vez muy triste. Va a hacer cuatro años. Los años que más se parecen a los minutos de toda mi vida, que es, a su vez, el instante más corto que haya registrado jamás la mente humana.
Cuando me quiera dar cuenta, estoy delante del tribunal; en un guiño de ojos, sabré mis notas; y si mi fortuna es adversa, recordaré las palabras que el gran sabio tuvo la enorme modestia y honradez de no dar por suyas:
Esto también pasará.
Un padre regaló a su hijo un anillo, con una leyenda en su interior. El padre le dió instrucciones de que sólo leyera el interior en caso de encontrarse ante un problema muy grave para el que no viera solución. Pasaron los años y el hijo se vio en muchas vicisitudes, pero no tuvo necesidad de leer el interior del anillo pues en todas supo arreglárselas, pero un mal día, el conflicto que tenía ante sí era tan grande que no sabía qué decisión tomar. Desesperado, se quitó el anillo del dedo, y en él simplemente decía:
Esto también pasará.
Y yo, que ahora estoy metido en un conflicto del cual no veo la solución, sentí al escuchar la anécdota un soplo de aire fresco, el aliento vivificador del sabio cómico, escritor, director de cine que tristemente nos ha dejado. Sólo quedan seis meses para mi gran examen y cuán largo y desesperante se me hace a veces. Qué negro veo mi porvenir en los momentos de desánimo. Menos mal que acudió el sabio a mi socorro.
Miro entonces mi propio anillo y leo: María José 14/02/2004 y pienso que esto también pasó y me pongo muy contento pero a la vez muy triste. Va a hacer cuatro años. Los años que más se parecen a los minutos de toda mi vida, que es, a su vez, el instante más corto que haya registrado jamás la mente humana.
Cuando me quiera dar cuenta, estoy delante del tribunal; en un guiño de ojos, sabré mis notas; y si mi fortuna es adversa, recordaré las palabras que el gran sabio tuvo la enorme modestia y honradez de no dar por suyas:
Esto también pasará.
sábado, diciembre 08, 2007
Este que veis aquí al lado es el prototipo de un agujero negro diseñado por la universidad de Minnesota de Bastos. El proyecto está muy desarrollado y pronto verá la luz. Bueno, más bien al contrario, la ausencia de luz, pues por algo es agujero y negro.
A lo largo de estos dos últimos siglos, ha habido muchos inventos magníficos que nos han hecho la vida más fácil. No obstante, yo hecho en falta dos: los agujeros negros quitapolvo de bolsillo y las máquinas del tiempo a corto plazo.
Los primeros los utilizaría, por ejemplo, para pasarlos por rincones más inaccesibles (siempre con cuidado de que no me absorbieran un dedo o el cuerpo entero) para quitar esas incómodas pelusas y enviarlas a un universo paralelo, y quien viviera al otro lado del agujero, que se fastidiara, que soy humano y si hay algo que distingue a los humanos respecto a otras especies del universo es que nos da igual lo que suceda al otro lado, bien sea de un tabique o de un agujero negro. Nuestros agujeros negros domésticos de alta densidad gravitatoria no habrían de ser muy grandes, no más grandes que un dedal, para que los podamos llevar en el bolsillo del pantalón sin que nos absorba la pierna. Servirían, aparte de para succionar pelusas, para tirar la basura, y así no tendríamos que molestarnos en reciclar la basura en papel, plástico y orgánico. El agujero negro se ocuparía de pensar por nosotros. Podría ser una eficaz arma defensiva, y si nos vienen a atracar algún malhechor, sacarlo y a ver que hace el maleante luchando con su navajita contra una gravedad un millón de veces superior.
En cuanto a la máquina del tiempo de corto plazo, serviría para ahorrarnos muchísimo dinero y muchos disgustos. Por ejemplo, que nos hemos arrepentido de haber votado a alguien que finalmente no nos convence, utilizamos la máquina del tiempo y cambiamos el voto; que se nos escapa una flatulencia en una reunión de máxima importancia, pues echamos marcha atrás y borramos de los vientos de la historia esa ventosidad que bien pudo suponer nuestra muerte social; que hemos declarado el amor a alguien y nos ha rechazado cruelmente, pues una vuelta atrás y le privamos de alimento para su ego. Pero no sólo serviría para anular las cosas negativas; serviría también para repetir las cosas positivas; que nos ha gustado mucho una comida, se saca la máquina y se repite el banquete; que se nos ha hecho corta la tarde en el parque de atracciones, pues nada, se retrasa la hora de salida cuantas veces se quiera; que no tenemos suficiente con una hora de siesta, pues nada, se coge el ingenio y se repite dos, tres o cuantas veces se quiera.
Pero claro, se debería expedir una licencia obligatoria de uso para ambos ingenios. no quiero ni pensar que sería un agujero negro en malas manos. En los institutos, algunos chavales lo usarían para tragar a un compañero y grabarlo con el móvil, muchos se lo llevarían para cuando no tuvieran sitio donde aparcar, lanzarlo contra un coche estacionado cualquiera; y en caso de la máquina del tiempo, entro otros fines aviesos, se podría utilizar para copiar en los exámenes, sabiendo las preguntas utilizando la marcha adelante y la marcha atrás o a nadie le podría tocar un buen pellizco en la primitiva porque como todos nos sabemos el número de antemano...
Toda creación humana tiene sus luces y sombras y éstas que yo propongo no iban a ser menos. No obstante, espero que lo hagan. No iba a disfrutar yo quitando el polvo en cero coma y echándome la siesta dos docenas de veces seguidas.
viernes, diciembre 07, 2007
Será por educación, será por creencias, el caso es que siempre he buscado un guía que me orientara en la vida. No sé si será que se me quedó esa frase que aparece al principio del Cid: "Qué buen vasallo, si hubiese gran señor" Craso error. Renuncié al único maestro con la potestad de dirigir mi vida: yo mismo.
No me malinterpretéis. No estoy haciendo aquí un ejercicio de arrogancia. Lo que estoy diciendo es que durante muchos años he renunciado al aprendizaje vital por mí mismo, a la auténtica madurez del ser humano. A veces me he sentido una veleta en manos de otros. No es que renuncie a lo que puedan enseñarme mi chica, mis hermanos, mis padres o alguien que me supere en experiencia o en conocimientos. Quiero recuperar a aquél al que repudié, el único maestro que me puede dar las soluciones pues es él quien las padecerá o se beneficiará de ellas en último término: este humilde servidor vuestro que os escribe.
tal vez sea una cosa propia de la gente de mi generación que como yo, hemos creído con fe ciega que siguiendo los pasos marcados nos comeríamos el mundo. Nada más lejos. Siguen mandando otros. Mientras, nosotros nos lamentamos porque nos suben la hipoteca, nos pagan poco y a cambio cada vez tenemos que estudiar más y competir con fiereza para que no nos coman la merienda en el momento menos pensado ¿Esa es la idea que tenemos de felicidad? Venga a subir la larga escalera. ¿Y después del último peldaño, qué?
"vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero" Desgraciadamente, a diferencia de la poetisa, no es por el amor por lo que nos "desvivimos" Es por esa escalera que un maléfico guía nos ha dicho que subamos convirtiéndonos en seres desgraciados. Y mientras, el niño que éramos prorrumpe en lágrimas por salir. Ese que todavía no nos ha dicho todo lo que nos tenía que enseñar.
Ya no quiero guías. Mi vida es mi vida y sólo yo tengo derecho a equivocarme con ella. Buscaré a aquellos que quieran hacer el camino conmigo, siempre al lado, nunca delante de mí.
No me malinterpretéis. No estoy haciendo aquí un ejercicio de arrogancia. Lo que estoy diciendo es que durante muchos años he renunciado al aprendizaje vital por mí mismo, a la auténtica madurez del ser humano. A veces me he sentido una veleta en manos de otros. No es que renuncie a lo que puedan enseñarme mi chica, mis hermanos, mis padres o alguien que me supere en experiencia o en conocimientos. Quiero recuperar a aquél al que repudié, el único maestro que me puede dar las soluciones pues es él quien las padecerá o se beneficiará de ellas en último término: este humilde servidor vuestro que os escribe.
tal vez sea una cosa propia de la gente de mi generación que como yo, hemos creído con fe ciega que siguiendo los pasos marcados nos comeríamos el mundo. Nada más lejos. Siguen mandando otros. Mientras, nosotros nos lamentamos porque nos suben la hipoteca, nos pagan poco y a cambio cada vez tenemos que estudiar más y competir con fiereza para que no nos coman la merienda en el momento menos pensado ¿Esa es la idea que tenemos de felicidad? Venga a subir la larga escalera. ¿Y después del último peldaño, qué?
"vivo sin vivir en mí, y de tal manera espero, que muero porque no muero" Desgraciadamente, a diferencia de la poetisa, no es por el amor por lo que nos "desvivimos" Es por esa escalera que un maléfico guía nos ha dicho que subamos convirtiéndonos en seres desgraciados. Y mientras, el niño que éramos prorrumpe en lágrimas por salir. Ese que todavía no nos ha dicho todo lo que nos tenía que enseñar.
Ya no quiero guías. Mi vida es mi vida y sólo yo tengo derecho a equivocarme con ella. Buscaré a aquellos que quieran hacer el camino conmigo, siempre al lado, nunca delante de mí.
jueves, diciembre 06, 2007
De acuerdo. No nos gusta. Tiene cara de Indio y aspecto agorilado. Va por ahí nacionalizando el petróleo (¡Qué horror!)y como me dijo alguien: "a saber cuántos ha torturado y asesinado desde que lleva en el poder" Chávez está de moda por la inquina que despierta. El otro día, en un programa de variedades, un modelo, de ésos que son varoniles pero a la vez sensibles y delicados, con educación, cuando le preguntaron a quién más odia, puso gesto heroico, como de guerrero romántico y con mirada penetrante contestó: "A Chávez"
En las tertulias de la televisión y de los bares la gente tiene como uno de sus temas favoritos arremeter contra el famoso dirigente venezolano. De él he escuchado cosas como asesino, dictador, bocazas, sátrapa, sinvergüenza... A la gente le pone muy nerviosa sus excesos verbales. Lo único que no he oído decir es que es genocida, y me extraña, la verdad, en estos días de ruido y furia contra él.
Realmente nadie sabe lo que está pasando en Venezuela. Las noticias que nos llegan no apuntan a que sea una dictadura: Chávez convoca a observadores internacionales que declaran que las elecciones que ha ganado son limpias (Qué poco puedes decir eso tú, George); Chávez pierde un referéndum y acata el resultado; en Venezuela, sus detractores se manifiestan libremente y más aún: hay una presión mediática, no ya fuera del país sino dentro, de enorme calado.
Él es, hoy por hoy, el gobernante más objeto de inquina del mundo. Y mira que hay otros que se lo merecen más, empezando por el propio Bush, que está arropado por un silencio mediático que le harán vivir con placidez su último año de mandato. Mira que se ha ganado a pulso que le llamemos asesino, torturador, mentiroso y sinvergüenza, pero todos esos epítetos se los dedicamos a Chávez, tal vez con menos mérito para recibirlos.
Bush es un genocida en el poder, pero nadie mueve un dedo para echarle, cosa que con el venezolano sí que ha sucedido. En el 2002 hubo un golpe de estado en su contra. De haber triunfado sus opositores, las democracias occidentales se hubieran puesto muy contentas, con la americana a la cabeza y eso que no hay nada menos democrático que una asonada golpista para expulsar al indio. A un blanco le sientan mejor los trajes que a un indio y queda mejor para dirigir los destinos de un país. Pinochet tenía un buen ropero, recientemente puesto a subasta por alguien que decía quererle mucho.
Yo considero que Chávez no es tan peligroso ni tan malvado como para que los tambores mediáticos resuenen de esta manera. Empezando por el propio diario El País, que siendo -se supone- de izquierdas, le critica día sí y día también. Por cierto, curioso lo de este diario: hace diez años, en la editorial del aniversario del Che, le hacían una encendida loa por su trayectoria. Ahora, sin embargo, lo tratan poco menos que como un carnicero. Uno no sabe ya a qué atenerse. ¿En qué quedamos, idealista de gran generosidad o guerrillero con pretensiones totalitarias? Yo ya no sé a quién estoy leyendo.
Os confieso que a mí Chávez es el gobernante que menos me preocupa. Deberíamos todos viajar a Venezuela, como hizo Sean Penn con Irak cuando empezó la guerra, para saber qué está pasando realmente allí, para sacar nuestras propias conclusiones, para saber si es verdad eso que dicen de que su economía crece al 7% o por contra está hundiendo a su pueblo en la miseria más absoluta. Pero de momento yo no sé nada y sospecho de ese bombardeo mediático contra aquel gobernante obedece a intereses espurios que nada tienen que ver con la democracia.
Además, me da rabia que mientras, al que los hechos han confirmado como verdadero mentiroso y genocida, esté de rositas, y creo que verdaderamente estoy viviendo en un mundo al revés.
En las tertulias de la televisión y de los bares la gente tiene como uno de sus temas favoritos arremeter contra el famoso dirigente venezolano. De él he escuchado cosas como asesino, dictador, bocazas, sátrapa, sinvergüenza... A la gente le pone muy nerviosa sus excesos verbales. Lo único que no he oído decir es que es genocida, y me extraña, la verdad, en estos días de ruido y furia contra él.
Realmente nadie sabe lo que está pasando en Venezuela. Las noticias que nos llegan no apuntan a que sea una dictadura: Chávez convoca a observadores internacionales que declaran que las elecciones que ha ganado son limpias (Qué poco puedes decir eso tú, George); Chávez pierde un referéndum y acata el resultado; en Venezuela, sus detractores se manifiestan libremente y más aún: hay una presión mediática, no ya fuera del país sino dentro, de enorme calado.
Él es, hoy por hoy, el gobernante más objeto de inquina del mundo. Y mira que hay otros que se lo merecen más, empezando por el propio Bush, que está arropado por un silencio mediático que le harán vivir con placidez su último año de mandato. Mira que se ha ganado a pulso que le llamemos asesino, torturador, mentiroso y sinvergüenza, pero todos esos epítetos se los dedicamos a Chávez, tal vez con menos mérito para recibirlos.
Bush es un genocida en el poder, pero nadie mueve un dedo para echarle, cosa que con el venezolano sí que ha sucedido. En el 2002 hubo un golpe de estado en su contra. De haber triunfado sus opositores, las democracias occidentales se hubieran puesto muy contentas, con la americana a la cabeza y eso que no hay nada menos democrático que una asonada golpista para expulsar al indio. A un blanco le sientan mejor los trajes que a un indio y queda mejor para dirigir los destinos de un país. Pinochet tenía un buen ropero, recientemente puesto a subasta por alguien que decía quererle mucho.
Yo considero que Chávez no es tan peligroso ni tan malvado como para que los tambores mediáticos resuenen de esta manera. Empezando por el propio diario El País, que siendo -se supone- de izquierdas, le critica día sí y día también. Por cierto, curioso lo de este diario: hace diez años, en la editorial del aniversario del Che, le hacían una encendida loa por su trayectoria. Ahora, sin embargo, lo tratan poco menos que como un carnicero. Uno no sabe ya a qué atenerse. ¿En qué quedamos, idealista de gran generosidad o guerrillero con pretensiones totalitarias? Yo ya no sé a quién estoy leyendo.
Os confieso que a mí Chávez es el gobernante que menos me preocupa. Deberíamos todos viajar a Venezuela, como hizo Sean Penn con Irak cuando empezó la guerra, para saber qué está pasando realmente allí, para sacar nuestras propias conclusiones, para saber si es verdad eso que dicen de que su economía crece al 7% o por contra está hundiendo a su pueblo en la miseria más absoluta. Pero de momento yo no sé nada y sospecho de ese bombardeo mediático contra aquel gobernante obedece a intereses espurios que nada tienen que ver con la democracia.
Además, me da rabia que mientras, al que los hechos han confirmado como verdadero mentiroso y genocida, esté de rositas, y creo que verdaderamente estoy viviendo en un mundo al revés.
miércoles, diciembre 05, 2007
Yo no sé si creo o no creo. No estoy diciendo que sea agnóstico, que esa no es la cuestión y con la iglesia en este texto no habéis dado. Me estoy refiriendo a si yo lo que yo he escrito, ya lo han escrito otros antes; si lo que he vivido, ya lo han vivido antes. Un amigo mío, cuando leyó lo que me aconteció hace muchos años en un citröen Gs, me dijo que a él le había pasado lo mismo en un Ford Capri. Pierde entonces mi anécdota todo atisbo de originalidad pues lo que conté de igual manera les sucedió a otros.
Mi historia se ha contado en el pasado en una tasca, en un restaurante, en la cola de un cine, haciendo unas chuletas a la barbacoa por gente que no soy yo pero que tiene la misma historia que contar, sólo que le pasó en un Renault Fuego, Hyundai Coupé, Golf Gti y el que ahora pongas tú, pues una vez un fitipaldi te llevó de marcha y cuando te bajaste besaste el suelo.
De los bares de copas de Cuéllar se pueden contar historias mucho más interesantes que la mía. Por ejemplo la tuya, mujer. De cuando conociste a ese chico tan especial con el que pasaste la noche y que jamás volviste a ver. Sin embargo, esa historia la pueden contar centenares de chicas que pasaron por Cuéllar, y miles de mujeres que una noche salieron de juerga por toda España.
Entonces, ¿Se pueden calificar mis bitácora de creación? Me pasa lo que te pasa a ti, sufro por lo que tú sufres y tengo la misma visión de la vida que la que tú tienes. Si no piensas como yo, entonces es porque pienso como la gente que tiene una visión de la vida distinta a la tuya. Sin embargo, eso no nos hace más originales que los de vuestro grupo. En el fondo, da igual en el agujerito por el que te asomes a la vida: otros han mirado antes. Sólo unos pocos de nosotros han tenido el valor de coger la taladradora y hacer un agujerito nuevo por el que luego todos nos asomamos.
¿Esto es una nueva creación o una mera ilusión de que estoy haciendo algo nuevo? Creo que lo segundo porque no aporto nada nuevo. mi nueva entrada es como el nuevo windows xp, al que todos llaman Vista.
No inicio un camino nuevo en eso de cuestionar la propia obra. Por eso, esta entrada es la menos original de todas, pues tengo una extraña sensación de Dejá vú.
Alguien lo debió escribir mucho antes.
Mi historia se ha contado en el pasado en una tasca, en un restaurante, en la cola de un cine, haciendo unas chuletas a la barbacoa por gente que no soy yo pero que tiene la misma historia que contar, sólo que le pasó en un Renault Fuego, Hyundai Coupé, Golf Gti y el que ahora pongas tú, pues una vez un fitipaldi te llevó de marcha y cuando te bajaste besaste el suelo.
De los bares de copas de Cuéllar se pueden contar historias mucho más interesantes que la mía. Por ejemplo la tuya, mujer. De cuando conociste a ese chico tan especial con el que pasaste la noche y que jamás volviste a ver. Sin embargo, esa historia la pueden contar centenares de chicas que pasaron por Cuéllar, y miles de mujeres que una noche salieron de juerga por toda España.
Entonces, ¿Se pueden calificar mis bitácora de creación? Me pasa lo que te pasa a ti, sufro por lo que tú sufres y tengo la misma visión de la vida que la que tú tienes. Si no piensas como yo, entonces es porque pienso como la gente que tiene una visión de la vida distinta a la tuya. Sin embargo, eso no nos hace más originales que los de vuestro grupo. En el fondo, da igual en el agujerito por el que te asomes a la vida: otros han mirado antes. Sólo unos pocos de nosotros han tenido el valor de coger la taladradora y hacer un agujerito nuevo por el que luego todos nos asomamos.
¿Esto es una nueva creación o una mera ilusión de que estoy haciendo algo nuevo? Creo que lo segundo porque no aporto nada nuevo. mi nueva entrada es como el nuevo windows xp, al que todos llaman Vista.
No inicio un camino nuevo en eso de cuestionar la propia obra. Por eso, esta entrada es la menos original de todas, pues tengo una extraña sensación de Dejá vú.
Alguien lo debió escribir mucho antes.
martes, diciembre 04, 2007
Hoy decidí tomarme un día de descanso en la Opo. Más que nada, para ventilar un poco el cerebro, que se presenta agujereado por la polilla. Estaba a puntito de hacer como James Conlon, el protagonista de el nombre del padre, que un momento dado llevado por la desesperación empezó a envolverse a cabeza con cinta de radiocassete. Lo malo es que yo a mi disposición sólo tengo cedés y deuvedés ¿Y si me da por afilarlos y clavármelos en la mía? Tengo que cuidarme, que estoy sometido a un montón de presión.
Mi padre me pidió que le acompañara a Cuéllar, un pueblecito de Segovia, pues tenía que hacer unos cuantos trámites burocráticos. A mí me pareció una buena idea, así recordaba tiempos pasados, pues Cuéllar era el pueblo grande donde íbamos de marcha cuando no había fiestas. En él estaban los disco-bares más grandes que yo haya visto jamás. Ni siquiera aquí en Madrid. Había una marcha tremenda, y nos juntábamos allí buena parte de la juventud que pasaba sus vacaciones en Segovia.
Mientras mi padre hacía sus cosas, yo recorrí la zona de bares, no sin un punto de nostalgia. Es curioso lo desangelado que están las zonas de bares de día, sin las luces ni la gente, sin ese barullo constante del ambiente nocturno. Un punto de tristeza me dio el pensar que ya no volvería a hacer el calavera, bailando, riendo y bebiendo, entre otras cosas porque ya no veraneo en el pueblo de mi padre y son otros los que ocupan nuestro lugar, y vienen a esos bares por la noche a hacer el calavera, a beber y a reir.
Me consuelo pensando que un amigo del pueblo que me llamó me dijo que Cuéllar ya no era el que conocíamos, cuyos bares se había convertido en tugurios en los que descerebrados en busca de bronca se habían hecho los dueños y que en los locales sólo se podía escuchar el techno de más baja calidad y pachangueo inaguantable. Recordaba yo cuándo en esos locales se escuchaba a los Héroes del Silencio, Celtas Cortos, a Seguridad Social, a Mecano, a U2, Cramberries y un largo etcétera de grupos que con los años se han ganado el respeto y el cariño de los que por allí pululábamos.
Tal vez me estoy llevando por la nostalgia y el tiempo es un barniz que embellece las vivencias pasadas; tal vez, si pudiera recordar con precisión y detalle lo que he pasado allí vería que no es para tanto, pero qué queréis que os diga; es mi vida, ese ratito irrepetible, único que no me importaría vivir de nuevo, con sus luces y sus sombras.
He cambiado. Ya no aguanto de fiesta hasta las ocho de la mañana, ni me bebo ocho cubatas, ni bailo como un descosido y cuando salgo la música me parece que está muy alta. Si me fuera de juerga como entonces, quizá lo haría a regañadientes, mirando la hora, deseando volver a casa cuanto antes. Estoy viejuno. Soy hasta opositor, caserito forzoso, que es lo más lejano al bohemio que antes era.
Por eso, caminando por esas calles de locales cerrados, entre niebla, vacías, me acordé por enésima vez del tempus fugit. Y de esa vieja canción de cuando era un maldito duende:
"he oído que la noche
es toda magia
y que un duende te invita a soñar.
y sé que últimamente
apenas he parado,
y tengo la impresión de divagar."
En fin, qué le vamos a hacer.
Mi padre me pidió que le acompañara a Cuéllar, un pueblecito de Segovia, pues tenía que hacer unos cuantos trámites burocráticos. A mí me pareció una buena idea, así recordaba tiempos pasados, pues Cuéllar era el pueblo grande donde íbamos de marcha cuando no había fiestas. En él estaban los disco-bares más grandes que yo haya visto jamás. Ni siquiera aquí en Madrid. Había una marcha tremenda, y nos juntábamos allí buena parte de la juventud que pasaba sus vacaciones en Segovia.
Mientras mi padre hacía sus cosas, yo recorrí la zona de bares, no sin un punto de nostalgia. Es curioso lo desangelado que están las zonas de bares de día, sin las luces ni la gente, sin ese barullo constante del ambiente nocturno. Un punto de tristeza me dio el pensar que ya no volvería a hacer el calavera, bailando, riendo y bebiendo, entre otras cosas porque ya no veraneo en el pueblo de mi padre y son otros los que ocupan nuestro lugar, y vienen a esos bares por la noche a hacer el calavera, a beber y a reir.
Me consuelo pensando que un amigo del pueblo que me llamó me dijo que Cuéllar ya no era el que conocíamos, cuyos bares se había convertido en tugurios en los que descerebrados en busca de bronca se habían hecho los dueños y que en los locales sólo se podía escuchar el techno de más baja calidad y pachangueo inaguantable. Recordaba yo cuándo en esos locales se escuchaba a los Héroes del Silencio, Celtas Cortos, a Seguridad Social, a Mecano, a U2, Cramberries y un largo etcétera de grupos que con los años se han ganado el respeto y el cariño de los que por allí pululábamos.
Tal vez me estoy llevando por la nostalgia y el tiempo es un barniz que embellece las vivencias pasadas; tal vez, si pudiera recordar con precisión y detalle lo que he pasado allí vería que no es para tanto, pero qué queréis que os diga; es mi vida, ese ratito irrepetible, único que no me importaría vivir de nuevo, con sus luces y sus sombras.
He cambiado. Ya no aguanto de fiesta hasta las ocho de la mañana, ni me bebo ocho cubatas, ni bailo como un descosido y cuando salgo la música me parece que está muy alta. Si me fuera de juerga como entonces, quizá lo haría a regañadientes, mirando la hora, deseando volver a casa cuanto antes. Estoy viejuno. Soy hasta opositor, caserito forzoso, que es lo más lejano al bohemio que antes era.
Por eso, caminando por esas calles de locales cerrados, entre niebla, vacías, me acordé por enésima vez del tempus fugit. Y de esa vieja canción de cuando era un maldito duende:
"he oído que la noche
es toda magia
y que un duende te invita a soñar.
y sé que últimamente
apenas he parado,
y tengo la impresión de divagar."
En fin, qué le vamos a hacer.
lunes, diciembre 03, 2007
1984 es un libro en el que pienso con frecuencia. Uno de los finales más atroces y desgarradores que he leído jamás es el de este libro. La liberación del ser humano no es posible. Así termina el libro
Este libro planteaba un mundo en el cual el comunismo había triunfado. Ese mundo, cada vez más posible, era una gran cárcel en que todo el mundo estaba vigilado. Cada dos por tres había guerras. Se mentía y se manipulaba la información que llegaba a la gente. Ese mundo era una espiral diabólica de crueldad y de mentira.
Todo indica que, si no hacemos algo, vamos derechos a una sociedad como la que Orwell expone. Aconsejo ver este documental:
-http://213.195.73.91/videoscodi/n/o/nos-vigilan-documental.flv
Podréis tomar constancia de cómo la tecnología ha avanzado lo suficiente como para tenernos a todos controlados aunque la excusa sea mayor protección de la ciudadanía; lo que no nos dice el documental es que el sistema de vigilancia hace posible que gobiernos sanguinarios (no tienen por qué ser dictaduras) se valdrán de ese sistema para hacer imposible la disidencia, la discrepancia , en definitiva, el pensamiento libre , aunque la excusa sea la búsqueda de malhechores; en el segundo, se nos habla en su tercera parte del "espíritu del siglo" es decir, la sociedad del miedo en la que estamos inmersos y el valor que tiene como mecanismo de control de los pueblos.
La gran equivocación de Orwell es que creía que iba a ser el comunismo el que iba a traer el terror, el pisoteo de las libertades; paradójicamente, vamos directos a ese mundo que profetizaba Orwell a través del capitalismo más salvaje, o como se suele llamar ahora, neoliberalismo.
¿No os suena eso a la neolengua de la que hablaba Orwell en su libro?
Cuánto te equivocaste, George.
Este libro planteaba un mundo en el cual el comunismo había triunfado. Ese mundo, cada vez más posible, era una gran cárcel en que todo el mundo estaba vigilado. Cada dos por tres había guerras. Se mentía y se manipulaba la información que llegaba a la gente. Ese mundo era una espiral diabólica de crueldad y de mentira.
Todo indica que, si no hacemos algo, vamos derechos a una sociedad como la que Orwell expone. Aconsejo ver este documental:
-http://213.195.73.91/videoscodi/n/o/nos-vigilan-documental.flv
Podréis tomar constancia de cómo la tecnología ha avanzado lo suficiente como para tenernos a todos controlados aunque la excusa sea mayor protección de la ciudadanía; lo que no nos dice el documental es que el sistema de vigilancia hace posible que gobiernos sanguinarios (no tienen por qué ser dictaduras) se valdrán de ese sistema para hacer imposible la disidencia, la discrepancia , en definitiva, el pensamiento libre , aunque la excusa sea la búsqueda de malhechores; en el segundo, se nos habla en su tercera parte del "espíritu del siglo" es decir, la sociedad del miedo en la que estamos inmersos y el valor que tiene como mecanismo de control de los pueblos.
La gran equivocación de Orwell es que creía que iba a ser el comunismo el que iba a traer el terror, el pisoteo de las libertades; paradójicamente, vamos directos a ese mundo que profetizaba Orwell a través del capitalismo más salvaje, o como se suele llamar ahora, neoliberalismo.
¿No os suena eso a la neolengua de la que hablaba Orwell en su libro?
Cuánto te equivocaste, George.
domingo, diciembre 02, 2007
domingo, diciembre 02, 2007
En los tiempo en que todo dura nada, que hasta los hombres y las mujeres son de usar y tirar, que las guerras se programan y meditan sin que por un momento se valore el coste de las vidas humanas, entre otras cosas porque los seres humanos estamos gratis en el mercado, hay una curiosa contradicción: hoy se valoran los objetos como nunca. Sin embargo, por la cosa de la obsolescencia planificada, son fetiches que duran más bien nada.
Para los que no lo sepan, la obsolescencia planificada es la razón por la que una nevera comprada hoy dure diez años en lugar de los veinte o más que duraban las antiguas y que cambiemos de móvil cada tres años, si es que llega. Los objetos son lo que nos identifica y el tenerlos a la última significa estar en el mundo, estar bien posicionados en el siniestro juego social que nos toca vivir. Seguir a rajatabla los dictados de las modas y de la basura son lo que nos confiere prestigio y aunque menoscabe nuestra identidad, convirtiéndonos en otros alienados más que llevan zapatillas de colorines o alienadas que tienen que tirar sus zapatos de chúpame la punta porque esta temporada se llevan con la puntas romas que no serán eternas, como la ciudad. Los matrimonios no son ya para toda la vida. En mi país ya hay un cincuenta por ciento de divorcios, y subiendo. Ya hay quien propone contratos matrimoniales por año, renovables en función de la consecución de los objetivos. Si no, al vertedero, como todo lo demás.
Tira ese MP3; jubila esa cazadora del año 98; lleva tu coche al desguace; sustituye tu televisión de tubo por una de plasma; cámbiate al Windows Vista, aunque sea prácticamente lo mismo pero con diseño más bonito; compra en Ikea otro pelapatatas, que el que te vendieron hace seis meses ya está herrumbroso; deja de dormir con el de al lado, del que ya sabes toda su vida y se está poniendo muy pesado.
¿Qué será lo próximo? Los edificios, que de repente veremos cómo un buen día, sin presentar síntomas que avisen de ello, se caerán por obsoletos, encima de nosotros a ser posible, que todo se puede reponer, inclusive nosotros mismos. Por mucho que nos duela, estamos obsoletos y para los seres humanos no existen las actualizaciones, salvo las sombras de ojos, los tintes de caoba, las zapatillas de colorines, la cirugía estética y el divorcio.
Esta misma bitácora está obsoleta, casi sin fotos, en negro sobre blanco, artículos de opinión que podían llevar escritos doscientos años. Qué pérdida de tiempo estas letras sin renovación, colorines, sorpresas ni nada.
Lo más vetusto del mundo es la revolución, curiosa paradoja. Sólo hay una cosa que en este mundo no ha quedado obsoleta: la codicia, que quieren hacer eterna por los siglos de los siglos, amén.
En los tiempo en que todo dura nada, que hasta los hombres y las mujeres son de usar y tirar, que las guerras se programan y meditan sin que por un momento se valore el coste de las vidas humanas, entre otras cosas porque los seres humanos estamos gratis en el mercado, hay una curiosa contradicción: hoy se valoran los objetos como nunca. Sin embargo, por la cosa de la obsolescencia planificada, son fetiches que duran más bien nada.
Para los que no lo sepan, la obsolescencia planificada es la razón por la que una nevera comprada hoy dure diez años en lugar de los veinte o más que duraban las antiguas y que cambiemos de móvil cada tres años, si es que llega. Los objetos son lo que nos identifica y el tenerlos a la última significa estar en el mundo, estar bien posicionados en el siniestro juego social que nos toca vivir. Seguir a rajatabla los dictados de las modas y de la basura son lo que nos confiere prestigio y aunque menoscabe nuestra identidad, convirtiéndonos en otros alienados más que llevan zapatillas de colorines o alienadas que tienen que tirar sus zapatos de chúpame la punta porque esta temporada se llevan con la puntas romas que no serán eternas, como la ciudad. Los matrimonios no son ya para toda la vida. En mi país ya hay un cincuenta por ciento de divorcios, y subiendo. Ya hay quien propone contratos matrimoniales por año, renovables en función de la consecución de los objetivos. Si no, al vertedero, como todo lo demás.
Tira ese MP3; jubila esa cazadora del año 98; lleva tu coche al desguace; sustituye tu televisión de tubo por una de plasma; cámbiate al Windows Vista, aunque sea prácticamente lo mismo pero con diseño más bonito; compra en Ikea otro pelapatatas, que el que te vendieron hace seis meses ya está herrumbroso; deja de dormir con el de al lado, del que ya sabes toda su vida y se está poniendo muy pesado.
¿Qué será lo próximo? Los edificios, que de repente veremos cómo un buen día, sin presentar síntomas que avisen de ello, se caerán por obsoletos, encima de nosotros a ser posible, que todo se puede reponer, inclusive nosotros mismos. Por mucho que nos duela, estamos obsoletos y para los seres humanos no existen las actualizaciones, salvo las sombras de ojos, los tintes de caoba, las zapatillas de colorines, la cirugía estética y el divorcio.
Esta misma bitácora está obsoleta, casi sin fotos, en negro sobre blanco, artículos de opinión que podían llevar escritos doscientos años. Qué pérdida de tiempo estas letras sin renovación, colorines, sorpresas ni nada.
Lo más vetusto del mundo es la revolución, curiosa paradoja. Sólo hay una cosa que en este mundo no ha quedado obsoleta: la codicia, que quieren hacer eterna por los siglos de los siglos, amén.
sábado, diciembre 01, 2007
sábado, diciembre 01, 2007
No iban a tardar mucho en volver a Rumanía. Estaban hartos ya de matarse a trabajar. Ella, limpiando casas, él, en la obra, y los fines de semana, de vigilante de seguridad. Sabían que no podían aguantar mucho más este ritmo, y ya estaban preparando la vuelta. Son jóvenes, no llegan a la cuarentena, pero están muy cansados. Han trabajado muchísimo y ya era tiempo de disfrutar del fruto de ese trabajo. Habían ahorrado lo suficiente para comprar algunos inmuebles en Rumanía, la intención era volverse y vivir del inconmensurable trabajo realizado por los dos aquí en España. Quedaba poco, muy poco. Lo que tardaran en terminar los estudios sus dos hijos.
Rabia, indignación e impotencia. La línea de meta estaba a punto de ser cruzada. El triunfo total que separa la cruda realidad española con el sueño rumano. Antes de conocerles, yo pensaba que en los países del este no se soñaba. Es lo que decía la propaganda anticomunista. Al otro lado del telón de acero todo es gris y la gente cuando duerme ve sólo cosas en blanco y negro, pensaba de la gente del este.
Esta mañana él cogió el coche para ir a trabajar, en uno de los últimos sábados que iba a levantarse temprano en su vida. Pero, el cansancio propio, la negligencia de otro conductor, vaya a usted a saber, lo cierto es que da igual, qué pérdida de tiempo es buscar culpables. Lo cierto es que ahora está muerto. Y murieron los colores.
Yo no sé qué harán los tres que quedan en la casa sin su brújula. Sur, este y oeste han perdido su norte. Ahora la aguja voltea loca, pues no encuentra los colores. ¿Ahora a dónde van? A Rumanía, como estaba previsto. Irán todos menos los sueños. Se quedan en España, entre hierros, cristales rotos y asfalto. No sé si podrán dar con el camino. Tal vez se pierdan y nunca lleguen o quizá se han perdido para siempre y nunca encontrarán el camino a casa, pues todo queda en un fundido en negro.
Adiós al sueño de Adela.
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