veintiún gramos dicen que pesa el alma humana, sin que se haya demostrado. Bien, supongamos que, efectivamente, eso es así, pero entonces...¿Dónde están tus gramos, mamá? ¿Dónde los habré perdido? Mirándome en los bolsillos he encontrado cosas que pesan más de veintiún gramos, pero nada pesa tanto como un alma que no se encuentra. Me parecen pocos gramos para una pena que, sin embargo, ay, cómo pesa.
¿y cuánto pesan estas letras? Nada, porque son letras digitales. Si fueran letras de tinta y papel , un poquito. Las unas se podrían considerar ingrávidas, porque flotan en el ciberespacio; las otras, en cambio, son pesadas como tumbas: no en vano son las lápidas del cementerio de la realidad muerta, en esa famosa contraposición que hizo el célebre padre que homenajeaba con poesía narrada a su hijo mortal y rosa. El niño dejó el mundo de las cosas y estaba sólo en la realidad muerta de las palabras.
Por mucho que haya cambiado la realidad, con nuevos inventos -qué mágico es aquello de que estas letras naden en un universo de ceros y unos- lo que no ha cambiado es que las letras son muertos que aparentan estar vivos y aunque sabes que de siempre me han gustado mucho esos soldaditos que desfilan unos detrás de otros, siempre he pensado que lo interesante está en el mundo de las cosas y que cuando alguien lo deja, como es tu caso, como lo es el de aquel niño hijo de escritor, es que algo ha ido mal y no queda más consuelo que revivir falsamente mediante un escrito.
No me puedo creer lo que has hecho ¡Nos has dejado! la que nos dio vida. La que nos trajo al universo de las cosas. Hay quien dice que no se puede ser y no ser al mismo tiempo; yo quiero creer que tampoco es posible que quien ha sido, ya no sea. Si el amor es infinito, tú, mamá, que has sido todo amor ¿Cómo vas a estar sujeta a finitud? Sé que mi pena es muy común y es ley natural ver morir a quien te dio la vida ¡Pero cómo duele!
Adiós, mamá.
lunes, agosto 26, 2013
martes, abril 01, 2008
¿Puedo robarte un poquito de tu tiempo, estimado cibernauta?
Esta que ves es la última entrada de mi blog, mi botella de náufrago lanzada a este océano virtual. Con ésta son 474 botellas lanzadas. El barco en donde viajaba y que zozobró traía como parte del cargamento la producción de una fábrica china de cristal , y eso me ha permitido mandar tanto mensaje. También había muchos bolis y mucho papel en la bodega, por razones que no vienen al caso. Ello me permitió el ir lanzando mensajes, uno cada día, salvo en algunas ocasiones en las que notábame yo poco inspirado.
En esta isla tan peligrosa pero a la vez tan maravillosa no es que me sienta solo, de hecho noto que somos muchos, por ello un día tuve la necesidad de mandar mi visión del mundo, en pequeñas gotas, porque soy de las personas que nunca tendrán bastante a la hora de comunicarse. Hablo por los codos y por las teclas y hablo sobre todo, porque tengo ganas de decir:
A LA INMENSA MAYORÍA
Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.
Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.
Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.
¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.
Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.
Blas de Otero
Tituló un libro Jose Luis Sampedro de forma muy hermosa: escribir es vivir. Yo no comprendí el sentido de la frase hasta que me puse con este blog. Cada vez que lanzaba una botella, notaba que vivía:
Yo soy aquel que ayer no más decía
el verso azul y la canción profana,
en cuya noche un ruiseñor había
que era alondra de luz por la mañana.
El dueño fui de mi jardín de sueño,
lleno de rosas y de cisnes vagos;
el dueño de las tórtolas, el dueño
de góndolas y liras en los lagos;
y muy siglo diez y ocho y muy antiguo
y muy moderno; audaz, cosmopolita;
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,
y una sed de ilusiones infinita.
Yo supe de dolor desde mi infancia,
mi juventud.... ¿fue juventud la mía?
Sus rosas aún me dejan su fragancia...
una fragancia de melancolía...
Rubén Darío
Pero dejo hoy de actualizar la bitácora del Tristopositor. Me esperan dos meses muy duros y quiero dedicarles toda mi atención a mis estudios. Aunque estoy despidiéndome, qué curioso, creo que ya estoy sintiendo el mono de escribir que seguramente me dará mañana, pasado y dentro de dos meses, cuando ya no tenga esta maravillosa rutina del negro sobre blanco:
Quiero...
Quiero escribir y sentir
Doblar la esquina y encontrarme
Desquiciar mi alegría por doquier
Ensayar los besos mil veces
Quiero reír y consentir
Saltar al vacío y despertarme
Sacudir la mañana y enaltecer
Doblegarme sin escasez
Quiero consentir y seguir
Mover la pereza y entusiasmarme
Derrochar proezas sin entorpecer
Seguir queriendo sin declives
Quiero buscar y elegir
(Sonofotlon)
Amigo cibernauta, no pienses que este blog está muerto. Vivirá siempre y cuando alguien lea uno de los muchos articulillos que hay en él. Los hay mejores y peores, pero no dudes que este humilde servidor tuyo los ha escrito con la honradez y el talento que ha sido capaz.
Por ello, quiero dar un homenaje a todos aquéllos que me han leído. Me voy a dar el lujo de dar el nombre o el seudónimo de casi todos mis lectores:
Gracias a Sara, a Dani, a Sonia, a Antonio ,a José, a Cande, a Isabel, a Manu, a Teresa, a Merche, a Jesús, a Irene, a Ricardo, a Ángel, a Miguel Estrella, a Miguel Ángel, a Redonna, a Hyde, a Sonofotlon, a Almudena, a Fujur, a zapa celeste, a Ana Paz, a Silenciosa, a aquellas personas que pese a no escribir mensajes me han leído y sobre todo, gracias a mi chica, María José, por su paciencia en nuestra vida cotidiana y por la que ha demostrado leyendo todas y cada una de las 474 entradas. Mi lectora más fiel. Te quiero.
¿El futuro? Es más que probable que abra otra nueva bitácora después de hacer el examen. Mientras, seguiré leyendo y comentando los blogs de mis amigos del ciberespacio. Ojalá que se titule algo así como: "meditaciones del profesor Tribulete", señal que he tenido éxito en mi proyecto o "los cuentos de Tristo". No lo sé. Escribir una novela, no creo que lo haga. Por lo menos hasta que me aclaren la duda de si la novela está finiquitada como género literario o no.
Lo que no quiero que esté terminado es este blog, que sólo dejará de existir cuando nadie lo lea. Así que, amable ciberlector, te pido que le dediques un pequeño rato. Deja tu opinión sobre lo que leas, que será muy agradecida por mí y sobre todo, disfruta de mis escritos, que algo tendrán de bueno.
Con esto me despido. Una vez más, gracias. Nos vemos en la utopía.
lunes, marzo 31, 2008
Hay días que no debería leer los periódicos. Esta mañana me he desayunado leyendo esta noticia en el País:
"El continuo encarecimiento del crudo y el elevado precio de algunos alimentos han vuelto a incrementar la inflación armonizada"
Pero la cosa no acaba aquí:
"Además, ha disparado las alarmas en Bruselas, que ha pedido "extremo cuidado" para evitar subidas encadenadas de otros precios y, especialmente, de los salarios."
¿Qué les hemos hecho nosotros a Bruselas para que no quieran que nos suban nuestros irrisorios salarios? ¿Saben lo que es vivir con esas insignificancias pecuniarias? No me hace falta consultar su renta per cápita, pues sé que un ciudadano belga tiene mejor pasar que un sufrido ciudadano español. No olvidemos, según estadísticas recientes, que más del 40 % de los españoles ganamos menos de mil euros mensuales. Sólo unos pocos afortunados de la piel de toro gozan del estipendio de un europeo medio. Nuestro coste de la vida es como la Europa desarrollada; nuestros ingresos, buenos para vivir en un país en vías de desarrollo.
Se pone difícil la vida; se encarecen los productos básicos, los combustibles, las hipotecas; el paro crece; y tenemos unos representantes fantoches que aconsejados por el mismísimo Belcebú según parece, hacen un llamamiento a la moderación salarial. Me pregunto quién les podría moderar en sus aportaciones a la estupidez humana, dignas de aparecer en un catálogo de la historia universal de la infamia.
Yo, como español, me siento insultado cuando piden que me modere en mis pretensiones de ganar más dinero. En los tiempos que corren tal vez sea necesario salir a la calle en pro de unos ingresos más altos para la generalidad de la ciudadanía, pero me pregunto quién saldrá. En una manifestación en la que estuve reclamando el derecho a la vivienda, sólo éramos seiscientas personas, ¿cuántos estaremos en caso de reclamar mejores salarios? Sospecho que también muy pocos. Los madrileños se quedarán en sus casas o acodados en la barra del bar, lamentando con gran aparato gestual lo que cuesta llegar a fin de mes, en una de esas tormentas verbales tan latinas que nunca sirven para nada. No habrá en el mundo tempestad más inútil que el discurso de la queja de los que tenemos temperamento sureño.
En fin, otra vuelta de tuerca, otra estafa más. Esta se llama el timo de la moderación o contención salarial, lo que se prefiera ¿A cuanto asciende nuestro Umbral de dolor, que diría nuestro ínclito Ministro de Hacienda Pedro Solbes? Lo mismo nos sorprendemos a nosotros mismos.
En realidad, la vocación del pueblo español en su conjunto es ser pobre. Más de quinientos años viviendo en la miseria, salvo cuatro gatos, produce cierta morriña. Estos treinta años largos de prosperidad económica desde la transición tienen algo de contranatural, ajeno totalmente al carácter español de siempre. Este es un país de mendicantes, del Lazarillo, de la misericordia de Galdós, de la Busca de Baroja. Eso de la sociedad del bienestar no deja de ser cosa de bárbaros del norte y ya lo dijo Unamuno: que inventen ellos. Y le faltó decir que para ellos. Cuándo se ha visto un español con salario alto. Eso queda mejor para un sueco. Si hasta estábamos aumentando en estatura media. Sólo faltaba aumentar el salario medio y volvernos rubios. Donde se ponga un mísero español moreno que se quite un saludable y próspero sueco. Sólo faltaba perder nuestra miserable idiosincrasia nacional.
jueves, marzo 27, 2008
Leo en el editorial de El País del día de hoy:
"A punto de cumplirse dos meses desde su inicio, la huelga de funcionarios de Justicia de las siete autonomías que no tienen transferidas las competencias sobre la materia (gestión del personal auxiliar y de los recursos presupuestarios) no tiene visos de llegar a su fin.(...)
El daño infligido a los ciudadanos en este tiempo es ya considerable,(...) Pero, más allá de las cifras, lo que evidencia esta huelga son los múltiples efectos que provoca, a cual más nocivo para el ciudadano."
Si se lee entero, aún siendo más tibio en otros párrafos, el mensaje subyaciente que nos deja es: "Qué malvados son los huelguistas, que por su culpa está la justicia paralizada". Parece ser que este medio, afín al gobierno, no perdona las pitadas que parte de este cuerpo de funcionarios dedicó a Zapatero en algunos de sus mítines.
Hace relativamente poco tiempo, trabajadores del aeropuerto del Prat se pusieron en huelga, lo que les supuso una lluvia de críticas de los medios; también pasó cuando los trabajadores del sector de la limpieza del Metro de Madrid decidieron que ya iba siendo hora de aumentar un poquito más sus exiguos salarios y reducir también los contratos precarios; pues bien, algunos tertulianos y columnistas casi salen a la calle a lincharlos "por no respetar las leyes del mercado". Bueno, esto no lo dijeron, me lo he inventado yo. En realidad criticaron a los operarios de la limpieza porque "el metro estaba en unas condiciones de salubridad deplorables y unos han echado aceite a los escalones ¡La culpa es de todos los huelguistas!". Yo creo que es normal que si no se limpia el metro esté sucio, pero parece ser que nuestros propagadores de opinión oficiales y homologados creían que el metro debía estar reluciente después de varias semanas de huelga. También consideraban justo criminalizar a todos los huelguistas por la conducta de unos pocos desalmados
El derecho de huelga está recogido en el artículo 28 de la constitución, pero por lo que parece nuestros poderes mediáticos quieren que las personas no hagan uso de ese derecho. Vamos, como el artículo 47, el de la vivienda. Está muy bien que ambos estén recogidos en la Carta Magna, pero hay que hacer todo lo posible para que no se cumplan. Además, teniendo como principio rector de todo al mercado ¿Para qué queremos leyes? Quien se leyera la constitución europea que nos querían meter con calzador, comprobarían porqué los franceses la rechazaron. La palabra "mercado" aparecía 63 veces, que las conté. Más que ninguna otra, más que igualdad, por ejemplo, eso que nos gusta tanto a todos.
Si hoy se redactara la constitución, sería imposible que en ella apareciera el artículo 28. Algunos vigilantes del sistema, es decir, algunos periodistas y tertulianos pondrían el grito en el cielo para que ese derecho nunca entrara en la Carta Magna que nos diéramos los españoles. Aducirían que la huelga es lo más contrario que hay al libre mercado, porque impide la flexibilidad laboral tan necesaria en las sociedades capitalistas, interrumpe la actividad económica (total o parcialmente) y hacen que aumenten los salarios perdiendo el país, en su conjunto, competitividad. El derecho a la huelga sería considerado una rémora de constituciones obsoletas, y mucho nos tendríamos que cuidar que la nuestra lo fuera antes de nacer.
Lo peor de todo es que el País lanza un mensaje contra la huelga utilizando su editorial, o sea, que está expresando la opinión conjunta de todo el periódico. Si eso dice el periódico progresista, no quiero pensar en lo que habrá dicho sobre la huelga Federico Jiménez Losanto. Claro que, ése con tal de llevar la contraria al grupo Prisa... Lo mismo nos sorprende.
En fin, a veces se me olvida que los medios de comunicación son, sobre todo, empresas con sus cuentas de resultados y su devoción al dios mercado ¿Por qué me habría de extrañar que en esos medios se hable en contra de las huelgas? Lo raro sería lo contrario.
A veces peco de demasiado ingenuo.
"A punto de cumplirse dos meses desde su inicio, la huelga de funcionarios de Justicia de las siete autonomías que no tienen transferidas las competencias sobre la materia (gestión del personal auxiliar y de los recursos presupuestarios) no tiene visos de llegar a su fin.(...)
El daño infligido a los ciudadanos en este tiempo es ya considerable,(...) Pero, más allá de las cifras, lo que evidencia esta huelga son los múltiples efectos que provoca, a cual más nocivo para el ciudadano."
Si se lee entero, aún siendo más tibio en otros párrafos, el mensaje subyaciente que nos deja es: "Qué malvados son los huelguistas, que por su culpa está la justicia paralizada". Parece ser que este medio, afín al gobierno, no perdona las pitadas que parte de este cuerpo de funcionarios dedicó a Zapatero en algunos de sus mítines.
Hace relativamente poco tiempo, trabajadores del aeropuerto del Prat se pusieron en huelga, lo que les supuso una lluvia de críticas de los medios; también pasó cuando los trabajadores del sector de la limpieza del Metro de Madrid decidieron que ya iba siendo hora de aumentar un poquito más sus exiguos salarios y reducir también los contratos precarios; pues bien, algunos tertulianos y columnistas casi salen a la calle a lincharlos "por no respetar las leyes del mercado". Bueno, esto no lo dijeron, me lo he inventado yo. En realidad criticaron a los operarios de la limpieza porque "el metro estaba en unas condiciones de salubridad deplorables y unos han echado aceite a los escalones ¡La culpa es de todos los huelguistas!". Yo creo que es normal que si no se limpia el metro esté sucio, pero parece ser que nuestros propagadores de opinión oficiales y homologados creían que el metro debía estar reluciente después de varias semanas de huelga. También consideraban justo criminalizar a todos los huelguistas por la conducta de unos pocos desalmados
El derecho de huelga está recogido en el artículo 28 de la constitución, pero por lo que parece nuestros poderes mediáticos quieren que las personas no hagan uso de ese derecho. Vamos, como el artículo 47, el de la vivienda. Está muy bien que ambos estén recogidos en la Carta Magna, pero hay que hacer todo lo posible para que no se cumplan. Además, teniendo como principio rector de todo al mercado ¿Para qué queremos leyes? Quien se leyera la constitución europea que nos querían meter con calzador, comprobarían porqué los franceses la rechazaron. La palabra "mercado" aparecía 63 veces, que las conté. Más que ninguna otra, más que igualdad, por ejemplo, eso que nos gusta tanto a todos.
Si hoy se redactara la constitución, sería imposible que en ella apareciera el artículo 28. Algunos vigilantes del sistema, es decir, algunos periodistas y tertulianos pondrían el grito en el cielo para que ese derecho nunca entrara en la Carta Magna que nos diéramos los españoles. Aducirían que la huelga es lo más contrario que hay al libre mercado, porque impide la flexibilidad laboral tan necesaria en las sociedades capitalistas, interrumpe la actividad económica (total o parcialmente) y hacen que aumenten los salarios perdiendo el país, en su conjunto, competitividad. El derecho a la huelga sería considerado una rémora de constituciones obsoletas, y mucho nos tendríamos que cuidar que la nuestra lo fuera antes de nacer.
Lo peor de todo es que el País lanza un mensaje contra la huelga utilizando su editorial, o sea, que está expresando la opinión conjunta de todo el periódico. Si eso dice el periódico progresista, no quiero pensar en lo que habrá dicho sobre la huelga Federico Jiménez Losanto. Claro que, ése con tal de llevar la contraria al grupo Prisa... Lo mismo nos sorprende.
En fin, a veces se me olvida que los medios de comunicación son, sobre todo, empresas con sus cuentas de resultados y su devoción al dios mercado ¿Por qué me habría de extrañar que en esos medios se hable en contra de las huelgas? Lo raro sería lo contrario.
A veces peco de demasiado ingenuo.
miércoles, marzo 26, 2008
Familia y civilización
Hoy me ha dado por pensar,
en lo que han trabajado mis antepasados,
en lo que han hecho por el futuro,
en lo que ha luchado contra los elementos,
en su supervivencia en las guerras,
han sido trabajadores,
generosos, valientes,
caritativos, honrados,
buenos con sus hijos
fieles con sus consortes,
dialogantes, tolerantes,
viendo que mis familiares próximos,
-hermanos, tíos, primos, abuelos,
papá y mamá-
poseen estas virtudes,
he pensado:
"Puede que salgamos del estiércol
que es esta ruinosa sociedad,
pero para ser mezcla de monos y de rosas,
la verdad, no estamos tan mal".
Hoy me ha dado por pensar,
en lo que han trabajado mis antepasados,
en lo que han hecho por el futuro,
en lo que ha luchado contra los elementos,
en su supervivencia en las guerras,
han sido trabajadores,
generosos, valientes,
caritativos, honrados,
buenos con sus hijos
fieles con sus consortes,
dialogantes, tolerantes,
viendo que mis familiares próximos,
-hermanos, tíos, primos, abuelos,
papá y mamá-
poseen estas virtudes,
he pensado:
"Puede que salgamos del estiércol
que es esta ruinosa sociedad,
pero para ser mezcla de monos y de rosas,
la verdad, no estamos tan mal".
martes, marzo 25, 2008
martes, marzo 25, 2008
Os iba a poner hoy otro poema, pero es que algunos son tan...cómo decirlo...horribles que he decidido que mejor que no. Os he puesto los poemas que he considerado mejores; mi producción literaria tiene algunos altibajos.
Lo borracho que tenía que estar a la hora de escribir algunos de ellos. Tengo uno dedicado a la Rue del Percebe 13, el cómic de Ibáñez, que, además, tiene un homenaje al mus; tengo otro que le llamo "el papanatas futbolero" y yo no he tenido afición al fútbol en mi vida; otro dedicado a la música Techno; uno titulado cucaracha... Por lo menos tengo otro en el cual declaro que "me divierto escribiendo gilipolleces" Y mira, de todos los malos poemas, eso es lo único que suscribo en el momento que vivo actualmente.
Me gusta escribir, y este blog me ha reportado muchas satisfacciones, sobre todo cuando me brindáis elogios los que me leéis, tanto los que puedo tocar con mis manos como los que andáis por ahí, en un rincón del ciberespacio. Me hace pensar que algo de valor tienen estas líneas que escribo. Y si alguien se siente reconfortado leyéndolas, mejor que mejor.
Yo, en todo lo que hago le pongo empeño, y procuro dar lo mejor de mí siempre que escribo. Leyendo algunos poemas que tengo de temática absurda me doy cuenta que no siempre ha sido así, pero recuerdo que lo hacía por conseguir eso tan maravilloso de ser original, de aportar algo nuevo en la poesía. La verdad, la cosa está difícil. Yo lo intenté y mis poemas pretendidamente originales se quedaron en fuegos de artificio. Tal vez porque yo quería ser original siendo surrealista, dadaísta o creacionista, y no dejan de ser movimientos de principios del siglo XX, nada menos. O sea, que no se puede ser innovador siendo surrealista o dadaísta a estas alturas de la vida.
Los que sí creo es que fui honrado. Intenté explorar en esos poemas humorísticos y pretendidamente innovadores pero tal vez me faltaban lecturas.
No sé por qué, me he acordado de este fragmento de la señorita de Trévelez.
"Es preciso matarlos ( a los jóvenes) con libros, no hay otro remedio. La cultura modifica la sensibilidad, y cuando estos jóvenes sean inteligentes, ya no podrán ser malos."
No sé si discrepar con Marcelino, si las lecturas me han hecho un hombre inteligente y he matado al tarambana que escribió esos poemas ( y también algunos buenos) Lo que sí sé es que no creo que esté todo descubierto en poesía. Lo que pasa es que algunos todavía no lo hemos encontrado.
Os iba a poner hoy otro poema, pero es que algunos son tan...cómo decirlo...horribles que he decidido que mejor que no. Os he puesto los poemas que he considerado mejores; mi producción literaria tiene algunos altibajos.
Lo borracho que tenía que estar a la hora de escribir algunos de ellos. Tengo uno dedicado a la Rue del Percebe 13, el cómic de Ibáñez, que, además, tiene un homenaje al mus; tengo otro que le llamo "el papanatas futbolero" y yo no he tenido afición al fútbol en mi vida; otro dedicado a la música Techno; uno titulado cucaracha... Por lo menos tengo otro en el cual declaro que "me divierto escribiendo gilipolleces" Y mira, de todos los malos poemas, eso es lo único que suscribo en el momento que vivo actualmente.
Me gusta escribir, y este blog me ha reportado muchas satisfacciones, sobre todo cuando me brindáis elogios los que me leéis, tanto los que puedo tocar con mis manos como los que andáis por ahí, en un rincón del ciberespacio. Me hace pensar que algo de valor tienen estas líneas que escribo. Y si alguien se siente reconfortado leyéndolas, mejor que mejor.
Yo, en todo lo que hago le pongo empeño, y procuro dar lo mejor de mí siempre que escribo. Leyendo algunos poemas que tengo de temática absurda me doy cuenta que no siempre ha sido así, pero recuerdo que lo hacía por conseguir eso tan maravilloso de ser original, de aportar algo nuevo en la poesía. La verdad, la cosa está difícil. Yo lo intenté y mis poemas pretendidamente originales se quedaron en fuegos de artificio. Tal vez porque yo quería ser original siendo surrealista, dadaísta o creacionista, y no dejan de ser movimientos de principios del siglo XX, nada menos. O sea, que no se puede ser innovador siendo surrealista o dadaísta a estas alturas de la vida.
Los que sí creo es que fui honrado. Intenté explorar en esos poemas humorísticos y pretendidamente innovadores pero tal vez me faltaban lecturas.
No sé por qué, me he acordado de este fragmento de la señorita de Trévelez.
"Es preciso matarlos ( a los jóvenes) con libros, no hay otro remedio. La cultura modifica la sensibilidad, y cuando estos jóvenes sean inteligentes, ya no podrán ser malos."
No sé si discrepar con Marcelino, si las lecturas me han hecho un hombre inteligente y he matado al tarambana que escribió esos poemas ( y también algunos buenos) Lo que sí sé es que no creo que esté todo descubierto en poesía. Lo que pasa es que algunos todavía no lo hemos encontrado.
lunes, marzo 24, 2008
The office es mi último hallazgo en lo que a teleseries se refiere. Se trata de una comedia americana de humor muy inglés, dado que de la isla que está al norte de Francia partió la fenomenal idea de contar la historia de una oficina cualquiera, con unos empleados cualesquiera y con un jefe tan incompetente como cualquiera.
Con esos mimbres la cosa podría ser muy aburrida, pero el caso es que no lo es. Es más,
pocas veces he visto una rutina tan divertida hecha a base de mezquindades y estupideces de los personajes, que de eso todos los humanos tenemos un poquito, mal que nos pese. Pero también está hecha de gotitas de nobleza y de solidaridad, pues al fin de al cabo son retratos humanos, y ya sabemos que todos somos capaces de lo mejor y de lo peor. Michael Scott, el director de la oficina, resume mejor que ningún otro esto que escribo. Es un patán, pero, de vez en cuando, nos sorprende con alguna demostración sincera de bondad.
La serie no cuenta nada nuevo. La sensación que a mí me deja después de haber visto un capítulo es la de haber vivido una situación análoga a lo narrado, o haber sufrido el comportamiento de un compañero mío de antaño similar al de un personaje de la serie. Bien cierto es que cuentan con suma gracia situaciones que en la vida real serían muy desagradables. No obstante, raro es el episodio en el que no he acabado con una sonrisa en los labios, tal vez aliviado de no trabajar en una oficina donde dirija un jefe tan disparatado y a la vez que resulte tan familiar, en los dos sentidos.
Pam y Jim son otros de los personajes de la serie y quizá, junto con Michael, los de mayor protagonismo. Su historia es la más vieja del mundo:
-ella estaba con Roy, y...
-no lo podía soportar
-Perdí el control, Dwight
-No podía dormir
-No podía concentrarme en nada
-Hasta hubo cosas raras
-como que la comida no me sabía a nada
¿Os suena, verdad?
No por estar contada mil veces, de mil formas diferentes, desde distintos prismas, una historia así deja de gustar. En este caso, los crueles directores de la serie nos lo relatan en secuencias brevísimas de escasos minutos al final de capítulos que se cierran picarescamente con los títulos de crédito, en los que esperamos con ansiedad los siguientes episodios para ver qué es lo que pasa con esta linda parejita que quizá sea la más vieja del mundo.
Me tiene enganchadísimo la serie, y no por lo fresco, hilarante y original que tiene, que es mucho. Es por lo de siempre. Por eso y por lo demás os la recomiendo, aunque sufráis como yo el suspense, aunque tengáis que bajarla en inglés (la cuarta no está todavía disponible en castellano). Bueno, a lo mejor no os obsesiona tanto como a mí. O tal vez sí.
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